El rey del barrio, de Gilberto Martínez Solares, le dio popularidad en México
La actriz, de origen canadiense, fue homenajeada el pasado octubre en la entrega de las Lunas del Auditorio
Fannie Kauffman, mejor conocida como Vitola, murió el pasado sábado a los 84 años de edad de causas naturales (complicaciones de insuficiencia cardiaca y renal, así como un paro respiratorio), en el hospital Santelena de la ciudad de México. Se había retirado de los escenarios por voluntad propia desde hace varios años y públicamente apareció en un homenaje que se le rindió el 29 de octubre de 2008 en el contexto de la entrega de los premios Lunas del Auditorio Nacional. El aplauso de pie de los asistentes fue un adiós adelantado, emotivo, justo.
Nació en Toronto, Canadá; fue criada en La Habana, Cuba, y triunfó en México al lado de estrellas como Germán Valdés Tin Tan, el pachuco de oro, con quien actuó como la Nena en El rey del barrio, de Gilberto Martínez Solares.
Esa cinta, crucial para su carrera, es hoy un clásico del humor blanco en México, cuya historia es la de un ser caritativo y desprendido: el joven ferrocarrilero Tin Tan se empeña en proteger a su joven vecina Carmelita, a pesar de que ésta rechaza su ayuda. En realidad, Tin Tan es jefe de una banda de ladrones que se dedica a estafar a millonarias, y cuyos miembros se hacen pasar por músicos, pintores y cantaores de flamenco. Este moderno Robin Hood ve complicadas sus intenciones cuando la estrafalaria Nena (Vitola), una de sus millonarias conquistas, se prenda de sus encantos y quiere casarse con él.
Kaufman fue cantante de ópera, pero su cara, dijo, causaba risa. Su delgada figura y sus largos brazos y piernas la hacían el personaje ad-hoc para el humor de Tin Tan. Actuó con el ídolo Pedro Infante y con Adalberto Martínez Resortes. Por lo tanto, su sino fue la comedia.
En México debutó en 1943, en el teatro Abreu del Distrito Federal, donde de incógnito fue a verla Tin Tan. En 1946, comenzó su trayectoria en el cine mexicano, con Se acabaron las mujeres, dirigida por Ramón Peón. Otras: ¡Ay, amor... cómo me has puesto! (1950), Música, mujeres y amor (1952), Mi papá tuvo la culpa (1952), De ranchero a empresario (1953), El vizconde de Montecristo (1954), Club de señoritas (1955), La cigüeña distraída (1964) y Autopista de un fantasma (1996).
Sus hijos eran su fortuna, decía
Es memorable su afición al póker, la cual le hizo perder mucho de lo que ganó de artista. Su fortuna, decía, eran sus hijos, que fueron cuatro, pero dos, Moisés y Abraham, murieron en distintos accidentes. Ése fue el dolor más grande de su vida, afirmaba en entrevistas. Su hijo Humberto le dio la fortaleza para seguir adelante.
Se retiró de los escenarios a los 72 años porque al salir de una presentación en Nueva York se percató de que la gente ya no se reía igual ni era tanta. No convocaba los llenos de antaño. Eso, más el cansancio propio de los años, la decidió a irse a tiempo, se dijo en ese entonces.
Hoy, en la ceremonia de entrega de los galardones Estrellas Eternas, que se realizará en la Asociación Nacional de Actores, se le rendirá un homenaje, informó la oficina de prensa del gremio.
A Fanny Kaufman, uno de los iconos del humor blanco del país, cuyos restos mortales fueron cremados, le sobreviven sus hijos David Reyes y el también actor Humberto Elizondo.
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