domingo, 15 de febrero de 2015

Cáncer infantil: 23,000 mexicanos juegan, estudian... y luchan por su vida


En plena edad de desarrollo, niñas, niños y adolescentes libran la batalla contra una de las principales causas de mortalidad en el mundo
domingo, 15 de febrero de 2015
Su única preocupación tendría que ser jugar a la “lucha libre” o enfrentarse a terribles monstruos en los videojuegos, pero los niños que viven con cáncer deben pelear contra un enemigo realmente letal.
Es el caso de cerca de 23,000 niños, niñas y adolescentes mexicanos, quienes —en plena edad de desarrollo— encaran día con día una batalla por la vida en contra del cáncer infantil.
Este domingo 15 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer Infantil, en el cual los activistas que contribuyen a combatir esta enfermedad usarán listones dorados como símbolo de esta lucha. Padres de familia y profesionales de la salud pasan desvelos, en esfuerzos para curar el padecimiento y mejorar la calidad de vida de los menores, apenas en la edad de aprender y definir su personalidad.
Pero los protagonistas de esta batalla son los pacientes. Son ellos quienes deben intentar llevar su vida de niños y además librar la batalla contra una de las principales causas de mortalidad en el mundo.
“Los niños, a pesar de las enfermedades, no pierden el concepto que tienen de la vida. Siguen tratando de ser normales, se integran a la vida normal y la enfermedad la integran a su vida, no es algo ajeno (...) Ellos nos enseñan el significado de la vida”, comenta Luis Enrique Juárez Villegas, jefe del Departamento de Oncología del Hospital Infantil de México, a quien los pacientes ubican como Doctor Chipocles.
Según estimaciones oficiales, en México cada año se suman cerca de 5,000 nuevos casos de cáncer infantil a los aproximadamente 18,000 pacientes ya diagnosticados, con lo que la prevalencia de esta enfermedad en el país es de 23,000 niños.
Este mal es la principal causa de muerte por enfermedad entre menores de entre 5 y 14 años de edad, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud.
El tipo de cáncer más frecuente en niños es la leucemia. De los cuatro a los seis años, se registra un “pico” de casos de leucemia linfoblástica aguda; en tanto que antes de los 2 años y después de los 10 hay mayor prevalencia de leucemia mieloide. Después de esta variedad, las más comunes son el linfoma y los tumores de cerebro.
El largo camino a la curación
Ante la sospecha de cáncer infantil, el primer paso es el diagnóstico en un hospital especializado, proceso que tarda entre 24 y 96 horas, dependiendo del tipo de cáncer que se trate. De revelar la presencia de la enfermedad, el pequeño estará hospitalizado entre cinco y siete días, de acuerdo con especialistas en la salud. 
Para el tratamiento, a los niños le esperan decenas de sesiones de quimioterapia, una o dos veces por semana, dependiendo del caso. En los más graves, deberán permanecer hospitalizados.
Esta fase se prolonga por meses, y hasta por años —de dos a tres— cuando los pacientes requieren de más de 100 sesiones de quimioterapia.
Aparte de las molestias propias de las quimioterapias, el tratamiento implica efectos secundarios como pérdida de cabello, debilitamiento de los huesos que puede provocar incapacidad, náuseas e infecciones.
Dejé de caminar como medio año, dejé de ir a la escuela, perdí a unos amigos... Eso fue lo más difícil", platica a CNNMéxico César Uriel Guerrero Santiago, quien a sus 14 años de edad ya puede contar que es un sobreviviente de cáncer.
"(Mi hija) decía ‘Es que ya no me voy a poder poner mis moños, ya no voy a poder hacer esto y lo otro, como otros niños’. Perdió su inocencia", confía Jessica Piza Maldonado, madre de Berenice Hernández Piza, de 11 años de edad, quien en más de dos años abatió la invasión de 97% de cáncer que tenía en su médula ósea. Aún le resta un año de quimioterapias.
La severidad del tratamiento aplicado a personas tan vulnerables y delicadas como un niño es la inspiración para dedicarles el color dorado para el lazo que se viste en la conmemoración del Día Mundial contra el Cáncer Infantil, explica el director de Prevención y Tratamiento del Cáncer en la Infancia y la Adolescencia de la Secretaría de Salud, Jaime Shalkow.
“El oro es un metal precioso y valioso como son nuestros niños. Es un material que hay que someter a importantes pruebas de presión, y los niños (con cáncer) soportan tratamientos increíblemente complicados y agresivos, y por eso los honramos”, abunda.
Este año, además, se instituirá por primera vez septiembre como el mes de la conciencia social contra el cáncer infantil.
La mayoría puede curarse, pero...
La tasa de curación en México es cercana al 50% de los casos, entre 10 y 20% menor que la de los países desarrollados.
“La mayoría de los pacientes puede curarse. Sin embargo, la situación es diferente para los niños con cáncer de los países en desarrollo”, indicó en un comunicado la Organización Panamericana de la Salud (OPS), una oficina regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
El pronóstico es mejor para los pacientes de leucemia linfoblástica aguda —con una esperanza de curación en el país de entre 75-80%—, en tanto que para quienes padecen leucemia mieloide hay grupos con posibilidades tan altas o mayores que los del tipo linfoblástica aguda. Depende del paciente, del tamaño del cáncer y de qué tan diseminado esté en el cuerpo.
“En México, la verdad es que aún tenemos un gran área de oportunidad para seguir trabajando por estos niños”, reconoce el doctor Shalkow, especialista en Cirugía Oncológica Pediátrica.
Lo más importante, la detección oportuna
Las causas de este rezago son el limitado acceso al tratamiento, su abandono, la recurrencia de la enfermedad, pero principalmente —destacan los especialistas— los diagnósticos tardíos.
“El cáncer pediátrico no es prevenible, pero se puede detectar oportunamente, lo que aumenta la oportunidad de curación”, de acuerdo con la OPS. 
“Detectarlo a tiempo cambia la historia. El diagnóstico de cáncer no es una sentencia de muerte”, dice en entrevista el médico Jaime Shalkow.
Pero ésta no es la constante: 70% de los casos en niños mexicanos se diagnostica en etapas avanzadas de la enfermedad, detalla el funcionario federal.
Los padres y médicos deben estar pendientes a señales tales como que los pequeños no respondan a los tratamientos, pérdida de peso no explicada, sudoración nocturna excesiva, pérdida del apetito, dolor de huesos y articulaciones.
También a la presencia de palidez, fatiga, cansancio, apatía, bajo rendimiento escolar, calentura que no se quita con los tratamientos convencionales, sangrado de nariz o encías al cepillarse los dientes, puntos rojos o morados en la piel, moretones, crecimiento o bolitas anormales en abdomen, cuello o axilas, desviación de la mirada o dolor de cabeza persistente.
Otro problema que retrasa la atención es que los médicos de primer contacto no realizan de forma oportuna el diagnóstico, debido a que confunden los síntomas con padecimientos más comunes y a que no cuentan con suficiente capacitación para detectar a tiempo el cáncer.
“Los síntomas que da el cáncer son muy inespecíficos, aunque son fáciles de detectar”, abunda el doctor Juárez Villegas, del Hospital Infantil de México Federico Gómez, y añade que la forma de avanzar en esta situación es dar cursos a los médicos, e incluso irse más atrás y ofrecer esta capacitación desde los planes de estudio de la carrera.
CNNMéxico

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