Denise Dresser
Cómo se antoja. Aventar un zapato, lanzar una recriminación, emular al periodista iraquí que confrontó a George W. Bush, y hacer lo mismo con una larga lista de políticos mexicanos. Ante los abusos presenciados y las faltas cometidas no faltan las ganas de convocar a un acto condenable pero también catártico; un acto ofensivo pero también revelador. No falta el deseo de reproducir un gesto que encapsula la impotencia frente a lo desatado por los errores de un solo hombre. En Iraq la ausencia de gobierno; en México su mal desempeño. En Iraq la violencia; en México su escalamiento. En Iraq el Estado fallido; en México el Estado patrimonialista. En Iraq los cadáveres apilados; en México los ciudadanos atropellados. A través de un gesto simbólico, al-Zeidi intentó penetrar el sello hermético que protege a los poderosos y les permite evitar la rendición de cuentas. De forma modesta y menos espectacular, esta columna busca mimetizar su intención y mandar el mensaje de que los malos gobernantes deben ser sacados de su zona personal de confort. Podrán esquivar el zapato, pero no la vergüenza.
Sin duda lanzar zapatos no es la mejor manera de ganar un argumento, y no sugiero que los lectores empiecen a aventar los suyos. Como escribe Kahlil Gibran, "la razón y no el impulso debe ser nuestro guía". Como sugiere Montaigne, "aquel que intenta imponerse a través de la bravuconería revela las flaquezas de su argumento". Pensador tras pensador, siglo tras siglo, proponen la razón como principio del comportamiento individual y la acción colectiva. Los hombres que son gobernados por la razón desean para sí mismos aquello que buscan para el resto de la humanidad, y en consecuencia, suelen ser justos y honorables. Saben que las peores causas son aquellas enraizadas en la pasión; saben que las palabras más certeras apuntalan los argumentos más fuertes; saben que la mejor manera de convencer es presentando opiniones de forma lógica, contenida, racional. "El que se enoja pierde", dice el famoso dicho mexicano.
Pero hay circunstancias donde lo que está en juego tiene que ver con el honor, con la dignidad humana. Donde no importa el riesgo; hay que resistir. Donde ningún ciudadano debe capitular ante ejemplos reiterados de corrupción o venalidad o complicidad o estupidez o rapacidad. Esos momentos cuando se vuelve necesario citar a Sly, el personaje shakespeariano en La fierecilla domada, quien vocifera: "no me moveré una pulgada". Esos momentos cuando darle demasiado peso a la razón lleva a tolerar el mundo como es, en lugar de actuar para transformarlo. Y ante ejemplos de lo peor que aqueja a México, se vuelve imperativo perder la calma de manera intencional. Se vuelve indispensable lanzar un zapatazo mental. Un zapatazo simbólico. Un zapatazo metafórico. Un gesto con el cual demostrar que no nos han convertido en ellos; en personajes que provocan un rechazo visceral por como se han comportado durante el último año. Un gesto con el cual demostrar un derecho que muchos mexicanos ni siquiera saben que tienen: el derecho democrático a resistir la autoridad mal usada, el poder mal administrado, el gobierno que condena a tantos a la impotencia. Y de allí, los zapatazos merecidos del 2008:1. Para Víctor Gerardo Garay Cadena, de la Policía Federal Preventiva, por formar parte de las bandas de delincuentes que decía perseguir. Y por dirigir un operativo policiaco en el cual "alineó a 30 mujeres y seleccionó a cuatro. Ordenó prender la caldera del jacuzzi, pidió cocaína para las muchachas y cerró la puerta de la sala".
2. Para Humberto Moreira, por promover la pena de muerte en Coahuila con las siguientes palabras: "la discusión es cómo los vamos a matar; si los vamos a fusilar, los vamos a degollar o los vamos a ahorcar, o algo light que puede ser la inyección letal". Y por argumentar que la venganza por parte del Estado es una política pública legítima.
3. Para Elba Esther Gordillo por el regalo -posteriormente disfrazado de "rifa"- de 59 Hummers para los dirigentes sindicales cuyo apoyo y anuencia necesita seguir comprando. Y por justificar irrisoriamente el hecho de que fueran blindadas.
4. Para Emilio González Márquez por la forma deleznable en la cual habló frente a la ciudadanía de Jalisco, revelando así su profundo desprecio hacia las personas que lo eligieron. Por canalizar de forma ilegal 90 millones del presupuesto estatal al Santuario de los Mártires. Y por financiar con recursos públicos la telenovela Las tontas no van al cielo.
5. Para Alberto Begné por avalar a golpeadores de gorras blancas que propinaron puñetazos en la asamblea del Partido Socialdemócrata, con el objetivo de expulsar a Patricia Mercado del partido que ayudó a fundar. Y por convertir a la esperanza de más de un millón de mexicanos en otro mini-partido dispuesto a venderse al mejor postor.
6. Para Manlio Fabio Beltrones por la forma en la cual ha intentado resucitar la "Ley Televisa" a pedazos, mediante iniciativas legislativas que buscan otorgarle privilegios a los concesionarios con los cuales el PRI quiere congraciarse. Y por contravenir los lineamientos que la Suprema Corte de Justicia estableció cuando declaró inconstitucional esa ley que ahora Beltrones rehabilita.
7. Para Joel Ortega porque bajo su mando la policía capitalina se acostumbró a actuar sin límites, como lo evidenció el caso del News Divine. Porque bajo su supervisión, la policía, en vez de servir y proteger, en esa ocasión se dedicó a reprimir y a patear.
8. Para Enrique Peña Nieto y Marcelo Ebrard por violar una reforma electoral que buscaba limitar la transferencia masiva de recursos públicos a las televisoras, y así contener su capacidad de chantaje político. Por gastar millones de pesos para ser entrevistados, hornear galletas, sentarse junto a las estrellas y promover sus carreras políticas a cargo del erario.
9. Para José Luis Soberanes por dirigir una de las oficinas de derechos humanos más grandes y más caras del mundo que no cumple cabalmente con su misión. Porque en lugar de promover reformas para prevenir abusos futuros, se abstiene de hacerlo; en vez de oponerse a prácticas y leyes abusivas y contrarias a estándares internacionales, guarda silencio ante ellas; en lugar de construir una relación constructiva con otras organizaciones abocadas a la protección de los derechos humanos, intenta desacreditarlas.
10. Para el 33 por ciento de los ciudadanos que en una encuesta reciente contestan que la razón principal por la cual aprueban a Felipe Calderón es tan sólo porque "le echa ganas". Zapatazo entonces por conformarse con tan poco y por no aspirar a más.
Reforma 29/12/2008
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