Policías federales custodian las carreteras de La Laguna. Foto: Germán Canseco |
La presencia en la comarca lagunera de Arturo Hernández González, El Chaky, hace temer a las autoridades de Coahuila y Durango una escalada de violencia. Según funcionarios de ambas entidades, el retorno del antiguo pistolero de Amado Carrillo, y quien recuperó su libertad hace varios meses, tiene la finalidad de recuperar la plaza, sobre todo ahora que ningún cártel parece tener la hegemonía en esa caótica geografía criminal. Nadie se explica por qué salió libre luego de 10 años de prisión.
Hace tres meses reapareció en la comarca lagunera Arturo Hernández González, El Chaky, el temido jefe de seguridad del fallecido Amado Carrillo Fuentes, líder del Cártel de Juárez, lo que generó inquietud en la zona, sacudida en los últimos meses por la violencia de las bandas criminales locales y las células que les disputan el territorio.
En 2003 el temible pistolero, quien ahora ronda los 60 años, fue detenido en Durango. En ese tiempo era el operador de Ismael El Mayo Zambada, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa. Durante su cautiverio le mataron a uno de sus hijos, mientras otro cayó en prisión.
La Procuraduría General de la República (PGR) destacó su actitud sanguinaria y le imputó varios homicidios, así como tráfico de drogas. En 2007 y 2008 fue sentenciado por los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada. Según los fallos, El Chaky debía purgar 10 años de cárcel por cada uno.
No obstante, sin que nadie conociera las razones –ni las autoridades mexicanas ni las de Estados Unidos, donde estaba incluido en la lista de los extraditables desde 2007–, a mediados de este 2013 El Chaky recuperó su libertad. Lo primero que hizo fue retornar a su antigua zona de influencia. Su fantasmal reaparición encendió los focos rojos.
Funcionarios de los gobiernos de Durango y Coahuila admiten su temor por la presencia del pistolero porque, dicen a la reportera a condición de omitir sus nombres, puede exacerbar la violencia sobre todo si él intenta recuperar su zona de influencia. Eso, insisten, provocará nuevos reacomodos por los ajustes de cuentas.
El Chaky es el segundo criminal de alto perfil puesto en libertad en los primeros meses del gobierno de Enrique Peña Nieto; el primero fue Rafael Caro Quintero, líder del extinto Cártel de Guadalajara, quien abandonó la prisión el pasado 9 de agosto.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1929, ya en circulación)
Hace tres meses reapareció en la comarca lagunera Arturo Hernández González, El Chaky, el temido jefe de seguridad del fallecido Amado Carrillo Fuentes, líder del Cártel de Juárez, lo que generó inquietud en la zona, sacudida en los últimos meses por la violencia de las bandas criminales locales y las células que les disputan el territorio.
En 2003 el temible pistolero, quien ahora ronda los 60 años, fue detenido en Durango. En ese tiempo era el operador de Ismael El Mayo Zambada, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa. Durante su cautiverio le mataron a uno de sus hijos, mientras otro cayó en prisión.
La Procuraduría General de la República (PGR) destacó su actitud sanguinaria y le imputó varios homicidios, así como tráfico de drogas. En 2007 y 2008 fue sentenciado por los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada. Según los fallos, El Chaky debía purgar 10 años de cárcel por cada uno.
No obstante, sin que nadie conociera las razones –ni las autoridades mexicanas ni las de Estados Unidos, donde estaba incluido en la lista de los extraditables desde 2007–, a mediados de este 2013 El Chaky recuperó su libertad. Lo primero que hizo fue retornar a su antigua zona de influencia. Su fantasmal reaparición encendió los focos rojos.
Funcionarios de los gobiernos de Durango y Coahuila admiten su temor por la presencia del pistolero porque, dicen a la reportera a condición de omitir sus nombres, puede exacerbar la violencia sobre todo si él intenta recuperar su zona de influencia. Eso, insisten, provocará nuevos reacomodos por los ajustes de cuentas.
El Chaky es el segundo criminal de alto perfil puesto en libertad en los primeros meses del gobierno de Enrique Peña Nieto; el primero fue Rafael Caro Quintero, líder del extinto Cártel de Guadalajara, quien abandonó la prisión el pasado 9 de agosto.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1929, ya en circulación)
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