Gustavo Leal F.*
Casi cinco largos años después del estruendoso fracaso de la reforma” Calderón al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), el tecnócrata Sergio Hidalgo Monroy “retomó” en el papel aquello que, en su momento, sirvió como su declarado objetivo, por supuesto jamás cumplido: la mejora de los servicios médicos.
En diciembre 2011 Hidalgo asumió ¡casi cinco años después! que aún está “pendiente” la instalación del Consejo Médico Consultivo, cuyas decisiones deberían incluir la opinión del personal médico que son “los que conocen las verdaderas necesidades”.
También reconoció que Prevenissste, la “columna vertebral” del programa “médico” de su archicuestionado antecesor Jesús Villalobos, “tiene muy poco dinero. Ya es hora de dejar el discurso sobre el sobrepeso y la obesidad. Es hora de actuar”. ¡Casi cinco años después!
Y respecto del establecimiento de un sistema único de salud, Hidalgo comunicó que propuso al Consejo Nacional de Salud que el Issste “participe” en un programa piloto en regiones del país donde el instituto cuente con capacidad de atención “sobrada”. ¡Qué diga dónde!
Además, según Hidalgo, los 8 mil millones de pesos que –después de imponer su fracasada “reforma”– le entregó Calderón a Yunes para “fortalecer” los servicios médicos ¡“son insuficientes”! Sin embargo, estima, 20 por ciento de las instalaciones requieren “renovarse”. Es el caso de los hospitales de Sonora y el Gonzalo Castañeda de Tlatelolco. Lamentablemente, el presupuesto para el Issste durante 2012, 140 mil millones de pesos, es menor al que recibió en 2011: 160 mil millones de pesos. Y, como era de esperarse, Hidalgo ya contempla que el Issste podría acogerse a la criticada ley de asociaciones público privadas (APP).
Según Hidalgo, después de casi tres años, la carísima “estrategia” de Yunes para surtir la totalidad de las recetas del Issste vía vales “no funcionó como se esperaba, generó una distorsión de mercado, daño a las finanzas y elevados niveles de desabasto”.
En febrero de 2009, Yunes firmó con Fármacos Especializados el mayor contrato de asignación para el suministro de medicamentos en la historia del gobierno federal: 3 mil 220 millones de pesos. Equivalente al total del pasivo laboral del Issste como patrón: 3 mil 631 millones de pesos.
Ahora Hidalgo “evalúa” la posibilidad de eliminarlo. Pero mientras el desabasto cunde, Hidalgo apenas celebró la primera sesión del “órgano táctico de solución” creado por la junta directiva.
Sin embargo, para Hidalgo el abasto “está a 89 por ciento, pero en algunas delegaciones se ubica en 50 por ciento”, mientras el director médico del instituto, Arturo Irán Suárez, explicaba que “por inventario” el centro de distribución de medicamentos “cerró” cinco días de diciembre, lo que “ocasionó un desabasto. Hay 400 claves que dejaron de surtirse”. En Superissste, puntualizó su director Rogelio Ruiz, desde el segundo semestre de 2011 el instituto “emite únicamente vales para medicamentos genéricos, no de patente”.
Hay que agregar que, nuevamente según Hidalgo, la operación de las 334 tiendas que integran Superissste acarrean un déficit de 900 millones de pesos, “una pérdida que, lamentablemente, ha sido creciente”, por lo que, como en la licitación de medicamentos, ya se estudia “la viabilidad de su permanencia o transformación, proceso en el que los trabajadores serán siempre respetados”. Ellos son casi 7 mil.
El interminable listado de los pendientes “asumidos” por el tercer director del calderonismo es tan vasto que, más que una agenda cumplible, opera como suerte de catálogo de algunas de las fallas de diseño de la “reforma” impuesta por Calderón y punto de partida de lo que deberá –junto con la ley Zedillo del Instituto Mexicano del Seguro Social de 1995– reformar de raíz quien asuma la titularidad del Poder Ejecutivo federal en diciembre de 2012.
Mientras tanto y más allá de sus declaraciones respecto de que “no permitirá ningún desvío de dinero”, Hidalgo no podrá seguir ignorando las múltiples demandas de auditoría integral a las opacas administraciones de sus antecesores Yunes y Villalobos, así como documentar el creciente costo fiscal de la “reforma” Calderón que, resultando mucho más cara que la ley del Issste 1983 que abrogó, sigue siendo incapaz de mejorar los servicios.
Curiosa “reforma” que, a punto de cumplir el quinquenio, apenas puede ofrecer –con muchas dificultades– ¡abasto y transparencia!
*Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco
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