Pese a la desgracia, damnificados de Guerrero también se dieron cita en la
marcha
Martí Batres y Alberto Anaya atestiguan el saludo de Andrés
Manuel López Obrador al líder de la sección 22 de la CNTE, Rubén NúñezFoto Carlos Ramos
Blanche Petrich
Periódico La Jornada
Lunes 23 de septiembre de 2013, p. 5
Lunes 23 de septiembre de 2013, p. 5
De Sonora a Yucatán –y no es un anuncio de la sombrerería Tardán–,
contingentes de toda la República cubrieron el Paseo de la Reforma para
protestar contra la iniciativa presidencial de reforma energética. Junto con los
grupos que se movilizaron de todas las delegaciones del Distrito Federal y
organizaciones que marcharon detrás de diversas banderas (maestros,
electricistas, universitarios, técnicos petroleros, jubilados), decenas de miles
permitieron que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) exhibiera una vez más su
músculo político.
En el templete, que esta vez se levantó en la glorieta de Colón, se presentó
una expresión de lo que el padre Miguel Concha llamó la indispensable unidadante un momento de
emergencia nacional. Teólogo y activista de derechos humanos, habla como portavoz de la proclama unitaria que recientemente firmaron AMLO, Cuauhtémoc Cárdenas, el obispo de Saltillo, Raúl Vera, y el universitario Pablo González Casanova. Y esta vez también tomó el micrófono el líder de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), Rubén Núñez, borrando así las fricciones que persistían con la dirigencia del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) Morena hace apenas 15 días.
En el hermoso Paseo de la Reforma, un muestrario de la república movilizada; una marcha de viajeros.
Acapulco presente, pese a todo
Llovió, tronó y relampagueó hasta dejar a la gente de Acapulco con
el agua hasta el pecho, pero la tormenta Manuel no impidió que los
acapulqueños de los barrios populares dijeran este domingo
En tiempos normales, nos explica Pedro Pacheco, un lanchero retirado, el
puerto logra movilizar hasta 100 autobuses en las convocatorias
lopezobradoristas. Esta vez habían contratado para todo Guerrero 200 unidades.
Los caminos destrozados permitieron mover sólo 26 autobuses, con 40 personas
cada uno. Muchísimos, dadas las circunstancias.presenteen la multitudinaria marcha.
Dejamos a nuestra gente con el agua hasta el pecho, cuenta Pedro. Al paso de su contingente se levantan fuertes emociones. Les gritan:
¡Viva Guerrero! ¡Estamos con ustedes!Se les atraviesan, les dan la mano, los abrazan. Los guerrerenses caminan conmovidos. Una señora de Apan, Hidalgo, los acompaña un trecho, protegiéndolos con su paraguas.
Esta vez el acento está en la diversidad cultural. Casi a la misma hora –10:30 horas– que López Obrador partía del Ángel de la Independencia con su familia y sus cercanos, desde la Alameda arribaban a la glorieta de Colón los niños y niñas de la banda sinfónica de San Pablo Guilá, región Valles de Oaxaca, tras 12 horas de viaje. Traen un repertorio de sones mixes –será porque su director, Aristeo Vázquez, es de Tlahuitoltepec– y además cuatro camiones más de la comunidad. Nos explican los coordinadores que el compromiso de las redes de Morena fue poner cuatro autobuses por municipio, y son más de 500,
así que échele lápiz.
Detrás de ellos llegan los de
la cuna del machacado con huevo, Monterrey, un contingente que se movilizó en un convoy de 20 autobuses, trasladando además a grupos de Escobedo, Guadalupe, San Nicolás, Linares.
Nada más 20 horas de viajepara llegar al mitin, estirar las piernas, pasear un rato entre los rascacielos y tomar la ruta de regreso.
Cada quien expresa las cosas a su manera. Una señora mayor porta su propia
cartulina: “Jóvenes, ésta es la última llamada…” Y otro señor atina a señalar al
principal instigador y beneficiario de la pretendida reforma petrolera. Es un
dibujo del tío Sam en actitud voraz:
Avanza el pueblo cohetero de Tultepec, estado de México, dejando a su paso un rastro de tronidos y olor a pólvora. Detrás, los xochimilcas. Y una organización nueva que hace su aparición, las Madres de migrantes deportados, de Maravatío, Michoacán.
Las jóvenes del pueblo Hecelchakán, Campeche, venían bailando y se detienen a escuchar a Miguel Concha, que explica por qué hay que rechazar
También de Campeche, pero de Ciudad del Carmen, viene la doctora María Sierra. Ofrece un anticipo de lo que puede pasar con la privatización de Pemex, tomando por caso lo que ha pasado en su ciudad, puerto petrolero donde hace años la paraestatal era la principal empleadora.
Otros que se echaron 13 horas de viaje son los famosos parachicos de Chiapa de Corzo, con sus máscaras y sus inconfundibles tocados. Vienen con los trajes de venados y tigres para la danza del calabú.
A esa hora ya López Obrador ha lanzado la pelota a la cancha de Enrique Peña Nieto, poniendo
Dos señores, Alfredo Mondragón y Baldomero Hurtado, que portan la manta de Uruapan a la altura de la intersección de Reforma con Insurgentes, aprueban la iniciativa. “Cómo que no –dice don Alfredo, de 83 años–, habiendo voluntad a ver si se logra el cambio”.
Más tarde, un tuit de AMLO anunciaba:
Vecino insaciable.
Avanza el pueblo cohetero de Tultepec, estado de México, dejando a su paso un rastro de tronidos y olor a pólvora. Detrás, los xochimilcas. Y una organización nueva que hace su aparición, las Madres de migrantes deportados, de Maravatío, Michoacán.
Las jóvenes del pueblo Hecelchakán, Campeche, venían bailando y se detienen a escuchar a Miguel Concha, que explica por qué hay que rechazar
que se hipotequen nuestras riquezas petrolerasy se nos imponga
una reforma hacendaria recesiva. Sus autobuses salieron a las nueve de la mañana del sábado. Hoy lunes tienen que estar de regreso en el pueblo, para no perder clases.
También de Campeche, pero de Ciudad del Carmen, viene la doctora María Sierra. Ofrece un anticipo de lo que puede pasar con la privatización de Pemex, tomando por caso lo que ha pasado en su ciudad, puerto petrolero donde hace años la paraestatal era la principal empleadora.
Hoy está desmembrada y los que contratan son las transnacionales Halliburton, Shlumberger y Oceanografía, la empresa de los hijos de Marta Sahagún, que pagan salarios indignos en una ciudad de vida cara.
Otros que se echaron 13 horas de viaje son los famosos parachicos de Chiapa de Corzo, con sus máscaras y sus inconfundibles tocados. Vienen con los trajes de venados y tigres para la danza del calabú.
A esa hora ya López Obrador ha lanzado la pelota a la cancha de Enrique Peña Nieto, poniendo
encima de cualquier otra consideración el interés nacional. Le ha propuesto al Ejecutivo que haga un exhorto al PRI y al Legislativo para que antes de someter su propuesta de ley energética la someta a una consulta popular. Hasta a Cuauhtémoc Cárdenas le cambia la jugada.
Dos señores, Alfredo Mondragón y Baldomero Hurtado, que portan la manta de Uruapan a la altura de la intersección de Reforma con Insurgentes, aprueban la iniciativa. “Cómo que no –dice don Alfredo, de 83 años–, habiendo voluntad a ver si se logra el cambio”.
Números y mitos
¿Cuántos asistieron a la movilización que cubrió Reforma desde la
glorieta de la Palma, quizá más atrás, la fuente de la Diana, hasta el monumento
a Colón, unas 25 cuadras?
Como siempre, una danza de cifras. Según el gobierno de Miguel Ángel Mancera,
cada vez más distante de la fuerza que lo llevó al gobierno del DF, fueron 25
mil. Según la maestra de ceremonias Jesusa Rodríguez, millones. Imposible obtener del vocero de AMLO, César Yáñez, una aproximación oficial.
Más tarde, un tuit de AMLO anunciaba:
Gracias: logramos el objetivo de seguir creciendo. Hoy, según nuestros cálculos, casi dos Zócalos llenos y el 6 de octubre seremos más.
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