NO TIENE CAMBIOS CONTUNDENTES
Carlos Tello Macías, econoomista.
domingo, 22 de septiembre de 2013
MÉXICO, DF (Apro).- Los cambios en materia impositiva que propone el gobierno de Enrique Peña Nieto apenas alcanzan el rango de "miscelánea".
"No puede llamarse reforma fiscal porque no es lo suficientemente ambiciosa en términos de recaudación –apenas dará un punto y medio del producto– ni es una reforma que introduzca todos los impuestos que tiene disponibles el Estado, que es un Estado nacional. Ni es abarcadora ni es profunda. Y tampoco va a cambiar de manera importante, trascendente, la distribución del ingreso, como dice el gobierno."
Y mucho menos puede llamársele "reforma hacendaria", porque "no involucra cambios contundentes en materia de gasto público, que reorienten sus objetivos en favor del desarrollo nacional y acabe con los derroches en el aparato de gobierno".
Es Carlos Tello Macías, economista, quien habla. Conoce a profundidad el tema; 40 años en el servicio público y en la academia lo avalan. Fue el primer titular de la hoy extinta Secretaría de Programación y Presupuesto, creada en el gobierno de José López Portillo y desaparecida en el de Carlos Salinas de Gortari.
Pero, antes, en el gobierno de Luis Echeverría, fue subsecretario de Ingresos en la Secretaría de Hacienda, rango superior al de Miguel de la Madrid, entonces director general de Crédito Público en la misma dependencia.
En ese cargo, fue uno de los artífices de algo que no se ha repetido en el país: En seis años se logró cuadruplicar la recaudación tributaria: de 33 mil 44 millones de pesos en 1970, a más de 126 mil millones en 1976. Eso, en una época de franca animosidad de los empresarios contra el gobierno.
NO TIENE SENTIDO
Ahora dice en entrevista con Proceso: "La reforma del presidente Peña descansa esencialmente en dos ajustes –a mi manera de ver, menores– a la Ley del Impuesto Sobre la Renta y a la Ley del Impuesto al Valor Agregado. Está muy bien que se aumente la tasa del impuesto a los que ganen anualmente de medio millón de pesos para arriba, pero aumentarla de 30% a 32% me parece terriblemente insuficiente.
"Deberíamos aumentarla mucho más, hasta llegar a 44% o 45%, tasa que tienen muchos países de la OCDE y que México tuvo en algún momento (en los años setenta), y diferenciar, porque a final de cuentas va a pagar 32% el que gana un poco más de medio millón, pero también el que gana 10 millones, y el que gana 100 millones de pesos.
"Y no hay que olvidar que los millonarios –si bien no hay muchos en México– son lo suficientemente numerosos para aportar dinero."
–Según la propuesta oficial, no se gravará con 32% el ingreso total de quienes ganen más de 500 mil pesos, sino sólo la parte que supere esa cantidad –se le interrumpe.
–Así es. Y por eso no tiene sentido. Es una tasa marginal: hasta medio millón, pago 30%; y pago dos puntos adicionales por lo que esté encima de eso. No significa nada.
"Y es lamentable, porque es en el terreno del ISR donde están las mayores posibilidades de obtener recursos y tener como resultado una más justa y equitativa distribución del ingreso."
DEVOLUCIONES A EMPRESAS
Autor de Ahora recuerdo. Cuarenta años de historia política y económica de México –su más reciente libro, que acaba de poner en circulación la firma Random House Mondadori–, Carlos Tello reconoce, en cambio, algunas de las bondades de los cambios propuestos en materia del IVA.
"Está muy bien que no hayan puesto IVA a las medicinas y los alimentos, porque eso afectaría dramáticamente a los pobres, que son en México más o menos 50 millones de personas…
"Y me parece muy bien por una razón muy sencilla: El grueso de los ingresos de la gente del séptimo decil para abajo va a la adquisición de alimentos y medicinas. Aumentarles 16% los precios sería un golpe bestial a sus bolsillos."
–Aunque dejar intocado el IVA en esa parte también beneficia, y mucho, a los deciles más altos, que son los que consumen más alimentos y más medicinas.
–Es cierto. Por eso debió haberse planteado gravarlos más por el lado de la renta. No gravar en lo absoluto a la gente que tiene tres salarios mínimos para abajo –que es un muy alto porcentaje de la población– y sí gravar con mucho, hasta con 45%, a los que tienen mayores ingresos.
–Desde que se empezó a explorar la idea de homologar la tasa del IVA –de manera tímida en el sexenio de Ernesto Zedillo, y con más fuerza y de manera expresa con Vicente Fox; Calderón nunca se arriesgó– se hablaba de usar mecanismos compensatorios, por la vía del gasto, para paliar los efectos del IVA en alimentos y medicinas –se le recuerda.
–Sí, aquella frase de Fox de que se regresaría a la gente "completito y copeteado" lo que perdiera por el IVA… Eso no funciona. Por más que se ha hecho, por muchos programas que se han inventado para resolver la pobreza en México, desde hace mucho, el número de pobres crece. Son 50 y tantos millones según el Coneval; 20 millones más que en los años ochenta. No es "copeteando" como se va a beneficiar a los pobres. Es mejor que sea así.
EPN, TUVO MIEDO
–La mayor pérdida fiscal por la tasa cero del IVA en alimentos es la que se aplica a los alimentos procesados.
–Ese es un problema mayor. A Bimbo, a Maseca y a muchas otras grandes empresas de alimentos se les devuelve el IVA que sus proveedores han pagado. Lo que yo hubiera hecho, por ejemplo, es poner en exentos a los alimentos y quitar la tasa cero. Porque el único beneficio de eso es para las empresas, que se les devuelve. Y son devoluciones enormes. Ahí es donde está el gasto fiscal fuerte, lo que deja de recaudar Hacienda. Yo hubiera movido alimentos, de tasa cero a exentos. Y no tendría que devolver miles y miles de millones de pesos, casi 1% del PIB.
Carlos Tello –también director general del Banco de México en los agitados 90 últimos días del gobierno de José López Portillo, quien el 1 de septiembre de 1982 decretó la nacionalización de los bancos y el control de cambios– considera que la decisión del presidente Peña Nieto de no aplicar el IVA a alimentos y medicinas fue, simplemente, por miedo de echarse encima a la gente.
Y es que, según el Inegi, con datos hasta junio pasado, casi 3.2 millones de personas ganan de cero a un salario mínimo; 9.6 millones perciben más de uno y hasta dos salarios, y poco más de 8 millones ganan más de dos y hasta tres salarios mínimos.
Ello significa que casi 21 millones de personas tienen ingresos de entre cero y tres salarios mínimos; esto es, casi 64% del total de los 33 millones que tienen un trabajo.
MARGEN DE MANIOBRA
Por eso el IVA en alimentos y medicinas hubiera sido una desmesura del gobierno, expresa Tello. "Y más ahorita que la gente está irritada, y con mucho dolor por los daños de los huracanes. Fíjese qué interesante es esto: Acapulco es un desastre. ¿Cuál es la preocupación del gobierno? Los turistas, 40 mil turistas. Bueno, ¿y la gente que vive en el cerro, toda la gente que trabaja en el sector turismo pero que vive en los cerros de Acapulco? Pocos hablan de ellos, que son los más perjudicados".
Reprocha el entrevistado que la propuesta fiscal del gobierno haya dejado fuera muchos aspectos o productos que por su naturaleza deberían tener una mayor tasa del IVA, como las herencias, los legados, la joyería y las pieles, entre muchos otros.
"Tenía mucho margen de maniobra el gobierno", comenta.
En cambio, le parece bien el IVA de 16% en las zonas fronterizas y, sobre todo, en las colegiaturas. "No sé por qué tanto escándalo; por qué todo mundo se opone, si menos de 10% de las familias manda a sus hijos a colegios de paga, y muchos de ellos son religiosos".
–Si uno revisa la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares, del Inegi, se ve que todos los deciles de población tienen gastos considerables en el rubro de "artículos y servicios de educación", y muy probablemente a partir del quinto decil –hogares con ingresos mensuales de alrededor de 6 mil 100 pesos– ya cubren pagos de colegiaturas. Además de que escuelas privadas no solamente son el Tec, la Ibero o la Anáhuac…
–Pues aun así –replica– yo estoy de acuerdo en que se graven. El Estado ofrece el servicio educativo. Si alguien no quiere utilizarlo por ‘A’ o ‘Z’ razones, pues que pague.
Añade Tello que también faltó un impuesto a las transacciones financieras, y que no es suficiente el 10% propuesto a las ganancias de capital en la Bolsa de Valores, que se aplicaría cuando esa ganancia se materialice.
Sumar ganancias
"Yo lo que hubiera hecho es, sí, gravar las ganancias de capital, pero sumándolas a los demás ingresos de las personas", señala, y explica:
"Por ejemplo, si yo tengo una ganancia de capital, por un lado, y por otro tengo mi sueldo y además me saco la lotería, pues debería –como sucede en muchos países– causar un solo impuesto y no tres, como quiere el gobierno: 30% o 32% por mi sueldo, 10% por la ganancia de capital y otro impuesto por la lotería. Eso es volver al sistema cedular que tuvimos durante siglos.
"Es absurdo. Eso no funciona y es generoso con los ricos. Si alguien gana 1 millón de pesos de sueldo, pagará 30% de ISR por una mitad y 32% por la otra; pero si además tiene una ganancia de capital de 1 millón de pesos, sólo pagará, por ésta, 10%. ¿Por qué! Debe sumarse todo."
–El argumento oficial de siempre: para no gravar más a las empresas, porque México perdería atractivo para la inversión, porque las empresas perderían competitividad…
–Eso es falso. No existe, y está ampliamente demostrado, una relación directa entre la formación de capital, la inversión extranjera y el sistema tributario. Hay otros factores que llevan a la inversión foránea a invertir en México. Entre los más importantes, según muchos estudios, como los de la Cepal, por ejemplo, están: primero, el sistema normativo; segundo, las características de la infraestructura; tercero, las habilidades y capacidades de la mano de obra; cuarto, que en el caso de México es muy importante, la cercanía con el mercado estadounidense. Son otros los factores, no el sistema tributario.
Y la prueba contundente, puntualiza, es que la inversión foránea –la directa, no la financiera– se va a lugares donde hay tasas impositivas más altas: Estados Unidos, Canadá, Brasil, por citar unos casos.
CARLOS ACOSTA CÓRDOVA
Para el economista Carlos Tello Macías, los cambios impositivos que propone el gobierno de Peña Nieto no constituyen una reforma fiscal ni hacendaria. En entrevista con Proceso, quien fuera titular de la hoy extinta Secretaría de Programación y Presupuesto aclara: sólo se trata de una "miscelánea" que, además de ser muy generosa con los ricos, parte a veces de falsedades, contiene absurdos, no está orientada al desarrollo nacional ni ataca los derroches del aparato gubernamental
MÉXICO, DF (Apro).- Los cambios en materia impositiva que propone el gobierno de Enrique Peña Nieto apenas alcanzan el rango de "miscelánea".
"No puede llamarse reforma fiscal porque no es lo suficientemente ambiciosa en términos de recaudación –apenas dará un punto y medio del producto– ni es una reforma que introduzca todos los impuestos que tiene disponibles el Estado, que es un Estado nacional. Ni es abarcadora ni es profunda. Y tampoco va a cambiar de manera importante, trascendente, la distribución del ingreso, como dice el gobierno."
Y mucho menos puede llamársele "reforma hacendaria", porque "no involucra cambios contundentes en materia de gasto público, que reorienten sus objetivos en favor del desarrollo nacional y acabe con los derroches en el aparato de gobierno".
Es Carlos Tello Macías, economista, quien habla. Conoce a profundidad el tema; 40 años en el servicio público y en la academia lo avalan. Fue el primer titular de la hoy extinta Secretaría de Programación y Presupuesto, creada en el gobierno de José López Portillo y desaparecida en el de Carlos Salinas de Gortari.
Pero, antes, en el gobierno de Luis Echeverría, fue subsecretario de Ingresos en la Secretaría de Hacienda, rango superior al de Miguel de la Madrid, entonces director general de Crédito Público en la misma dependencia.
En ese cargo, fue uno de los artífices de algo que no se ha repetido en el país: En seis años se logró cuadruplicar la recaudación tributaria: de 33 mil 44 millones de pesos en 1970, a más de 126 mil millones en 1976. Eso, en una época de franca animosidad de los empresarios contra el gobierno.
NO TIENE SENTIDO
Ahora dice en entrevista con Proceso: "La reforma del presidente Peña descansa esencialmente en dos ajustes –a mi manera de ver, menores– a la Ley del Impuesto Sobre la Renta y a la Ley del Impuesto al Valor Agregado. Está muy bien que se aumente la tasa del impuesto a los que ganen anualmente de medio millón de pesos para arriba, pero aumentarla de 30% a 32% me parece terriblemente insuficiente.
"Deberíamos aumentarla mucho más, hasta llegar a 44% o 45%, tasa que tienen muchos países de la OCDE y que México tuvo en algún momento (en los años setenta), y diferenciar, porque a final de cuentas va a pagar 32% el que gana un poco más de medio millón, pero también el que gana 10 millones, y el que gana 100 millones de pesos.
"Y no hay que olvidar que los millonarios –si bien no hay muchos en México– son lo suficientemente numerosos para aportar dinero."
–Según la propuesta oficial, no se gravará con 32% el ingreso total de quienes ganen más de 500 mil pesos, sino sólo la parte que supere esa cantidad –se le interrumpe.
–Así es. Y por eso no tiene sentido. Es una tasa marginal: hasta medio millón, pago 30%; y pago dos puntos adicionales por lo que esté encima de eso. No significa nada.
"Y es lamentable, porque es en el terreno del ISR donde están las mayores posibilidades de obtener recursos y tener como resultado una más justa y equitativa distribución del ingreso."
DEVOLUCIONES A EMPRESAS
Autor de Ahora recuerdo. Cuarenta años de historia política y económica de México –su más reciente libro, que acaba de poner en circulación la firma Random House Mondadori–, Carlos Tello reconoce, en cambio, algunas de las bondades de los cambios propuestos en materia del IVA.
"Está muy bien que no hayan puesto IVA a las medicinas y los alimentos, porque eso afectaría dramáticamente a los pobres, que son en México más o menos 50 millones de personas…
"Y me parece muy bien por una razón muy sencilla: El grueso de los ingresos de la gente del séptimo decil para abajo va a la adquisición de alimentos y medicinas. Aumentarles 16% los precios sería un golpe bestial a sus bolsillos."
–Aunque dejar intocado el IVA en esa parte también beneficia, y mucho, a los deciles más altos, que son los que consumen más alimentos y más medicinas.
–Es cierto. Por eso debió haberse planteado gravarlos más por el lado de la renta. No gravar en lo absoluto a la gente que tiene tres salarios mínimos para abajo –que es un muy alto porcentaje de la población– y sí gravar con mucho, hasta con 45%, a los que tienen mayores ingresos.
–Desde que se empezó a explorar la idea de homologar la tasa del IVA –de manera tímida en el sexenio de Ernesto Zedillo, y con más fuerza y de manera expresa con Vicente Fox; Calderón nunca se arriesgó– se hablaba de usar mecanismos compensatorios, por la vía del gasto, para paliar los efectos del IVA en alimentos y medicinas –se le recuerda.
–Sí, aquella frase de Fox de que se regresaría a la gente "completito y copeteado" lo que perdiera por el IVA… Eso no funciona. Por más que se ha hecho, por muchos programas que se han inventado para resolver la pobreza en México, desde hace mucho, el número de pobres crece. Son 50 y tantos millones según el Coneval; 20 millones más que en los años ochenta. No es "copeteando" como se va a beneficiar a los pobres. Es mejor que sea así.
EPN, TUVO MIEDO
–La mayor pérdida fiscal por la tasa cero del IVA en alimentos es la que se aplica a los alimentos procesados.
–Ese es un problema mayor. A Bimbo, a Maseca y a muchas otras grandes empresas de alimentos se les devuelve el IVA que sus proveedores han pagado. Lo que yo hubiera hecho, por ejemplo, es poner en exentos a los alimentos y quitar la tasa cero. Porque el único beneficio de eso es para las empresas, que se les devuelve. Y son devoluciones enormes. Ahí es donde está el gasto fiscal fuerte, lo que deja de recaudar Hacienda. Yo hubiera movido alimentos, de tasa cero a exentos. Y no tendría que devolver miles y miles de millones de pesos, casi 1% del PIB.
Carlos Tello –también director general del Banco de México en los agitados 90 últimos días del gobierno de José López Portillo, quien el 1 de septiembre de 1982 decretó la nacionalización de los bancos y el control de cambios– considera que la decisión del presidente Peña Nieto de no aplicar el IVA a alimentos y medicinas fue, simplemente, por miedo de echarse encima a la gente.
Y es que, según el Inegi, con datos hasta junio pasado, casi 3.2 millones de personas ganan de cero a un salario mínimo; 9.6 millones perciben más de uno y hasta dos salarios, y poco más de 8 millones ganan más de dos y hasta tres salarios mínimos.
Ello significa que casi 21 millones de personas tienen ingresos de entre cero y tres salarios mínimos; esto es, casi 64% del total de los 33 millones que tienen un trabajo.
MARGEN DE MANIOBRA
Por eso el IVA en alimentos y medicinas hubiera sido una desmesura del gobierno, expresa Tello. "Y más ahorita que la gente está irritada, y con mucho dolor por los daños de los huracanes. Fíjese qué interesante es esto: Acapulco es un desastre. ¿Cuál es la preocupación del gobierno? Los turistas, 40 mil turistas. Bueno, ¿y la gente que vive en el cerro, toda la gente que trabaja en el sector turismo pero que vive en los cerros de Acapulco? Pocos hablan de ellos, que son los más perjudicados".
Reprocha el entrevistado que la propuesta fiscal del gobierno haya dejado fuera muchos aspectos o productos que por su naturaleza deberían tener una mayor tasa del IVA, como las herencias, los legados, la joyería y las pieles, entre muchos otros.
"Tenía mucho margen de maniobra el gobierno", comenta.
En cambio, le parece bien el IVA de 16% en las zonas fronterizas y, sobre todo, en las colegiaturas. "No sé por qué tanto escándalo; por qué todo mundo se opone, si menos de 10% de las familias manda a sus hijos a colegios de paga, y muchos de ellos son religiosos".
–Si uno revisa la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares, del Inegi, se ve que todos los deciles de población tienen gastos considerables en el rubro de "artículos y servicios de educación", y muy probablemente a partir del quinto decil –hogares con ingresos mensuales de alrededor de 6 mil 100 pesos– ya cubren pagos de colegiaturas. Además de que escuelas privadas no solamente son el Tec, la Ibero o la Anáhuac…
–Pues aun así –replica– yo estoy de acuerdo en que se graven. El Estado ofrece el servicio educativo. Si alguien no quiere utilizarlo por ‘A’ o ‘Z’ razones, pues que pague.
Añade Tello que también faltó un impuesto a las transacciones financieras, y que no es suficiente el 10% propuesto a las ganancias de capital en la Bolsa de Valores, que se aplicaría cuando esa ganancia se materialice.
Sumar ganancias
"Yo lo que hubiera hecho es, sí, gravar las ganancias de capital, pero sumándolas a los demás ingresos de las personas", señala, y explica:
"Por ejemplo, si yo tengo una ganancia de capital, por un lado, y por otro tengo mi sueldo y además me saco la lotería, pues debería –como sucede en muchos países– causar un solo impuesto y no tres, como quiere el gobierno: 30% o 32% por mi sueldo, 10% por la ganancia de capital y otro impuesto por la lotería. Eso es volver al sistema cedular que tuvimos durante siglos.
"Es absurdo. Eso no funciona y es generoso con los ricos. Si alguien gana 1 millón de pesos de sueldo, pagará 30% de ISR por una mitad y 32% por la otra; pero si además tiene una ganancia de capital de 1 millón de pesos, sólo pagará, por ésta, 10%. ¿Por qué! Debe sumarse todo."
–El argumento oficial de siempre: para no gravar más a las empresas, porque México perdería atractivo para la inversión, porque las empresas perderían competitividad…
–Eso es falso. No existe, y está ampliamente demostrado, una relación directa entre la formación de capital, la inversión extranjera y el sistema tributario. Hay otros factores que llevan a la inversión foránea a invertir en México. Entre los más importantes, según muchos estudios, como los de la Cepal, por ejemplo, están: primero, el sistema normativo; segundo, las características de la infraestructura; tercero, las habilidades y capacidades de la mano de obra; cuarto, que en el caso de México es muy importante, la cercanía con el mercado estadounidense. Son otros los factores, no el sistema tributario.
Y la prueba contundente, puntualiza, es que la inversión foránea –la directa, no la financiera– se va a lugares donde hay tasas impositivas más altas: Estados Unidos, Canadá, Brasil, por citar unos casos.
CARLOS ACOSTA CÓRDOVA
No hay comentarios:
Publicar un comentario