Pidieron que permitiera a sus competidores usar la infraestructura de Telmex a bajo costo
*El empresario rechazó la propuesta y argumentó que aceptarla sería “destruir” la telefónica
*El ingreso que hubiera perdido podía exceder el valor del negocio de la televisión: New Yorker
*El empresario rechazó la propuesta y argumentó que aceptarla sería “destruir” la telefónica
*El ingreso que hubiera perdido podía exceder el valor del negocio de la televisión: New Yorker
Miriam Posada y Roberto González
El presidente Felipe Calderón y su ex secretario de Comunicaciones, Luis Téllez, ofrecieron al empresario Carlos Slim eliminar la restricción legal para que Teléfonos de México (Telmex) participe en el mercado de televisión a cambio de que permitiera a sus competidores usar, con un bajo costo, la infraestructura de la compañía telefónica en las zonas más rentables del país. Después de una tensa reunión de más de dos horas en la residencia oficial de Los Pinos, Slim rechazó la propuesta con el argumento de que aceptarla sería “destruir” a Telmex.
Detalles de la propuesta gubernamental y de la respuesta del empresario fueron recogidas en un extenso perfil sobre Carlos Slim que publica en su edición de junio The New Yorker, una de las revistas de referencia en Estados Unidos.
El autor del texto, Lawrence Wright, quien confirmó con el propio Slim la realización del encuentro en Los Pinos, asegura que al momento de la cita, en marzo del año pasado, el gobierno estaba temeroso de “otro rapaz titán”, Emilio Azcárraga, quien controla Televisa, la principal cadena de televisión. En parte Telmex era un contrapeso a Televisa. Las dos empresas eran consideradas demasiado poderosas para que se les permitiera funcionar juntas, menciona el periodista.
Cuenta que en marzo del año pasado el entonces secretario de Comunicaciones, Luis Téllez, arregló un encuentro secreto entre Slim y el presidente Calderón. El ex funcionario, de acuerdo con el autor, esperaba de esa cita que el gobierno y Slim pudieran, de la mejor manera, trabajar un plan ambicioso que permitiera abrir el sector de las telecomunicaciones para incrementar la competitividad; a cambio, asegura la publicación, el gobierno ofrecería al empresario “algo que desesperadamente quiere: televisión”.
De acuerdo con lo establecido en la cláusula cuatro del título de concesión que se le entregó a Slim en 1991 cuando se privatizó Telmex, esta empresa está impedida para ofrecer servicios de video que en el mercado se dan como televisión. El interés del empresario por entrar a ese mercado responde a que como resultado de la evolución tecnológica y reformas legales, sus competidores pueden ofrecer desde hace tres años televisión por cable, Internet y telefonía fija, el llamado triple play, que es el negocio del futuro en telecomunicaciones. Actualmente Telmex es la única compañía telefónica que opera en México que tiene prohibido vender el servicio de televisión en cualquiera de sus modalidades.
Restricción obsoleta
Los reguladores mexicanos reconocen que la restricción a Telmex es obsoleta y actúa en contra del ambiente competitivo que buscan crear para el negocio de las telecomunicaciones, menciona The New Yorker.
“Televisa se siente amenazada por la entrada de Slim a la televisión, la cual es una buena noticia para la competencia”, según dijo a la revista Rafael del Villar, que es ahora uno de los comisionados de Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), además de que fue uno de los funcionarios presentes en la reunión de marzo de 2008.
En la reunión en Los Pinos estuvieron, sentados en torno a una mesa en forma de U, de un lado Carlos Slim Helú, su hijo Carlos, su sobrino Héctor Slim, presidente de Telmex; uno de sus yernos, Daniel Hajj, director de América Móvil; otro de sus yernos, Arturo Elías, vocero del empresario. En la cabecera de la U se ubicó el presidente Calderón y en el otro lado de la mesa se sentaron Luis Téllez y Rafael del Villar, narró la publicación.
En ese encuentro Del Villar le dijo al empresario: “nosotros dejaremos que entres en televisión, Carlos Slim, pero primero tenemos que estar de acuerdo en una serie de temas”, precisó la revista. Los temas incluían la aplicación de precios de interconexión razonables, reducir tarifas a las llamadas de larga distancia, compartir la infraestructura de Telmex con los operadores de telecomunicaciones que lo soliciten, y eliminar la práctica de cobrar minutos completos.
La revista estimó que el ingreso que Carlos Slim podría perder en caso de que hubiera estado de acuerdo con estas peticiones estaba muy cerca de exceder el valor de la totalidad del negocio de la televisión en México.
En respuesta a los planteamientos de los funcionarios públicos durante ese encuentro, el equipo de Slim presentó gráficas que sugerían que las tarifas de interconexión en México eran competitivas con las de otros países, pero pedirles que abrieran la infraestructura de Telmex, argumentó el equipo de Slim, era tanto como lo que se hizo en Estados Unidos después de la división de AT&T, que dio como resultado la disminución de la inversión para actualizar equipos.
La reunión duró dos horas y media. De acuerdo con tres participantes, Slim estaba tan enojado que amenazó con vender Telmex, aunque el empresario negó a la revista que haya expresado exactamente eso.
Slim contó a The New Yorker: “yo dije en esa reunión: díganme lo que quieren; si ustedes quieren de mí que venda está bien; si ustedes quieren de nosotros que dividamos Telmex en dos o tres partes está bien. La única cosa que no haremos es destruir Telmex”. A pesar de la oposición del gobierno, Slim encontró rápidamente una manera para que Telmex ofrezca el servicio de televisión a través de un acuerdo comercial con un proveedor de televisión restringida, pero sigue sin poder proporcionar el servicio por sí mismo. Eso cambiará, aseguró Slim “más temprano que tarde”.
Una larga historia
Si los resultados hubieran sido otros, esa reunión en Los Pinos habría sido la primera señal positiva para Telmex después de casi dos años de haber solicitado de manera formal a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) el cambio de título de concesión a fin de entrar al mercado del triple play, y luego de que desde su punto de vista ya había cumplido con las tres condiciones impuestas por la Comisión Federal de Competencia (CFC) en el acuerdo de convergencia, que consiste en ofrecer interconexión, interoperabilidad de redes y portabilidad numérica.
Sin embargo, las condiciones del Ejecutivo no fueron aceptadas por el empresario debido a que, de acuerdo con argumentos de Telmex, sus tarifas de interconexión no pueden ser más bajas, mientras desagregar el bucle o permitir el libre acceso de cualquier operador a su red a precios mínimos equivaldría a aceptar la expropiación de su patrimonio, de acuerdo con los argumentos ofrecidos por la empresas desde que empezaron las discusiones sobre el Plan Técnico Fundamental de Interconexión e Interoperabilidad (PTFII).
Telmex se opuso al Plan de Interconexión que entró en vigor hace unos meses, pero que no se ha podido instrumentar de forma plena, debido a que esta empresa presentó los recursos legales disponibles para que no se afecte su infraestructura.
Cada paso rumbo a la entrada de Telmex al mercado de la televisión va a acompañado de acusaciones por parte de sus competidores, denuncias, amparos y todo tipo de estrategia legal posible, para evitar que el gigante mexicano de las telecomunicaciones ingrese a un negocio que también ha estado en manos de pocos.
De esta manera, desde hace tres años las empresas de televisión por cable pueden ofrecer el servicio de triple play, al vender televisión, Internet y telefonía fija, mientras Telmex sólo ofrece telefonía fija e Internet, aunque sus competidores lo colocan ya dentro del mercado de la televisión por la relación que tiene con MVS y Echo Star a través de Dish México.
Un nuevo desencuentro entre Slim y Calderón se produjo luego de que el empresario participó en el foro “Qué hacer para crecer”, organizado por el Senado de la República, en el que advirtió que la crisis económica tendría un grave impacto en México.
El distanciamiento entre el empresario y el Ejecutivo duró aproximadamente un mes sin que hubiera señales de una u otra parte, hasta que se restablecieron la relaciones y con ello las ríspidas negociaciones entre los ejecutivos de Slim y el equipo del gobierno federal.
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