Hemos podido emboscar a soldados y policías, pero no somos asesinos, dice comandante
Sergio Ocampo Arista
Corresponsal/ La Jornada
Sierra de Guerrero. El comandante Ramiro, jefe militar del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) en el estado y uno de los hombres más buscados por la Procuraduría General de la República y por el gobierno de la entidad, acusó al presidente Felipe Calderón de proteger a Joaquín El Chapo Guzmán, y denunció que el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo cobija al ex alcalde de Petatlán Rogaciano Alba Álvarez, presunto capo del narcotráfico y señalado como autor intelectual del asesinato de Digna Ochoa, abogada defensora de los derechos humanos.
En 10 años, afirmó, la presencia del narcotráfico y los grupos paramilitares en la zona de la sierra en la entidad costó la vida a unos 60 militantes del ERPI y simpatizantes que vivían en comunidades de la Tierra Caliente y la Costa Grande.
Convertido en leyenda en las comunidades de la sierra, Omar Guerrero Solís –según el gobierno, ése es el nombre original del comandante Ramiro– habló con La Jornada luego de 19 años de participar en organizaciones guerrilleras: a los 14 años de edad con el Partido de los Pobres (PDLP, fundado por el extinto guerrillero Lucio Cabañas Barrientos), luego con el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y ahora con el ERPI. “Soy más hombre de acción que de rollo”, se definió al inicio de la plática, realizada en la Sierra Madre del Sur.
Sentado con su AK-47 hecho en China, con uniforme verde olivo, todavía de aspecto joven (tiene 33 años), habla de su lucha: “esta revolución que estamos impulsando es por las ideas y sobre todo para acabar con tantas injusticias que padecen los campesinos y obreros de nuestro país, y no vamos a parar hasta que acabemos con el gobierno de los ricos.
“Para ello vamos a utilizar palos y piedras, pero sobre todo las armas, porque el enemigo tiene armas modernas y sofisticadas, pero no tiene al pueblo de su lado. Sólo que no alcancen las armas, entonces sí se utilizarán más garrotes y machetes.”
Recordó que se fue a la sierra a los 14 años, influido por Lucio Cabañas: “guardando la distancia, hay una similitud con él, ya que empezó en la lucha pacífica, y yo también; siempre al lado de la gente pobre y humilde, pero cuando lo empezaron a perseguir eligió la lucha armada, al igual que yo. No es que me compare con él, pero así empecé, participando en las marchas en la lucha legal y pacífica, exigiendo obras; ése fue el delito que cometimos al luchar por la gente humilde”.
En estos momentos de crisis económica “nosotros llamamos al pueblo a dejar la camita y a la mujer, aunque no se quiera. Hay que alzar la voz. Los invitamos a sumarse a la lucha armada. Yo sé que es muy duro, porque van a morir sus hijos... nuestros hijos, hermanos y amigos, pero con tantas cosas que nos hace el gobierno de los ricos no queda otro camino”.
El gobierno, abundó, se está armando, y a la par divide a los ciudadanos por medio de la religión, los partidos políticos y ahora los cárteles. “Aquí ya estamos varios compañeros, que también piensan en sus casas, en sus familias, pero están esperando que esto reviente de una vez por todas”, expresó.
“Hace como tres años llegamos a una comunidad de la Tierra Caliente y me llamaba la atención porque estaba vacía, no había jóvenes, porque se habían ido a Estados Unidos. Sólo había mujeres, niños y ancianos. Mucha gente murió con la esperanza de hacer la revolución y nosotros no los vamos a defraudar”, anunció.
Advirtió también que si el Ejército o la policía estatal y federal incursionan en las comunidades y las reprimen, “los vamos a enfrentar. En muchas ocasiones hemos estado a punto de emboscarlos, pero no somos asesinos; son de nuestra clase y nosotros somos guerrilleros que buscamos el cambio de este cochino sistema capitalista.
“Ojalá encabezaran los operativos en nuestra contra el general (Guillermo) Galván, el presidente Calderón o el gobernador (Torreblanca), y que no manden a la gente pobre, a los soldados y policías”, retó.
Acusó a Torreblanca de proteger al ex alcalde priísta de Petatlán Rogaciano Alba Álvarez: “Son del mismo cártel; (este último) ya no se deja ver, pero de manera constante estamos enfrentando a sus pistoleros y gatilleros, sobre todo en la zona de la sierra, donde tenía el poder, era amo y señor. Él decidía todo”.
A partir de este gobierno de Torreblanca, añadió, han querido formar grupos paramilitares, “pero cuando surgen los ubicamos y los hemos golpeado y desbaratado, y lo vamos a seguir haciendo. En la sierra de Guerrero podemos decir con toda seguridad que los grupos paramilitares y Rogaciano ya no tienen presencia, a diferencia de las partes bajas de la sierra; muchos de los familiares de la gente que ha mandado matar Rogaciano están incorporados a las columnas guerrilleras del ERPI. Hace unos meses, por cierto, Rogaciano bautizó a un grupo como Ejército de Liberación del Pueblo (ELP), pero es falso, no existe, por eso nadie le hizo caso”.
Está muy claro, insistió, que Calderón y Zeferino cobijan a Alba Álvarez: “se instalan retenes militares, y es extraño que (el presunto capo) pasa por ellos y no lo detienen. El Ejército sólo ataca a un cártel, como sucedió en los últimos días en San Miguel Totolapan y en Arcelia, o en Zihuatanejo, donde catearon casas”.
También arremetió contra el director de la policía investigadora ministerial, Erit Montúfar Mendoza: “él sabe que le conozco muchas cosas; en los pueblos de la Tierra Caliente lo acusaban de apoyar a los narcos de la región, y de otros ilícitos”.
El problema con Montúfar empezó cuando “una vez en la comunidad de Las Pozas, municipio de Coyuca de Catalán, hubo un ataque a uno de los familiares de Erit, y ahí mataron a uno de ellos; luego me responsabilizó del crimen, y desde entonces me persigue impulsando operativos. Pero lo que sucedió en esa ocasión fue que la gente de los pueblos aledaños ya estaba cansada de tanto abuso, y fue la que se insurreccionó y actuó. Lo cierto es que en ese asesinato del que me culpa nada tuve que ver”.
–¿Qué opina de que el gobierno federal dice que está combatiendo al narcotráfico en el país?
–Esa estrategia de combatir al narco es falsa. Aquí en Guerrero, por ejemplo, participa en las reuniones que llevan a cabo el Ejército y el gobierno del estado; golpea a un cártel y protege al otro, pero en esencia son iguales, porque asesinan, secuestran, y torturan. Aquí el cártel del Chapo Guzmán le está sirviendo al estado, y viceversa; ahora, el problema está en que los cárteles de la droga le están haciendo el trabajo sucio al gobierno mexicano.
Sergio Ocampo Arista
Corresponsal/ La Jornada
Sierra de Guerrero. El comandante Ramiro, jefe militar del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) en el estado y uno de los hombres más buscados por la Procuraduría General de la República y por el gobierno de la entidad, acusó al presidente Felipe Calderón de proteger a Joaquín El Chapo Guzmán, y denunció que el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo cobija al ex alcalde de Petatlán Rogaciano Alba Álvarez, presunto capo del narcotráfico y señalado como autor intelectual del asesinato de Digna Ochoa, abogada defensora de los derechos humanos.
En 10 años, afirmó, la presencia del narcotráfico y los grupos paramilitares en la zona de la sierra en la entidad costó la vida a unos 60 militantes del ERPI y simpatizantes que vivían en comunidades de la Tierra Caliente y la Costa Grande.
Convertido en leyenda en las comunidades de la sierra, Omar Guerrero Solís –según el gobierno, ése es el nombre original del comandante Ramiro– habló con La Jornada luego de 19 años de participar en organizaciones guerrilleras: a los 14 años de edad con el Partido de los Pobres (PDLP, fundado por el extinto guerrillero Lucio Cabañas Barrientos), luego con el Ejército Popular Revolucionario (EPR) y ahora con el ERPI. “Soy más hombre de acción que de rollo”, se definió al inicio de la plática, realizada en la Sierra Madre del Sur.
Sentado con su AK-47 hecho en China, con uniforme verde olivo, todavía de aspecto joven (tiene 33 años), habla de su lucha: “esta revolución que estamos impulsando es por las ideas y sobre todo para acabar con tantas injusticias que padecen los campesinos y obreros de nuestro país, y no vamos a parar hasta que acabemos con el gobierno de los ricos.
“Para ello vamos a utilizar palos y piedras, pero sobre todo las armas, porque el enemigo tiene armas modernas y sofisticadas, pero no tiene al pueblo de su lado. Sólo que no alcancen las armas, entonces sí se utilizarán más garrotes y machetes.”
Recordó que se fue a la sierra a los 14 años, influido por Lucio Cabañas: “guardando la distancia, hay una similitud con él, ya que empezó en la lucha pacífica, y yo también; siempre al lado de la gente pobre y humilde, pero cuando lo empezaron a perseguir eligió la lucha armada, al igual que yo. No es que me compare con él, pero así empecé, participando en las marchas en la lucha legal y pacífica, exigiendo obras; ése fue el delito que cometimos al luchar por la gente humilde”.
En estos momentos de crisis económica “nosotros llamamos al pueblo a dejar la camita y a la mujer, aunque no se quiera. Hay que alzar la voz. Los invitamos a sumarse a la lucha armada. Yo sé que es muy duro, porque van a morir sus hijos... nuestros hijos, hermanos y amigos, pero con tantas cosas que nos hace el gobierno de los ricos no queda otro camino”.
El gobierno, abundó, se está armando, y a la par divide a los ciudadanos por medio de la religión, los partidos políticos y ahora los cárteles. “Aquí ya estamos varios compañeros, que también piensan en sus casas, en sus familias, pero están esperando que esto reviente de una vez por todas”, expresó.
“Hace como tres años llegamos a una comunidad de la Tierra Caliente y me llamaba la atención porque estaba vacía, no había jóvenes, porque se habían ido a Estados Unidos. Sólo había mujeres, niños y ancianos. Mucha gente murió con la esperanza de hacer la revolución y nosotros no los vamos a defraudar”, anunció.
Advirtió también que si el Ejército o la policía estatal y federal incursionan en las comunidades y las reprimen, “los vamos a enfrentar. En muchas ocasiones hemos estado a punto de emboscarlos, pero no somos asesinos; son de nuestra clase y nosotros somos guerrilleros que buscamos el cambio de este cochino sistema capitalista.
“Ojalá encabezaran los operativos en nuestra contra el general (Guillermo) Galván, el presidente Calderón o el gobernador (Torreblanca), y que no manden a la gente pobre, a los soldados y policías”, retó.
Acusó a Torreblanca de proteger al ex alcalde priísta de Petatlán Rogaciano Alba Álvarez: “Son del mismo cártel; (este último) ya no se deja ver, pero de manera constante estamos enfrentando a sus pistoleros y gatilleros, sobre todo en la zona de la sierra, donde tenía el poder, era amo y señor. Él decidía todo”.
A partir de este gobierno de Torreblanca, añadió, han querido formar grupos paramilitares, “pero cuando surgen los ubicamos y los hemos golpeado y desbaratado, y lo vamos a seguir haciendo. En la sierra de Guerrero podemos decir con toda seguridad que los grupos paramilitares y Rogaciano ya no tienen presencia, a diferencia de las partes bajas de la sierra; muchos de los familiares de la gente que ha mandado matar Rogaciano están incorporados a las columnas guerrilleras del ERPI. Hace unos meses, por cierto, Rogaciano bautizó a un grupo como Ejército de Liberación del Pueblo (ELP), pero es falso, no existe, por eso nadie le hizo caso”.
Está muy claro, insistió, que Calderón y Zeferino cobijan a Alba Álvarez: “se instalan retenes militares, y es extraño que (el presunto capo) pasa por ellos y no lo detienen. El Ejército sólo ataca a un cártel, como sucedió en los últimos días en San Miguel Totolapan y en Arcelia, o en Zihuatanejo, donde catearon casas”.
También arremetió contra el director de la policía investigadora ministerial, Erit Montúfar Mendoza: “él sabe que le conozco muchas cosas; en los pueblos de la Tierra Caliente lo acusaban de apoyar a los narcos de la región, y de otros ilícitos”.
El problema con Montúfar empezó cuando “una vez en la comunidad de Las Pozas, municipio de Coyuca de Catalán, hubo un ataque a uno de los familiares de Erit, y ahí mataron a uno de ellos; luego me responsabilizó del crimen, y desde entonces me persigue impulsando operativos. Pero lo que sucedió en esa ocasión fue que la gente de los pueblos aledaños ya estaba cansada de tanto abuso, y fue la que se insurreccionó y actuó. Lo cierto es que en ese asesinato del que me culpa nada tuve que ver”.
–¿Qué opina de que el gobierno federal dice que está combatiendo al narcotráfico en el país?
–Esa estrategia de combatir al narco es falsa. Aquí en Guerrero, por ejemplo, participa en las reuniones que llevan a cabo el Ejército y el gobierno del estado; golpea a un cártel y protege al otro, pero en esencia son iguales, porque asesinan, secuestran, y torturan. Aquí el cártel del Chapo Guzmán le está sirviendo al estado, y viceversa; ahora, el problema está en que los cárteles de la droga le están haciendo el trabajo sucio al gobierno mexicano.
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