lunes, 15 de agosto de 2011

Ex marines le temen al narco mexicano

Blackwater recluta a veteranos de guerra para combatir al crimen en el país. Ex integrante habla de la impotencia de colaborar en esta lucha

lunes, 15 de agosto de 2011


La firma de seguridad privada estadunidense Blackwater, hoy Xe Services, que recluta a ex combatientes de guerra, ha sido requerida por particulares para enfrentar al narcotráfico en México, revelaron a Excélsior militares y académicos de ambos países.

Un ex integrante de Blackwater que luchó en Irak y Afganistán, quien se hace llamar Alex Martuu para proteger su identidad, confirmó a este diario que sus servicios fueron solicitados para actuar en Sinaloa, por sus cualidades como combatiente, por conocer el idioma español y por su habilidad para pasar como mexicano. Otro nombre con el que se hace llamar es “David”.

De acuerdo con Martuu, el reclutamiento de veteranos de los escenarios de guerra más candentes para Estados Unidos con el fin de enfrentar el narcotráfico en México podría salir contraproducente.

“Blackwater me trató de reclutar para ir a pelear a México, en la frontera, en la Ciudad de México. Luego un señor mexicano me pidió que me ocupara de la seguridad en Sinaloa. ¡Yo no voy a enfrentar con cuchillo una batalla de pistolas!”, dijo vía telefónica desde Estados Unidos.

Martuu relató que a amigos suyos también los están buscando y que a él, un miembro de los Navy SEAL –como los que ejecutaron a Osama bin Laden– lo fue a buscar a su casa.

“Me dijo que estaban buscando a gente que hable español y cuando le pregunté si era para ir a México, se puso a reír. La situación en México está bien grave, a mí me angustia porque mi papá es mexicano y you know? mi abuelo es mexicano. Yo sé cómo ganar batallas, sé cómo sacar al enemigo, pero en este caso se siente uno como impotente, porque no hay nada que uno pueda hacer”, dijo.

Martuu, quien fue contactado por académicos estadunidenses para que pudiera hablar con Excélsior, señaló que el problema no es Blackwater en sí, sino las otras empresas de lo que llamó “mercenarios” que van a hacer de México un infierno.

“La última vez que fui a México me estaban dando pesadillas porque cuando yo miré los equipos americanos parecía que ya andaba en la guerra, ¿Ok? Mi preocupación es que la compañía Triple Canopy o Blackwater y sus subsidiarias se metan allí, porque los narcos van a hacer lo mismo y van a traer a los rusos, chechenos, sirios, serbios y jordanos, entre otros”, comentó.

Dijo que eso pasó en Irak, pues en un principio los soldados estadunidenses estaban peleando contra la Guardia Republicana y contra los patriotas iraquíes, pero después esos “mercenarios” llegaron a Irak para hacer lo que llaman el yihad –guerra santa– contra Estados Unidos.

“A mí llegaron a reclutarme a mi puerta ¿ok? Todo esto está pasando ahora. Si hacen eso es porque los cárteles deben estar hablando con mercenarios para prometerles mucho dinero”, dijo, en referencia al poder económico que tiene el crimen organizado en México para contratar a los veteranos que pelearon contra Estados Unidos en las guerras de Irak y Afganistán.

Martuu dice que una de las pruebas de la presencia de combatientes privados en México es la forma que operan algunos cuerpos de guardaespaldas de funcionarios y empresarios.

“¿Sabe usted cuánto gana un militar del ejército de EU? Lo más que yo ganaba cuando era militar era mil 200 a mil 300 dólares, pero muchos de esos son los que les dicen ‘cowboy’. Si ellos se meten a su país se van a pasar del lado de los narcos y no van a tener el mismo respeto que tengo yo, ellos van a poner a echarse tiros y después preguntar”, dijo.

Sin reglas

Los ex combatientes estadunidenses y de otros países que sirven a diversas compañías y causas no están regidos por las Convenciones de Ginebra, que exigen a los ejércitos de las naciones integrantes de la ONU un trato humanitario a los prisioneros, a los heridos y la protección de los civiles, dicen los analistas de esta industria. Los ven como guerreros independientes que al morir ni siquiera son registrados como bajas del ejército .

“Ellos sólo quieren ganar dinero, se venden al mejor postor”, asegura el general retirado mexicano Roberto Badillo, autor del libro El complejo militar industrial de los Estados Unidos.

Están en América Latina, en Emiratos Árabes Unidos, en África, en Filipinas y en todo el mundo; son los actores de la guerra permanente que ha tenido que emprender EU para generar empleos y reubicar a 232 mil veteranos de Afganistán que no encuentran trabajo en su país, según las estadísticas oficiales de mayo pasado.

“La mayoría de los políticos entiende… que la producción de armamento es actualmente el primer producto de exportación industrial estadunidense. Saben que la principal creación de empleo está viniendo en gran medida del Pentágono”, escribió la economista Ellen Brown, para la página WebofDebt.com.

La otra gran exportación de Estados Unidos son los ex combatientes que ven en Xe Services su principal fuente de empleo. Eso lo indicó desde diciembre de 2009 Tim Hsia, autor del artículo Blackwater and Security Contracting: The Economics of War para el diario The New York Times.

Hsia destacó que más de la mitad de los 60 mil soldados que en ese momento había en Afganistán trabajaban para empresas privadas. El artículo fue reproducido por la AFIO, la Asociación de Ex Oficiales de Inteligencia de Estados Unidos.

Hoy, soldados de ese ejército mixto están en la frontera con México para detener a los indocumentados que alimentan el negocio de prisiones privadas como Corrections Corporation of America que ha generado ingresos por 768 mil 600 millones de dólares en los últimos cinco
años fiscales, según USAspending.gov.

Para Erik Prince –cofundador de Blackwater en 1997 junto con Al Clark– la privatización del ejército estadunidense le ha dejado ganancias multimillonarias.

“Todavía tenemos la más poderosa maquinaria militar del mundo. Nuestros enemigos son ahora los ‘terroristas’ no los países y lo que se necesita para contenerlos es la vigilancia local, no la guerra global”, agregó Brown autora del bestseller la Telaraña de la deuda de EU.

Pues en un país como Estados Unidos con una deuda de casi 55 billones de dólares y obligaciones por más de 114 billones de dólares que aún no han podido ser pagadas, el único sector de la economía para la que el Congreso no niega recursos es la industria militar.

“Eso explica porqué el país parece estar permanentemente en guerra. Si tuviéramos paz, la maquinaria de la guerra se quedaría sin trabajo…Se ha dicho que si no tuviéramos una guerra que pelear, tendríamos que crear una para mantener funcionando el negocio de la guerra”, explicó Brown en su último artículo enviado a este diario a través del blog financiero Le Metropole Café.

A la sombra de Bin Laden

Xe Services, como lo reconocieron sus directivos, creció a la sombra de la amenaza de Osama bin Laden y de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Además es una de las firmas que, según Brown, reciben contratos de dependencias gubernamentales sin tener probar que sus proyectos son viables y sin tener que competir por ellos mediante una licitación.

Esta afirmación fue confirmada por la base de datos www.USAspending.gov que informó que Xe Services ha recibido contratos del gobierno de Estados Unidos con valor de 971 mil 800 millones de dólares a lo largo de los últimos cinco años.

Contratos de servicios para la Administración General de Servicios, y para los departamentos de la Defensa, de Agricultura, de los Veteranos, de Justicia, del Tesoro, de Seguridad Nacional, de Educación y también del Departamento de Estado pues Xe Services custodia a los embajadores y a los dignatarios en todo el mundo.

El problema es que el acelerado ritmo de expansión de los frentes de guerra de ese país no permitió garantizar que los empleados del brazo privado del ejército –encabezados por la antigua Blackwater– tuvieran el entrenamiento que exigen guerras como Irak o Afganistán.

“El señor Prince y su gerente general Gary Jackson sabían que los hombres desplegados no eran los candidatos adecuados para portar armamento letal, pero no les importó porque esos despliegues significaban más dinero”, denunció ante la corte uno de los ex empleados de Blackwater tras el escándalo del asesinato de 17 civiles el 16 de septiembre de 2007 en Irak por empleados de esa firma.

La comparecencia de Prince ante el Congreso de Estados Unidos para aclarar los crímenes sacó a la luz los esfuerzos del Departamento de Estado para proteger a la empresa de seguridad que había salvaguardado la vida de los diplomáticos estadunidenses en todo el mundo.

“Ir a Irak a disparar y a matar iraquíes era visto como un deporte o un juego. Los empleados del señor Prince abierta y consistentemente usaban términos racistas y peyorativos para los iraquíes y otros árabes, como ‘cabezas cubiertas de trapos viejos’ ”, agregó el ex empleado, identificado como John Doe Número 2.

Tres años y medio después de que Prince tuvo que cambiar el nombre de su emporio por el de Xe Services y emigrar a Emiratos Árabes Unidos donde fundó la firma Reflex Responses Management Concultancy LLC, para realizar, entre otras cosas, labores de contrainsurgencia.

Según las fuentes consultadas, se da la creciente presencia de Xe Services, y de una cauda de firmas como Triple Canopy, DynaCorp, Control Risks Group, Erinys, Aegis, Armor Group, Hart, Kroll o Steele Foundation, entre muchas más que brindan servicios de seguridad en EU y en todo el mundo.

México y Colombia, cuyos gobiernos firmaron respectivamente con Estados Unidos la Iniciativa Mérida y el Plan Colombia para combatir el narcotráfico, no son la excepción.

De hecho, la semana pasada, el New York Times desató la polémica al publicar en un reportaje sobre las labores que realizan agentes de la CIA en lucha contra el narco en México.

Voceros de la oficina del Fellowship of Reconciliation (FOR) en Colombia enviaron a este diario su estudio de 2010 sobre las correlaciones entre el financiamiento militar de EU para entrenar a efectivos del ejército y los asesinatos de civiles.

El informe, titulado Military Assistance and Human Rights: U.S. Accountability and Global Implications, hace un recuento de las ejecuciones, entierros clandestinos y el mapa de las zonas militares que recibieron entrenamiento de Estados Unidos.


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