jueves, 9 de septiembre de 2021

Para recordar 500 años de la caída de Tenochtitlan, regresa El rey poeta

 

Atacada en su estreno hace 120 años, la ópera de Gustavo E. Campa será representada por Solistas Ensamble en el Cenart y el Palacio de Bellas Artes

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▲ En este 2021, Solistas Ensamble ha usado cubrebocas especiales, elaborados con tela de microfibra, en cuyo diseño trabajó desde el año pasado el Inbal a fin de proteger a los intérpretes y permitirles mayor resonancia, ya que muchos no podían cantar con los convencionales o disminuía la calidad sonora. En la imagen, Penélope Luna con el resto de la agrupación.Foto cortesía Inbal
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▲ En este 2021, Solistas Ensamble ha usado cubrebocas especiales, elaborados con tela de microfibra, en cuyo diseño trabajó desde el año pasado el Inbal a fin de proteger a los intérpretes y permitirles mayor resonancia, ya que muchos no podían cantar con los convencionales o disminuía la calidad sonora. En la imagen, el director Christian Gohmer y la cantante Gabriela Thierry, en una presentación reciente en el Palacio de Bellas Artes.Foto cortesía Inbal
 
Periódico La Jornada
Jueves 9 de septiembre de 2021, p. 3

Atacada en su época tras la polémica que suscitó su estreno y única escenificación en México hace 120 años, la ópera El rey poeta volverá a escucharse como parte de las conmemoraciones por los 500 años de la caída de Tenochtitlan.

La agrupación Solistas Ensamble del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) es la responsable de traer de nueva cuenta esta obra del compositor mexicano Gustavo E. Campa (1863-1934), con libreto de Alberto Michel (1867-1947), en versión de concierto a piano.

Serán dos funciones, ambas presenciales: mañana a las 20 horas, en la sala Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart), y el domingo 12 a las 17 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Esta última marca la reanudación de actividades con público en ese espacio tras año y medio de suspensión debido a la pandemia.

Aunque esa ópera no aborda el encuentro entre españoles y mexicas, sí habla de la conformación de la Triple Alianza, que dio origen a la parte más poderosa de ese imperio mesoamericano, teniendo como personaje principal al rey Nezahualcóyotl, explica Christian Gohmer, director artístico de Solistas Ensamble.

Es una obra que la agrupación tiene en su repertorio desde hace mucho tiempo; la han hecho unas tres veces. Una en 2001, con motivo del centenario de su estreno, aunque en aquella ocasión utilizaron el manuscrito, pues no tenían una versión totalmente legible, señala en entrevista.

Después, Iván Juárez, integrante del grupo, la digitalizó e hizo una transcripción para que pudiera leerse mejor. Y el maestro Juan José Escorza también realizó una investigación importante para el restreno.

El principal obstáculo para escenificarla es que la orquestación está desaparecida, por lo que sólo se ha presentado en su versión a piano. Es la única ópera escrita por Gustavo E. Campa, que consta de un solo acto y dura una hora. Según el director de orquesta, en ella se refleja la adscripción de ese músico al romanticismo.

Es sumamente romántica, en un lenguaje de una tonalidad extendida, es decir, mucho cromatismo, pero nunca pasando los límites que habían establecido (Giuseppe) Verdi, (Richard) Wagner y, a lo mejor, (Claude) Debussy; se notan influencias y el interés del autor por esos tres compositores en especial. La partitura es un resumen muy interesante de armonía tradicional romántica.

Si bien es considerada por especialistas como la segunda ópera de temática indígena y prehispánica escrita en México en el siglo XX –la primera es Atzimba (1900), de Ricardo Castro–, se trata de una obra de características totalmente europeas.

Su historia se apega a los cánones de la ópera romántica de utilizar un episodio histórico real –en este caso la formación de la Triple Alianza y la guerra con los tepanecas– como pretexto para desarrollar una historia de amor, la de Nezahualcóyotl con su supuesta mujer, Citlalin, a la manera de Verdi y Giacomo Puccini, apunta Christian Gohmer.

El rey poeta fue estrenada el 9 de diciembre de 1901 en el teatro Principal de la capital del país, con la asistencia del presidente Porfirio Díaz y su esposa, Carmen Romero Rubio. La producción estuvo a cargo de una compañía italiana, por lo que la ópera fue traducida a ese idioma, aunque existe la versión original en español.

Desde antes de su estreno, los ánimos en torno de esa pieza estaban ya caldeados entre la comunidad musical de la época y, tras presentarse por primera y única ocasión, se desató una guerra contra el compositor en los periódicos de entonces, criticando dura e injustamente la obra e incluso acusándolo de plagio.

En esa situación quizá tuvo mucho que ver que aquél se desempeñaba además como crítico musical, lo cual, según el entrevistado, le cobró también factura tras su muerte.

Gustavo E. Campa fue muy famoso y reconocido en su momento, pero al avanzar el siglo XX cayó en el olvido y en la actualidad es poco difundida su música. Recientemente ha comenzado a sonar de nuevo, sobre todo sus canciones, pero no es alguien que esté en la mente del colectivo al que le interesa la música mexicana de concierto al nivel de Manuel M. Ponce, Felipe Villanueva o Ricardo Castro, apunta.

Sin embargo, sí está al mismo nivel, sólo que se ganó muchas enemistadas por su faceta como crítico de música. Escribía en muchas gacetas y revistas, y creo que eso le ganó muchas animadversiones, incluso la de su maestro Melesio Morales, con quien terminó peleado. Eso quizá explica que él y su música cayeran pronto en el olvido.

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