lunes, 20 de septiembre de 2021

CNTE, SNTE y 4T

 


Luis Hernández Navarro

Septiembre 14 de 2021

Algo sucedió. El 9 de diciembre de 2020 se efectuó la decimoctava reunión del presidente Andrés Manuel López Obrador con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Allí se acordó volverse a encontrar el 21 de ese mes, 41 aniversario de fundación de la Coordinadora (https://bit.ly/3hruEkn). Pero la fecha llegó y no hubo diálogo. Desde entonces han pasado nueve meses, casi nueve meses sin encuentro alguno.

La explicación dada en su momento sobre la cancelación del acto fue que no era prudente hacer una reunión tan amplia como la pactada el 9 de diciembre en plena pandemia. Desde entonces, en diferentes ocasiones y modos, la CNTE ha solicitado la reanudación del diálogo con el mandatario. No ha tenido suerte.

En los hechos, el desencuentro pareciera tener causas que van más allá de la crisis sanitaria por el Covid. La reforma educativa de la 4T, que conserva en lo fundamental los ejes de la acordada por Enrique Peña Nieto, avanzó. En ese momento emergieron, con toda claridad, las limitantes para resolver la problemática laboral de fondo.

Por el contrario, a lo sucedido con la coordinadora, la relación entre Alfonso Cepeda Salas, líder nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y el gobierno de López Obrador camina sobre ruedas. En abril de 2019, Cepeda, conocido por sus prácticas antidemocráticas e inescrupulosas, como el uso de golpeadores (que trabajan como cadeneros de los antros de Torreón) para imponer dirigentes seccionales afines (https://bit.ly/38ZpgAr), juró amor eterno al gobierno al que se enfrentó con todo en los comicios de 2018. Sin pudor, se declaró aliado y ejército intelectual de la 4T, y llamó a apoyar sin reservas la reforma educativa cuestionada por la CNTE.

Como si fuera capataz al servicio de la Secretaría de Educación Pública (SEP), ignorando que los docentes nunca dejaron de laborar durante la pandemia, sin tomar en cuenta las opiniones de cientos de miles de educadores, Cepeda declaró el pasado 13 de agosto que el regreso a clases presenciales era obligatorio porque para eso se nos da un salario, al margen de las opiniones de cientos de miles de maestros que tienen múltiples reservas. Ya tuvimos año y medio de confinamiento, protegidos, seguros, ya nos vacunaron, entonces hay que salir a justificar el sueldo, las prestaciones que recibimos (https://bit.ly/3tGS0aM). Apenas un día antes había sido invitado a participar en la mañanera para comunicar su compromiso de apoyo al retorno a las aulas, como había anunciado el gobierno federal.

A diferencia de su protagonismo actual, en los primeros años de la actual administración, Cepeda Salas tuvo una discreta relación con el entonces secretario de Educación, Esteban Moctezuma. Menos escrupuloso fue su trato con el titular de la Unidad Administrativa de la secretaría, Héctor Martín Garza Gómez, conocido por sus amigos como El Guasón. Tan bueno era el trato entre ellos, que el funcionario participó en un mitin que el SNTE convocó en el Zócalo el 5 de octubre de 2019 (https://bit.ly/3noe097)

Los vientos cambiaron su dirección con la llegada de la maestra Delfina Gómez a la SEP (https://bit.ly/3C5fzwG). Para que no hubiera duda de lo estrecho del nexo entre el ejército intelectual de la 4T y la nueva secretaria, de un momento para otro y con cualquier pretexto, se multiplicaron en medios las fotografías en que aparecen juntos ambos. Durante los primeros meses de su gestión, la maestra Delfina fue invisible para los docentes, pero no para el líder charro del sindicato magisterial.

Apenas, el pasado 9 de septiembre, el maestro Cepeda se montó en la movilización estudiantil del Instituto Politécnico Nacional (IPN) contra la iniciativa de la Sosa Nostra hidalguense de modificar

el marco normativo del instituto y, sin representación alguna, se puso a negociar el conflicto con el nuevo secretario de Gobernación, Adán Augusto López.

Hay quien ve en la sumisión del SNTE a los designios de la 4T no una apuesta política, sino una cuestión de sobrevivencia. Según el periodista Enrique Aranda, operadores de palacio filtraron la información de que el patrimonio de Cepeda estaría siendo investigado por la Unidad de Inteligencia Financiera, a cargo de Santiago Nieto. La pesquisa busca dilucidar la adquisición, en Saltillo, de Médica Bosco, la clínica Alheira y una farmacia, por familiares cercanos al antiguo coordinador de finanzas de Juan Díaz de la Torre. Antes de ser adquiridas, estas empresas valían más de mil millones de pesos, una bicoca para el humilde líder sindical (https://bit.ly/3Eauis7).

De paga, de temor o sincero, el amor entre Cepeda Salas y la 4T se topa con un problema nodal: la dirección oficialista del SNTE no controla amplios sectores del magisterio, que no lo reconocen como su dirigente. Aunque Cepeda acate dócilmente las instrucciones de la 4T, y en el gobierno federal lo quieran imponer como el interlocutor privilegiado de los educadores, cientos de miles de maestros piensan distinto. Lo han hecho desde hace más de cuatro décadas, sin que autoridad alguna haya podido someterlos.

En Chiapas, la magistral impericia política de Rutilo Escandón lo ha llevado a vivir en carne propia lo que Aurelio Nuño experimentó el sexenio pasado: no se puede gobernar un estado en contra de los maestros.

Si el gobierno federal no quiere toparse con muestras crecientes de inconformidad de los trabajadores de la educación en las más distintas geografías del país, sería conveniente restablecer el diálogo respetuoso y constructivo con la CNTE, suspendido el 9 de diciembre de 2020.

Twitter: @lhan55

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