jueves, 9 de septiembre de 2021

No estaría mal que nos fuéramos juntos, aflige a Alain Delon la muerte de Belmondo

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▲ Se habla de una supuesta rivalidad, pero no puede haberla entre nosotros, dijo el fallecido actor. A la izquierda, los astros del cine francés en una escena de Borsalino, cinta de 1969; al lado en la inauguración de un museo en honor al padre de Belmondo, en 2010.Foto Ap y Afp
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de septiembre de 2021, p. 7

París. Alain Delon, una de las grandes figuras del cine francés, dijo a la cadena CNews que se sentía completamente devastado, por la muerte de Jean-Paul Belmondo, ocurrida este lunes en París a los 88 años. 

"Estoy completamente devastado. Voy a intentar aguantar para no hacer lo mismo en cinco horas... No estaría mal que nos fuéramos los dos juntos. Es una parte de mi vida, empezamos juntos hace 60 años”, dijo el ícono del cine de 85 años, con voz llena de emoción.

A menudo considerados erróneamente rivales, los dos gigantes del cine francés de la segunda mitad del siglo XX tuvieron carreras paralelas, casi siempre en lo alto de la taquilla, y su amistad, teñida de cierta rivalidad, alimentó la leyenda.

A su vez, la actriz italiana Claudia Cardinale afirmó sentirse conmocionada por la muerte de Belmondo, según un comunicado enviado a la Afp por su agente.

Era y seguirá siendo para mí, como para tantos otros, la imagen misma de la vitalidad. Nunca dejará de estar en movimiento en mi corazón y mi memoria. Es una sonrisa y una alegría de vivir. Audacia y sencillez, dijo la actriz, que compartió con él películas como Cartouche (1962) o El clan de los marselleses (1972).

Jean-Paul Belmondo y Alain Delon, dos monstruos sagrados del cine francés, tuvieron carreras paralelas y fueron amigos a la vez que rivales con caracteres diametralmente opuestos.

La revelación al público de ambos se produjo con seis días de diferencia, en marzo de 1960: Belmondo, de carácter insolente y con un físico ordinario, causó sensación en Sin aliento, de Jean-Luc Godard, mientras el público se extasió con la mirada aguamarina de Delon en A pleno sol.

Ambos jóvenes ya se habían conocido en el rodaje de Una rubia peligrosa. Como debutantes, interpretaban papeles de pequeños estafadores. Delon, más bien peleonero; Belmondo, un tipo perdido y taciturno.

Ambos frecuentaban los mismos bares del barrio chic de Saint Germain des Près de París. Entre nosotros empezó una amistad que nunca menguó, escribió Belmondo 60 años más tarde en su autobiografía.

Siempre nos opusieron, tratando de crear una adversidad para alimentar la leyenda, agregó. En realidad, éramos amigos, pese a una divergencia evidente de origen social. Su infancia fue tan triste, pobre y solitaria como la mía, feliz, burguesa y llena de amor.

De cunas diferentes

Belmondo nació en 1933 en el seno de una familia de artistas, en un acaudalado barrio a las afueras de París, y estudió en el conservatorio. Actor inclasificable, animal y enérgico, encarnó la generación de posguerra que quería celebrar la vida. Con su físico de quídam, se metía fácilmente en la piel del parisino descarado y bromista.

Nacido en 1935, Delon fue confiado a los cuatro años, tras el divorcio de sus padres, a una familia de acogida, cuyo progenitor era guardia de prisión. En su época de pensionario, se fugó varias veces. Se enroló en la guerra de Indochina sin que nadie se lo impidiera. Sombrío, taciturno, nunca disfrutó de la serenidad interior que conoció Belmondo.

En lo profesional, ambos hombres rivalizaron en taquilla, cada uno cultivando su imagen y encarnando los mismos papeles de policías, truhanes o asesinos.

Belmondo se apoyaba en el humor, la ligereza y la desenvoltura, mientras Delon encarnaba al solitario distante, bajo tensión.

En 1970, Jacques Deray reunió a los dos en Borsalino, la historia de dos jóvenes malhechores que se convierten en los reyes de la mafia en la ciudad portuaria de Marsella.

En la película caminan juntos, jóvenes, brillantes, vestidos impecables con trajes de tres piezas, un cigarro en los labios y el famoso sombrero de gánster inclinado ligeramente hacia un lado. Se vuelven inseparables tras una pelea memorable.

Sin embargo, se enfrentaron en la realidad debido a que el nombre de Delon aparecía primero en el cartel, contrariamente a lo que estipulaba el contrato. Belmondo lo denunció ante los tribunales y ganó. Eran disputas de enamorados, dijo el vencedor años más tarde. Pese a ello, no asistió al estreno del filme.

Siempre se rindieron homenaje mutuamente. Jean-Paul siguió su camino. Yo otro. Eso es todo. Es una gran estrella nacional. Tiene mucho talento y, como a mí, le gusta su profesión y correr riesgos, expresó Delon.

Belmondo decía: Se habla de una supuesta rivalidad pero no puede haberla entre nosotros. No tenemos el mismo empleo. Delon no me molesta y no creo que yo le moleste.

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