Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
24 de abril de 2015
Cada vez que me entero que, por
pasarse el semáforo en rojo alguien muere o mata a otros o bien que esto sucede
por exceder los límites de velocidad, me enerva y me digo, ¿por qué somos tan
irresponsables? ¿No podemos acaso programarnos y salir 15 minutos antes,
tomarnos un poco más de tiempo para no ponernos en riesgo ni arriesgar a otros?
Muchas veces he abordado el tema
de la falta de cultura vial de los saltillenses, como muy pocos, atienden los límites de
velocidad e igual se desconocen los derechos y obligaciones del peatón y de los
ciclistas, ahora que el Ayuntamiento ha puesto en marcha el programa de
monitoreo de los límites de velocidad automovilística, la medida ha levantado
una inusual polémica en la opinión pública citadina, lo cual me parece muy
saludable ya que tradicionalmente la sociedad local se había mostrado sumisa,
obediente a las decisiones tomadas por las autoridades, estatales o
municipales, que esto cambie es una forma de superar el vasallaje.
La sociedad está analizando
distinto ángulos; hay quienes consideran que las multas electrónicas son
solamente una medida recaudatoria por parte de la presidencia municipal,
opinión que se reforzaría con el hecho de que en sólo 10 días del periodo de
prueba en el que comenzó el programa, se emitieron alrededor de mil 500
infracciones y más de mil 600 advertencias a conductores que rebasaron el
límite de velocidad permitido. El número de multas impuestas representa entre
1.1 y 1.9 millones de pesos (Vanguardia,
23-4-15), pero esa postura de que sólo se trata de recaudar más dinero olvida
la importancia de incrementar la seguridad y la integridad de quienes circulan
por la vía pública.
Otros argumentan que los límites
de velocidad no son reales, ¿para qué sirven las vías rápidas si los multan por
conducir a 80 Kms. por hora? También hay quienes han ocultado las placas con
plásticos a fin de evadir el registro de infracción y acelerar a su antojo, lo
cual denota indiferencia y desprecio por la ley que existe para asegurar la
vida y una convivencia civilizada y pacífica.
Por si faltarán razones y
argumentos para apoyar las sanciones mediante los monitoreos electrónicos,
según los estudios previos, el 70% de los conductores saltillenses exceden los
límites de velocidad, es decir, en los conductores no hay conciencia sobre los
riesgos que implica acelerar hasta los 167 Kms. por hora dentro del área
urbana; las historias de accidentes
viales con conductores hechos pedazos son macabras, de manera que o nos
alineamos o nos alinean, porque solamente en el bolsillo duele.
Falta que el Ayuntamiento aplique
las infracciones para los conductores particulares, funcionarios públicos,
choferes del transporte urbano y taxistas, que usen el celular u otros aparatos
digitales mientras conducen, según el estudio llegan al 40%. Algo
importantísimo son las sanciones a los que invadan la zona peatonal al hacer un
alto, sobre todo en las escuelas.
Por su parte, el Ayuntamiento
tiene el reto de rendir cuentas claras, ¿cómo aplicará el 60% de los recursos
recaudados a través de las multas electrónicas de las 35 cámaras con las que
contará el sistema? La ciudad tiene
enormes necesidades de infraestructura en las áreas marginadas, de manera que
hay necesidad de estudios concienzudos que impulsen el desarrollo urbano
sustentable.
Hay que agregar que la política
de comunicación de la presidencia municipal con frecuencia cae en la
vacilación, detener el desorden urbano no
se limita a las vialidades, aunque éstas
deben ser prioritarias por ahora, existen muchos otros problemas de atención
urgente, como es el marcaje de zonas peatonales y de los carriles viales.
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