viernes, 14 de octubre de 2011

Bromea Pacheco sobre los panistas y El Chicharito

Recibe el Premio El Colegio de México-Alfonso Reyes

“La batallas en el desierto es un libro que ya no me pertenece”, dice.

2011-10-14•Cultura

“Cada día es peor, es un baño de sangre...”, dijo de la realidad del país.

Responde a los tiempos electorales: si cuando se le anunció como ganador del Premio Cervantes se sentía una estrella de rock, hoy tantas luces de las cámaras fotográficas y de televisión, tantas grabadoras y entrevistas, lo hacen pensar: “Soy Ernesto Cordero o Josefina Vázquez Mota”.

Es José Emilio Pacheco, quien en su humildad y seriedad, se da tiempo para el humor: cuando le entregan el diploma y el cheque, dice presuroso: “Agradezco el diploma, pero estoy ávido de abrir el sobre, a ver si son los 80 millones de dólares de El Chicharito (Hernández)”.

El escritor, en otro de sus momentos en el que se da tiempo para evocar anécdotas, como aquella vez que le pidieron firmar unos ejemplares de Las batallas en el desierto y entre las tarjetas estaba el nombre de Miguel Alemán Valdés, “no sabía si dedicarla o hacerme pendejo”. Finalmente escribió: “Con suma gratitud, porque sin usted este libro no existiría”.

Es el narrador y poeta, traductor y ensayista, en la ceremonia de recepción del Premio El Colegio de México-Alfonso Reyes, surgido en 2010 para conmemorar el 70 aniversario de la institución, mediante la cual se buscó reconocer la trayectoria y las aportaciones de José Emilio Pacheco.

“Las batallas en el desierto es libro que, desde hace años, ya no me pertenece. No lo he hecho yo, sino sus lectores, por tanto me parece de una arrogancia suprema hablar de este libro como si de verdad yo fuera su autor y hubiese podido planear su único e irrepetible destino”, cuenta el siempre modesto escritor, luego de recibir de manos del presidente del Colmex, Javier Garciadiego, el galardón, y de Jaime José Serra Puche, el monto económico del premio.

Desde su perspectiva, a partir de la segunda reimpresión, la novela se apartó de él para siempre y tuvo su existencia propia e independiente y la historia se transmitió de un lector a otro, “supongo que su resonancia se debe en primer término a los maestros que la adoptaron para sus clases”.

“Un libro que pensé tan local y tan circunscrito en el tiempo y el espacio, tiene hasta hoy lectores en los lugares más remotos y las lenguas más diversas. No se crea, por ello, en lo que llaman su universalidad. Si ha tenido gran aceptación en Francia e Italia, también fue un fracaso absoluto en Estados Unidos.”

Previo a la ceremonia, José Emilio Pacheco se refirió en forma breve a la situación por la que atraviesa México, por la cual se dijo deprimido, “cada día es peor, es un baño de sangre y una fosa común”, de la que no llega a explicarse el porqué de la nueva crueldad: “¿Qué haría?, a mí no me pregunten. Sólo soy un pobre poeta, comentó al rememorar a Pablo Neruda.

Un “pobre poeta” que no se considera un clásico, sino alguien que, en su humildad, sólo es una tentativa: “es increíble que a esta edad lo diga, pero lo digo con toda sinceridad, que me falte tanto por aprender, por hacer y por leer. No se imaginan lo que me falta y lo que siento que ya no voy a alcanzar a hacer”. De nuevo, José Emilio Pacheco.
México • Jesús Alejo

No hay comentarios: