Valentín
Cardona
6
de julio de 2013
Ricardo Aguirre Méndez es quien representa al
juzgado tercero de primera instancia de lo familiar en Saltillo Coahuila, sus
acciones se encaminan a empañar el nombre del poder judicial de esa entidad, de
por sí sucio y al que suma poner muy en alto el nombre de México en el mundo,
sí, pero de ocupar los primeros lugares entre los países más corruptos de la
tierra.
José Rubén Cruz Valle es un pollero de doble
nacionalidad, se dedica a la vida sucia y a la putería. Cuando le conviene es
gabacho y cuando le conviene mexicano. Usa documentos oficiales mexicanos o
gringos dependiendo dónde esté y lo que esté haciendo. Usa un domicilio en
Tulsa, Oklahoma, en la Unión Americana, en el que tiene como pantalla una
empresa de “roofing”. Cruz Valle recluta “mojarras” o indocumentados, a algunos
les ofrece trabajo en su empresa, a otros simplemente los legaliza mediante
documentos falsos que le proporciona su madre.
Eso en USA… en México, Cruz Valle usa un
domicilio en Saltillo para sus andanzas, también documentos oficiales
mexicanos; ahí la pantalla es su tía. Es un caso visible y raro, de esos en los
que muchas agencias de investigación gringas y mexicanas inviertes millonadas
en recursos y personal “buscando”, pero que nunca encuentran.
Karla Inés es una mujer joven que hoy vaga
por el mundo para protegerse así y a su hijo. En efecto, se encuentra escondida
con amigos muy lejos de su tierra natal. Pesan sobre ella las amenazas “te voy
a matar y te voy a quitar al niño”. Las amenazas de Cruz Valle se podrían
cumplir en cualquier momento, puesto que logró el apoyo incondicional, mediante
cochupos, del juez Aguirre y del procurador Justicia de Coahuila, Homero Ramos
Gloria.
Luego de casi cuatro años de soportar insultos,
amenazas, encierros en su propia casa, violaciones, una vida miserable pues, Karla
se decidió a dejar ese mundo y buscar uno mejor para ella y su hijo. Vivía en
Tulsa, Oklahoma, cuando advirtió el turbio negocio de su marido. Ella le
reclamó: “no me pongas en riesgo, ni a tu hijo”. Él le contestó: “pues si no te
gusta lárgate, si hablas, te mato y te quito al niño y nunca más lo volverás a
ver”.
Karla se enamoró y casó en Saltillo en 2008 y
ahí se estableció el hogar conyugal. Cruz Valle vivía en Saltillo y
frecuentemente viajaba a USA, prácticamente vivían separados. Al avanzar el
embarazo, Cruz Valle convenció a Karla, “vente conmigo a Oklahoma, aquí te daré
una buena vida a ti y a mi hijo”. Karla aceptó y su hijo nació en Oklahoma,
aunque poco tiempo después, también fue registrado en México.
El sueño americano para Karla fue un
infierno, varias veces se separó de Cruz Valle y se refugió en casa de sus
padres en Saltillo. En fin… en febrero de 2012 Karla interpuso una demanda de
divorcio contra Cruz Valle que por desgracia cayó en manos de un juez corrupto:
Ricardo Aguirre Méndez. Al principio todo pareció caminar conforme a derecho. El
juez otorgó a Karla la guarda y custodia de su hijo y fijó a Cruz Valle un
porcentaje de sus ingresos para manutención. Pero con las argumentaciones
inadmisibles de Cruz Valle, el juez cambió de parecer, al grado de otorgar al
infame la guarda y custodia del menor, del que por cierto, muy poco se ha
ocupado como padre.
Ante el sospechoso cambio de conducta de Aguirre,
los abogados de Karla interpusieron diversos recursos legales contra el ilegal proceder
del juez, pero nada pasó, el corrupto juez pesa y mucho en Saltillo. Para sus
tropelías, Aguirre Méndez hace mancuerna con Cristina Aguirre Martínez, la
secretaria del juzgado y su incondicional. En Saltillo la conocen literal: “Es
una perra para los billetes”.
Un mal día Karla recibió por paquetería y en
su domicilio un documento en idioma inglés. Se trataba de una notificación para
que se presentara en un juzgado de Tulsa, Oklahoma, para atender una amañada
demanda de divorcio interpuesta en esa ciudad en su contra por Cruz Valle,
quien para este caso utilizó su identidad gabacha. Karla buscó ayuda en los
consulados mexicanos en Torreón, Coahuila y en Little Rock, Arkansas. Nada
obtuvo.
Es curioso, para voltear la tortilla, a Cruz
Valle le bastó presentar a Aguirre Méndez documentos de identidad gabachos y
negar así nomás su residencia en Saltillo. Y para ganar un sucio juicio en USA
a Karla, le bastó una notificación en inglés y por correo. Para la turbia
mentalidad de Aguirre Méndez esto es correcto, no existen los tratados ni los
derechos internacionales, y mucho menos los derechos constitucionales para los mexicanos.
Enfermo el cerebro del juez razonó: “Cruz Valle no fue notificado legalmente,
Karla sí fue notificada legalmente”.
En Oklahoma, los notarios públicos pueden
certificar documentos sin tener los originales a la vista, sí. No existió
exhorto legal para notificar a Karla el proceso gringo en su contra, pero sí
para presentar al juez mexicano la sucia sentencia oklahoniana. Cruz Valle
acudió con un amigo notario igual que él -gabacho y mexicano- a que certificara
documentos cuyos originales están en posesión de Karla. Enfermo el cerebro del
juez razonó: “si viene del gabacho todo es legal”. Pues se equivocó, claro, a
su conveniencia.
Acostumbrado a moverse en la podredumbre, a
Cruz Valle no le bastó corromper parte del aparato judicial de Coahuila. También
se incrustó en el putrefacto sistema de procuración de justicia en esa entidad.
En Coahuila se cuentan por miles los desaparecidos, diario hay decenas de
ejecutados, cientos de robos a particulares, a casas habitación y de
automóviles. El crimen organizado opera y crece a sus anchas bajo la dictadura
de la familia Moreira. No hay agentes del Ministerio Público ni policías
judiciales que alcancen, dicen. Pero eso sí, Cruz Valle se hace acompañar de
dos judiciales permanentemente, quienes amedrentan y acosan a la familia de
Karla para que la entregue, igual que a su menor hijo. “Son ordenes del
procurador (Homero Ramos Gloria)”, amenazan los judiciales.
Otra curiosidad. En diciembre de 2012 Cruz
Valle acechaba a Karla y ella no lo sabía. Iba llegando a su casa con su hijo
de la mano cuando intempestivamente un auto le cerró el paso, del carro bajó
corriendo Cruz valle y le arrebató a su hijo, llorando el niño lo subió al
carro y se dio a la fuga. La mujer que la hizo de chofer y cómplice es una
prostituta de Saltillo que se prestó a delinquir. Rápido se dio aviso del
secuestro y de los datos del vehículo a la Policía Municipal. Los municipales
detuvieron el carro rumbo a la salida a la ciudad de Monterrey y llevaron a los
presuntos secuestradores ante el Ministerio Público.
Para lograr su libertad, Cruz Valle se
ostentó como padre del menor y como gabacho: “no me pueden tocar, soy ciudadano
americano”, dijo al MP. Luego, pagó su fianza y la de su amante. El proceso
quedó abierto y hasta la fecha, sigue el camino hacia la impunidad…
Esta parece una historia de ficción y de
terror, no lo es. Hoy Karla se encuentra fuera de Coahuila luchando. Busca
reivindicar su vida y la de hijo. A pesar de que Coahuila se encuentra
sumergida literalmente en la caca en las materias mencionadas, es seguro que
algún día lo logrará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario