domingo, 21 de julio de 2013

Autonomía o Z-40: ¿cómo salir del embrollo?

Lucha Antinarco

 

Jorge Carrillo Olea

Al gobierno de Peña Nieto no le será fácil salir de su laberinto. El laberinto en que lo metieron los gobiernos de Fox y Calderón respecto de la siempre peligrosa, difícil e inevitable relación entre los servicios de inteligencia estadunidenses y el gobierno de nuestro país que ahora ha dispuesto Peña que se lleve por un solo conducto que llamó ventanilla única (Osorio Chong).
Sencillamente no lo supieron manejar. Dieron por hecho que a mayor colaboración, mayor eficiencia y mérito. No estaba en su médula el todavía indispensable nacionalismo en la gestión de ciertas materias. La colaboración eficiente es lo antagónico del colaboracionismo sin criterio, que determinó a los gobiernos de Fox y Calderón. No supieron conducir una relación con límites, equilibrios, respeto, ni una real o fingida amistad, que son las reglas del juego. Ahora los estadunidenses saben más y antes que nosotros de todo lo que nos importa y nos lo manipulan, incluidos secretos de Estado.
El hecho es que hoy, con una actitud aparentemente diferente, el presidente Peña busca regresar las aguas a sus cauces. Es de aplaudirse, pero simultáneamente es necesario comentar que es un problema mayor que implicaría explicaciones, convencimiento y la aceptación al más alto nivel en Washington con costos no evaluados para nosotros.
Agréguese que: 1) el presidente Obama querría cualquier cosa menos que le propongan algo sobre el tema de inteligencia estratégica en el extranjero. El lío de Snowden lo tiene furioso. Robert Muller, director de la FBI, tipo muy duro, en una comparecencia ante el Congreso en junio del 2013 predicó el ir con cuidado antes de hacer cualquier cambio que redujera las acciones de la National Security Agency (NSA) en sus programas de vigilancia e intercepción en el extranjero; 2) la captura del Z-40 se logró innegablemente con algún tipo de asistencia estadunidense de high tech, como los que usa la FBI en el propio territorio de EU y en el extranjero. Su director Muller así lo ha admitido ante el Comité de Inteligencia del Senado, presidido por Dianne Feinstein. Muller aceptó que es sabido que estos drones son empleados para el control de las zonas fronterizas y en apoyo de fuerzas locales (mexicanas). Esto demuestra nuestra filiación, no somos autosuficientes, peor en este mundo de la interdependencia.
Lo que más dificulta la recomposición es la dependencia tecnológica, como la que poseen los surveillance drones. Verosímilmente fue la que detectó, siguió y denunció al Z-40. Vigilan al crimen, pero también a cualquiera. Es incómodo, pero es inevitable aceptar que somos un espacio de riesgo para ellos por la inconfiabilidad de nuestras instituciones.
La colaboración tecnológica es decidida en el más alto nivel en Washington, frecuentemente con conocimiento del Congreso y es realizada por compañías civiles a las que se recomienda y controla la venta de ella. Esa tecnología es de la más alta sofisticación, a manera que los son los drones asesinos, como el MQ-1 Predator (hay decenas de otras versiones) que se usan en Afganistán soñados por Calderón para él y negados por el Pentágono.
Durante los últimos 12 años la relación con agencias de inteligencia de EU se hizo sumamente comprometedora. Hoy hay consentimientos con la DEA, FBI y CIA, en ese orden, que no existían hace 15 años. Las primera y segunda son árbitros en la persecución de la delincuencia organizada, principalmente la trasnacional. La tercera, la CIA, básicamente se ocupa de problemas vinculados a la seguridad interior y al terrorismo antiyanqui. Estamos atados de manera problemática.
La relación con las fuerzas armadas de EU es con mucho la derivada de su decisión de que al reajustar sus mandos operativos. Desde octubre de 2002 nos pusieron bajo la protección, según ellos, de su Northern Command en su misión de coordinar los esfuerzos de defensa de sus intereses. Estamos territorialmente bajo las responsabilidades y facultades operativas que ellos decidan unilateralmente. (www.northcom.mil/)
Otro grave condicionante para rencauzar la relación sería que por 12 años se ha permitido la injerencia permanente y ominosa de sus medios de inteligencia estratégica y criminal en nuestro sistema político, en nuestro sistema de seguridad interna y hasta en el de justicia.
Todas estas razones justifican que la defensa del interés nacional demande de firmísimas convicciones, de visión, solidez y experiencia que no se identifican fácilmente en la dotación humana del actual gobierno. Está claro que la decisión de la ventanilla única no es la solución.
hienca@prodigy.net.mx

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