Decenas de músicos e intérpretes han hecho de
"Satisfaction" ese himno anticonsumista que hoy las buenas conciencias de
siempre ya escuchan sin sobresaltos.
Arturo García Hernández
Publicado: 26/07/2013 18:56
Publicado: 26/07/2013 18:56
Mick Jagger llegó a los 70 años. Nadie que lo haya visto en aquellos años
frenéticos (los sesenta) de sexo, drogas y rockanrol, le habría dado más años de
vida que a Brian Jones, a Jim Morrison, a Janis Joplin, a Keith Moon, Jimmy
Hendrix o que al mismo John Lennon. Pero helo aquí, todavía con la energía
suficiente para sangolotear las nalgas y hacer dos o tres sprints sobre el
escenario, con un cuerpo escuálido como de adolescente, sobre el que oscila una
cabeza de reptil prehistórico. Las fotos y videos de los conciertos recientes
(apenas en junio) de los Rolling Stones, constatan el prodigio de este Dorian
Grey contemporáneo. Sobreviviente de si mismo, se negó a seguir la ruta del
martirologio rockero. Y no se le puede reclamar.
Hoy todavía le dicen a Jagger el “chico malo” del rock. La etiqueta es simplificadora y mentirosa. Las canciones, las conductas y los escándalos que le ganaron el mote son de una etapa temprana de la banda (los primeros 10 o 15 años). A ella corresponden temas emblemáticos como Satisfaction o Sympathy for the devil. Después se han sucedido discos y rolas que a veces evocaban o emulaban el espíritu contestatario de aquella etapa y otra veces se adaptaban, con su toque particular, a las modas musicales en turno, dictadas por la industria discográfica.
Esto no significa que Jagger y compañía se hayan traicionado. Han sido, simplemente, síntesis y reflejo de la sensibilidad juvenil de las últimas décadas. Por prgamatismo o por comodidad, Jagger escogió el papel de cronista y no de profeta de su época. Has caminado de la manos de los tiempos, de cada nuevo tiempo. Y así se ha proyectado – a la cabeza de los Stones- como uno de los personajes más influyentes de la cultura occidental en las últimas décadas. Junto a los Beatles. De ese tamaño.
Muestra elocuente de esa infuencia es el número de covers que, a manera de tributo, decenas de músicos e intérpretes han hecho de Satisfaction, ese himno anticonsumista que hoy las buenas conciencias de siempre ya escuchan sin sobresaltos. Es sólo un recuerdo, pero un buen recuerdo. Aquí algunas versiones.
Hoy todavía le dicen a Jagger el “chico malo” del rock. La etiqueta es simplificadora y mentirosa. Las canciones, las conductas y los escándalos que le ganaron el mote son de una etapa temprana de la banda (los primeros 10 o 15 años). A ella corresponden temas emblemáticos como Satisfaction o Sympathy for the devil. Después se han sucedido discos y rolas que a veces evocaban o emulaban el espíritu contestatario de aquella etapa y otra veces se adaptaban, con su toque particular, a las modas musicales en turno, dictadas por la industria discográfica.
Esto no significa que Jagger y compañía se hayan traicionado. Han sido, simplemente, síntesis y reflejo de la sensibilidad juvenil de las últimas décadas. Por prgamatismo o por comodidad, Jagger escogió el papel de cronista y no de profeta de su época. Has caminado de la manos de los tiempos, de cada nuevo tiempo. Y así se ha proyectado – a la cabeza de los Stones- como uno de los personajes más influyentes de la cultura occidental en las últimas décadas. Junto a los Beatles. De ese tamaño.
Muestra elocuente de esa infuencia es el número de covers que, a manera de tributo, decenas de músicos e intérpretes han hecho de Satisfaction, ese himno anticonsumista que hoy las buenas conciencias de siempre ya escuchan sin sobresaltos. Es sólo un recuerdo, pero un buen recuerdo. Aquí algunas versiones.
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