Alertó sobre el riesgo de que bases en Colombia se usen para atacar a Venezuela
Señaló que las FARC no representaban riesgo, según cable filtrado por Wikileaks
De la Redacción
Periódico La Jornada
Lunes 6 de diciembre de 2010, p. 2
El gobierno de Brasil expresó a Estados Unidos su “preocupación” porque las siete bases militares colombianas cedidas para el uso de tropas estadunidenses fueran empleadas para “lanzar acciones en contra de Venezuela”, y señaló que “las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) no habían estado nunca tan débiles y que la única amenaza de seguridad para Washington en América Latina proviene de México”.
Estas ideas fueron expuestas al asesor de Seguridad Nacional estadunidense, el general James L. Jones, en una reunión celebrada en Brasilia en agosto de 2009, en la que participaron la entonces jefa de asesores de la Presidencia, Dilma Rousseff (actual presidenta electa); el consejero de política exterior, Marco Aurelio García; el canciller, Celso Amorin, y el ministro de Defensa, Nelson Jobim, según uno de los documentos publicados ayer en el sitio de Internet Wikileaks, que ha puesto a disposición del público 931 de 251 mil 287 cables en lista de espera.
La encargada de negocios estadunidense, Lisa Kubiske, reportó al Departamento de Estado que la visita de Jones a la capital brasileña estuvo dominada por las “preocupaciones brasileñas sobre la intención del gobierno de Estados Unidos y las implicaciones del expandido acceso a las bases militares colombianas”.
En las reuniones con cada uno de los funcionarios citados hubo “extensas discusiones del asunto de las bases de Colombia”, en referencia a un pacto firmado en octubre de 2009 por los gobiernos de los entonces presidentes George W. Bush y Álvaro Uribe.
El acuerdo fue negociado por Juan Manuel Santos, ministro de Defensa en ese tiempo, pero fue suspendido por la Corte Constitucional colombiana en agosto pasado, el mismo mes en que Uribe entregó el poder a Santos.
Amorim argumentó en su oportunidad que la noticia del pacto trajo a la opinión pública el recuerdo de declaraciones de militares estadunidenses que sugirieron que la zona fronteriza compartida por Argentina, Brasil y Paraguay podría ser un “blanco legítimo” de Estados Unidos “si se descubre actividad terrorista ahí”.
Esa posibilidad, más la acusación de la Contraloría estadunindense (GAO, por las siglas de General Accounting Office) en el sentido de que Venezuela apoya el tráfico de drogas, y la iniciativa de que las bases colombianas sirvan en misiones contra la producción y tráfico de drogas, “elevaron la preocupación de que éstas puedan ser utilizadas para lanzar acciones en contra de Venezuela”.
El cable escrito por Kubiske apunta que “Amorim dijo que lo que para Estados Unidos era ‘lo de costumbre’, en la región estaba exacerbando las tensiones”.
El consejero de política exterior de Lula, Marco Aurelio García, citó declaraciones de una conversación que tuvo con el presidente Hugo Chávez, según las cuales el mandatario “no ve (las bases) como un gran problema, pero el asunto huele a guerra fría”, afirmación que no concuerda con las reiteradas expresiones del venezolano de que el pacto colombiano-estadunidense tiene el objetivo de invadir Venezuela y derrocarlo.
La brasileña Dilma Rousseff advirtió el año pasado al estadunidense James L. Jones sobre el riesgo de dar un uso inadecuado a los cuarteles de Washington en ColombiaFoto Reuters
En este contexto Kubiske mencionó que García hacía notar la actual debilidad de las FARC y que “la única amenaza a la seguridad de Estados Unidos en América Latina proviene de México”.
García también sostuvo que en su opinión el gobierno de Venezuela no apoya a las FARC, porque esta organización “está involucrada en el tráfico de drogas y todos saben que la participación en este comercio es destructiva”.
La crisis venezolano-colombiana del año pasado, según el asesor brasileño, “es la continuación de una larga relación de odio y amor” entre dos países vecinos, pero desde el punto de vista de Brasil es posible que los países de la región vivan en paz, no obstante las diferencias, por lo que Brasilia incluso apoya la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio negociado por Bogotá y Washington.
Rousseff advirtió a Jones que el acuerdo sobre el uso de cuarteles colombianos “abre la puerta a radicales que quieren crear problemas en la región”, pero en todas las reuniones el asesor estadunidense “explicó que la naturaleza del acuerdo formaliza en términos amplios la relación actual” entre las fuerzas armadas de Colombia y Estados Unidos.
Jobim dijo a Jones que asuntos como el de las bases se complican más cuando la información no se hace por los canales oficiales, sino por medio de la prensa, pero, según el memorando de Kubiske, “Brasil también se ve a menudo sorprendido por las sensibilidades de la América española con relación a temas que en otros lados serían considerados inocuos”.
Desde que comenzó la publicación de cables diplomáticos estadunidenses en el sitio de Wikileaks, el domingo pasado, Brasil se convirtió en un protagonista y a la fecha suma 36.
Pese al reconocimiento de Brasil como potencia emergente, el cable de Kubiske señala que Jones hizo notar a los funcionarios brasileños la necesidad de que asuma “más responsabilidades” en las relaciones internacionales.
Un memorando de diciembre de 2009, dirigido al subsecretario de Estado, Arturo Valenzuela, destaca que Brasil es una “potencia global emergente”, pero aclara que el “énfasis” es en el adjetivo de “emergente”. Más aún, los funcionarios que prepararon el documento se preguntaron si “Brasil podrá en algún momento superar su complejo de inferioridad” ante Estados Unidos.
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