viernes, 13 de agosto de 2021

Las secuelas de la bomba atómica aún impactan; no son cosa del pasado


Sergio Hernández recoge en Hibakusha la historia de un sobreviviente de Nagasaki // El libro se presenta el sábado en redes sociales del FCE

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▲ Ilustración del libro Hibakusha: testimonio de Yasuaki Yamashita, realizada por Edu Molina. En entrevista, el autor comenta que “los hibakusha no sólo luchan por la memoria, sino por evitar que estas armas sean usadas”.Foto cortesía del FCE
 
Periódico La Jornada
Martes 10 de agosto de 2021, p. 3

El sufrimiento causado por el bombardeo atómico contra la ciudad japonesa de Nagasaki, los padecimientos por la radiación y la discriminación que vivieron los sobrevivientes del ataque ocurrido el 9 de agosto de 1945 son narrados por uno de ellos en Hibakusha: testimonio de Yasuaki Yamashita, de Sergio Hernández.

En el texto ilustrado del Fondo de Cultura Económica (FCE), que será presentado el 14 de agosto, Yasuaki Yamashita relata lo que sufrieron durante y luego del bombardeo. También recuerda cómo un niño estadunidense de forma espontánea le pidió perdón por la agresión cometida por su gobierno hace décadas.

En entrevista, Sergio Hernández, especialista en migraciones y en Japón, menciona que su investigación lo impulsa a continuar, porque debe conocerse todo este sufrimiento que causó la guerra para estos ciudadanos, muchos de ellos mexicanos.

Agrega que hay que tener esta información, integrarla a nuestras historias para que conozcamos toda la serie de injusticias que se cometieron contra estas poblaciones.

Hernández sostiene que el efecto de la bomba atómica lanzada contra Nagasaki continúa, pues aún hay ancianos que mueren por enfermedades causadas por la radiación, además de los padecimientos en sus hijos originados por la radiactividad.

Una batalla por la memoria

Explica que “hay que seguir informando. No se sabe que en México se concentró a ciudadanos mexicanos de origen japonés; que en Estados Unidos más de 120 mil personas fueron confinadas en campos de concentración. En Latinoamérica también los hubo. Todas estas historias hay que hacerlas presentes, para que no se vuelvan a repetir y para que las personas estén conscientes de lo que se ha vivido.

El caso de personas que fueron testigos de las terribles consecuencias de la bomba son elementos que nos siguen impactando, no son cosas del pasado. Una decena de países tienen bombas y está en juego la extinción del ser humano. Son elementos que hay que tener presentes, sostiene el autor en entrevista.

Sergio Hernández recuerda que en Hiroshima y Nagasaki, a finales de 1945 habían muerto 250 mil personas víctimas de esta arma utilizada por Estados Unidos, la mayoría civiles.

Yasuaki Yamashita vivió esta agresión cuando tenía seis años. El hombre de 81 años tardó cinco décadas en dar su testimonio sobre lo que ocurrió en su natal Nagasaki y los padecimientos de cientos de miles de personas en las dos ciudades bombardeadas. Además, como hibakusha (testigo de la bomba atómica) padeció discriminación.

El investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia destaca que es importante esta narración por los enormes sufrimientos que le causó a él, a su familia y a toda la población que los vivió. Son cosas inenarrables, como él dice; es vivir el infierno en la Tierra.

También porque estos sobrevivientes, aun después de perder todos sus bienes materiales, son discriminados en los años siguientes, pues se creía que males como el cáncer producto de la radiactividad que sufrían algunos podía ser contagiado. Hubo mujeres que se suicidaron por el rechazo.

Activismo en escuelas

Sergio Hernández relata que existen muchas historias de los sobrevivientes, organizados en el grupo Hibakusha Stories. “Ellos van a escuelas. Yo he llevado a Yasuaki a que platique su experiencia en escuelas y con los jóvenes, que quedan realmente impactados al saber lo que sucedió con la bomba.

Yasuaki dice: “Voy a lanzar una piedra, que va a caer en el agua, y quiero que los jóvenes retomen estas olas para que sepan de las terribles consecuencias y que luchen junto conmigo, otros sobrevivientes y miles de personas para que estas bombas no sean usadas, para que estos horrores nunca más nadie los vuelva a vivir.

“Los hibakusha no solamente luchan por la memoria, sino por evitar que esas armas sean usadas y que queden totalmente desaparecidas de la faz de la Tierra, antes de que hagan desaparecer el mundo en cualquier instante.”

El autor relata que Yasuaki Yamashita, como otros sobrevivientes, al principio rehusaban hablar de lo que vivieron. “Él vino a México porque quería olvidar lo que le recordaba la ciudad donde nació. Esas imágenes, esas historias, esos jóvenes que iban muriendo. Él trabajó en el hospital de la bomba atómica y veía gente joven que llegaba y moría.

Cuando empezó a hablar de su experiencia se volvió activista, pues cree que es necesario que se conozca lo que vivieron. Asiste a escuelas de Estados Unidos, donde los jóvenes no conocen esa historia; no saben que su país lanzó una bomba atómica ni las terribles consecuencias que dejó. Son elementos que Yasuaki nos plantea en cada plática.

Hernández refiere que el Premio Nobel de Literatura 1994, Kenzaburō Ōe, quien también abordó las historias de estos sobrevivientes, dice que ellos tienen derecho a callar si lo desean, pero existe el deber de platicarlo para que todos estemos conscientes. A ellos les corresponde decidir el momento y cuándo.

Yasuaki eligió ese momento, y desde entonces no deja de platicar, porque sabe que debemos luchar contra esas armas y hacer lo posible por que nunca se vuelvan a usar.

La obra Hibakusha: testimonio de Yasuaki Yamashita será presentada el próximo sábado 14 a las 13 horas, en la librería Rosario Castellanos, con la presencia de Yasuaki Yamashita. El acto será transmitido por las redes sociales del FCE.

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