viernes, 25 de septiembre de 2020

El adelgazamiento de los sistemas de salud precedió a la pandemia, señala socióloga


En un ciclo organizado por el IIH de la UNAM, Ana María Carrillo afirmó que la historia nos enseña que el único tratamiento contra el Covid-19 es la solidaridad

 
Periódico La Jornada
Viernes 25 de septiembre de 2020, p. 3

La historia nos enseña que el único tratamiento contra el nuevo coronavirus es la solidaridad, afirmó la socióloga Ana María Carrillo durante su participación ayer en el ciclo de conferencias Epidemias, pandemias y el Covid-19 desde la historia, que organiza el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La académica de la Facultad de Medicina de esa casa de estudios explicó que la emergencia de salud que vivimos fue precedida por el adelgazamiento de los sistemas de salud públicos y el deterioro en las condiciones de vida de la población en casi todos los países, debido a casi cuatro décadas de políticas neoliberales.

Si bien las medidas de higiene que recomienda la Organización Mundial de la Salud para prevenir contagios son adecuadas, resultan insuficientes, agregó la especialista, porque además se están enfocando todos los esfuerzos en el desarrollo y la producción de una posible vacuna, lo cual puede llevar a descuidar los factores estructurales que afectan a las personas y sus comunidades, que no se ven sólo amenazadas por el Covid-19, sino por otras enfermedades, agudizadas por la incapacidad de muchos gobiernos de dar a la salud la prioridad que merece.

Carrillo destacó que en la actualidad hay guerras y hambrunas en países como Yemen, Siria, Somalia y Afganistán; naciones que enfrentan bloqueos económicos (Venezuela, Corea del Norte, Irán y Cuba), y migraciones forzadas, a veces por desastres naturales, pero muchas de las veces por conflictos causados por el ser humano; la mitad de la población mundial carece de servicios esenciales, como agua potable, y viven en pobreza extrema 100 millones de personas.

Todo lo anterior, continuó, “dificulta la lucha para combatir la pandemia. Por eso es necesario atender las desigualdades que hacen a las personas vulnerables. No sabemos cómo prevenir o tratar el Covid-19, pero sí cómo prevenir el hambre que la agrava; sin embargo, de acuerdo con datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, hay 820 millones que la padecen. El hambre es una forma de violencia extrema, y resulta que las autoridades sanitarias dan consejos que personas en muchos países no pueden cumplir, pues hay millones muriendo por enfermedades que pueden prevenirse.

“Las epidemias no afectan a las sociedades al azar; creamos un nicho ecológico que permitió que el coronavirus fuera posible. Desde finales del siglo XIX se había logrado controlar la mayoría de las enfermedades infecciosas al mejorar las condiciones de vida, las intervenciones de salud pública, las vacunas y antibióticos.

Pero en las décadas recientes aumentaron las enfermedades metabólicas relacionadas con el estilo de vida, la resistencia a los antibióticos y las llamadas enfermedades emergentes, noción creada en los años 90 para referirse a padecimientos nuevos transmisibles, como el VIH y la influenza.

Nuevos virus relacionados con el impacto humano

Los expertos hablan de 900 nuevos virus potencialmente pandémicos que tienen que ver con la huella del hombre sobre el planeta: deforestación, minería y caza; lo más grave, la agroindustria y la cría industrial de animales.

Es por ello que la prioridad debería ser la justicia social “y darnos cuenta de que lo que afecta a una persona, afecta a todos. La salud universal debería ser más importante que la ganancia de unos pocos, por eso las intervenciones farmacéuticas o la vacuna no pueden ser la única solución.

La historia nos ayuda a valorar y comparar el momento con otras situaciones, pues hay que recordar que la producción de vacunas estuvo en manos del Estado, pero en estas décadas del periodo neoliberal se abandonó esa producción y se dejó en manos de las farmacéuticas, y hoy son ellas las que decidirán.

La especialista consideró que la incertidumbre que genera la pandemia de Covid-19 se debe manejar siendo humildes, “porque creíamos que nosotros ya no íbamos a vivir una crisis de una enfermedad infecciosa de estas dimensiones. Hay que reconocer que la ciencia y la medicina a veces tienen más preguntas que respuestas.

Pero, para dar un mensaje de esperanza, también hay que recordar que todas las pandemias vividas por la humanidad han tenido su tiempo y han acabado a pesar de tener menos recursos de los que ahora tenemos. La humanidad pudo sobrevivir y reinventar sus sociedades y, en muchos casos, éstas fueron mejores, concluyó.

El ciclo de conferencias concluye el primero de octubre con la participación del historiador peruano Marcos Cueto (quien trabaja en la Fundación Oswaldo Cruz, de Río de Janeiro, Brasil), quien hablará de la relación entre la historia y las epidemias en América Latina. Se transmitirá en el canal de YouTube del IIH de la UNAM, a las 11 horas.

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