jueves, 31 de enero de 2013

Manuel Ahumada: la poética de la ensoñación

 


Las ensoñaciones de Ahumada pertenecen a un estado crepuscular, es decir, en el que se entreteje la vida nocturna y la vida diurna.

Carlos Paul
Publicado: 31/01/2013 10:37

Mirar una obra de Manuel Ahumada es como despertar dentro de otro sueño. Es por ello que la poética de Ahumada, es la poética de la ensoñación.
En cada una de sus historias y cuadros, la realidad onírica y la realidad de la vida cotidiana, se amalgaman en una sola. Se galvanizan de tal manera que el sueño y la vigilia se diluyen para fundirse y crear un singular universo urbano cósmico; donde lo asombroso e insólito se nos presenta como un hecho natural y cotidiano; al mismo tiempo que las emociones y sentimientos más comunes del ser humano, se transforman a su vez, en un magnético y asombroso misterio.
Nada es ilógico, ni absurdo, ni abstracto en las historias de Manuel Ahumada. Todo es cierto, todo es real. Y no me refiero al concepto que en literatura denominan "verosimilitud".
Las historias que dibuja Ahumada, no son historias "creíbles". Se trata de historias tan reales, tan íntimas, tan inauditas y a la vez emocionalmente cotidianas que por eso emocionan, sorprenden y conmueven.
La cotidianidad en la que se mueven sus personajes y la extraordinaria manera en que Manuel nos acerca a su intimidad emocional, provoca en quien mira uno de sus cuadros, sentirse no sólo testigo privilegiado, sino personaje protagonista de esa ensoñación.
La poética de Ahumada opera en el que la aprecia, un cambio en su ser. Todo aquel que conoce su trabajo poético visual, tiene la sensación -y hay quienes llegan a tener la convicción- de haber vivido en la vida real cierta historia dibujada por Ahumada, aunque ésta sólo haya ocurrido en una realidad onírica.
El universo urbano, citadino y cósmico que marca su obra se hace patente en esta muestra.
La retrospectiva que aquí se presenta, es una retrospectiva parcial, es una retrospectiva del trabajo creativo-personal que Ahumada ha realizado en años recientes como artista plástico.
Integra más de 40 obras entre pintura, arte objeto, grabados y dibujos. Entre ellos hay un auto retrato titulado ¡Ay Ojón!... así como varios dibujos que fueron publicados en un calendario para el año 2013.calendario que fue editado con el tema de La Luna, pero que originalmente tienen como personaje a una bruja hechicera.
Esta retrospectiva no incluye su trabajo como caricaturista político. Una buena parte de lo que aquí se presenta ha sido publicado en la revista de caricatura y crítica política El Chamuco, en la que Ahumada aporta la sección más lúdica titulada Metro Utopía.
Como parte de la exposición se exhiben también una serie de grabados que representan y simbolizan la muerte; grabados que en esta muestra es lo más "viejo pero reciente".
Con el apoyo de su compañera Jacqueline, Ahumada ha traído igual piezas de arte objeto, en las que su humor negro y crítico se centra en el Ratón Miguelito. Serie que el autor ha titulado Los ratones del Imperio.
Pienso que el trabajo de Ahumado, en el terreno del Arte Objeto, se tiene que considerar como un capitulo aparte. Es importante comentar esto porque Ahumada, por diversas circunstancias, dejo de hacer por un tiempo narrativa plástica, la cual retomó de nueva cuenta hace tres años, a partir de su colaboración en la sección Metro Utopía en El Chamuco.
Habrá quien recuerde o conozca la memorable serie de historietas titulada La vida en el limbo. Ahora se tiene la oportunidad de apreciar su obra plástica narrativa más reciente.
Historias en las que los ojos biológicos son estrellas; en las que el corazón es una cárcel, en las que el personaje de el Principito orina estrellas, en las que los barcos navegan por vías férreas. Historias en las que un desconocido naufrago tira una botella al mar sin un mensaje escrito dentro, sino lo que hay dentro es su voz viva, que al destapar la botella sólo escuchamos un "Te extraño".
Como artista, Ahumada es una especie de chamán del asfalto, que pinta hechiceras que sueñan el desamor o mujeres-ángeles desnudas, que en el lavadero lavan sus alas y las cuelgan en tenderos al sol.
Ahumada no sólo simboliza los sentimientos. También se preocupa por la estética y la técnica. En esta retrospectiva, a diferencia de otras exposiciones que reflejan su trayectoria, exhibe cuadros en los que el color está mucho más presente. Hay varias obras en la que Ahumada conjuga la tinta y la acuarela.
Ahumada domina y conoce distintas técnicas, pero sobre todo Ahumada es un narrador de historias. Un narrador de emociones y conmociones, un narrador de las aventuras y desventuras de entrañables personajes; del amor y el desamor con todos sus vértices y variantes.
Con cierto humor, con lo que nos permite digerir tristes desventuras, Ahumada es un narrador del amor desolado. Lo dicho: Mirar una obra de Manuel Ahumada es vivir una realidad paralela, es como despertar dentro de otro sueño.
*Texto leído durante la inauguración de la exposición retrospectiva de Ahumada, la noche del miércoles, en el Alverre Café Bistro (Gómez Faría 42, Col. Del Carmen, Coyoacán).

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