La comunidad artística estadunidense lo recuerda como si uno de los suyos hubiera fallecido
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 6 de marzo de 2010, p. 32
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 6 de marzo de 2010, p. 32
Nueva York, 5 de marzo. La amplia gama de reconocidos artistas estadunidenses que expresaron su pésame por el fallecimiento del historiador Howard Zinn –desde el actor Matt Damon al músico Eddie Vedder (vocalista de Pearl Jam); la autora Alice Walker (de la novela El color púrpura) o la actriz Jane Fonda, entre decenas más– constató su enorme impacto sobre el mundo cultural y la admiración que generó entre actores, músicos, escritores y poetas que trabajaron con él o que fueron inspirados por su trabajo.
De hecho, nadie recuerda a otro historiador tan elogiado por artistas, casi como si uno de los suyos hubiera fallecido. Y es que, en cierto sentido, fue uno de ellos: “Me gusta llamar arte a lo que hago”, declaró alguna vez Zinn, el gran historiador rebelde.
Su famoso texto de historia, A people’s history of the United States (La otra historia de Estados Unidos), ha sido mencionado en películas como Good Will Hunting (guión de Matt Damon y Ben Affleck premiado con el Óscar), hasta en Los Simpson (donde se muestra a uno de los personajes femeninos leyendo un ejemplar), y sus trabajos han figurado en canciones de Pearl Jam, System of a Down y otros.
Zinn llevó su pasión por la historia al arte. Además de haber sido trabajador en astilleros y después en almacenes industriales en Nueva York, bombardero en la Segunda Guerra Mundial, estudiante, profesor y participante en movimientos por los derechos civiles, contra las intervenciones y por la paz, y autor de unos 20 libros, más ensayos y artículos críticos, también fue dramaturgo, autor de obras de teatro como Marx en Soho y Emma (sobre Emma Goldman).
Al final de su vida se había dedicado a su proyecto The people speak (El pueblo habla), donde diversos artistas, poetas y músicos daban lectura a selecciones de textos de voces rebeldes a lo largo de la historia estadunidense, como también canciones, con Zinn ofreciendo contexto histórico para cada uno, creando así, de algo muy simple, un tipo de obra dramática poderosa. De esto recién se produjo una versión en video que fue transmitida por History Channel y ahora está a la venta como dvd. Los participantes en estos esfuerzos incluyeron actores como Matt Damon, Danny Glover, Josh Brolin, Marisa Tomei, Viggo Mortensen, músicos desde Bob Dylan y Bruce Springsteen hasta Steve Earle, el hiphopero Mos Def y Eddie Vedder, así como varios poetas y hasta cineastas como John Sayles, entre decenas más. Así, su vida concluyó llevando la historia al arte y voces rebeldes hechas contemporáneas por artistas.
“Las artes son el lugar para un tipo de guerra de guerrillas, en el sentido que las guerrillas, en una situación totalitaria, buscan aperturas y oportunidades donde pueden tener algún efecto. Cuando se derrocan las tiranías… todo empieza en la cultura, el único lugar donde la gente goza de alguna libertad. Empieza con literatura y poesía y música, porque no representan amenazas directas al establecimiento. Son sutiles e indirectas, y las autoridades establecidas apuestan a que no llevarán a nada amenazante, pero suelen perder esa apuesta”, comentó en un intercambio con Thom Yorke, de la banda de rock Radiohead, en 2003.
Historiador y rockero, un dueto extraño a primera vista que, conociendo a Zinn, era de lo más natural. El tema siempre era la rebelión contra la imposición del poder, o sea, la esencia del rock.
Comentó: “Es cierto que mucho del idioma político es feo. Tenemos que apreciar a escritores políticos cuyo lenguaje es bello, como Arundhati Roy o Barbara Kingsolver, incluyendo aquellos cuyo lenguaje político es chistoso, como Michael Moore. Y es posible reaccionar a tal fealdad diciendo que la música no debería de ser abiertamente política porque perdería su belleza. Pero eso no tiene que ocurrir. Vean a Dylan, muy fuerte políticamente, pero poético”.
Indicó que “es más difícil para los artistas rebelarse ahora que en la era de Dylan y los Beatles, porque el control por los medios, por el gobierno es abrumador. Más difícil, pero no imposible. Veo a Bruce Springsteen, Eddie Vedder, Ani DiFranco y las Dixie Chicks desafiando a las autoridades y expresándose contra la guerra”.
En su libro Artistas en tiempos de guerra, Zinn sugiere que “el papel del artista es transcender la sabiduría convencional, transcender la palabra de las autoridades establecidas, transcender la ortodoxia, de ir más allá y escaparse de lo que dicta el gobierno o lo que dicen los medios… Atreverse a decir cosas que nadie más diría”.
En El arte de la revolución, su prólogo al libro Anarchy and order, de Herbert Read, publicado en 1970, Zinn vincula su interés sobre el anarquismo con el mundo cultural: “El anarquista ve al cambio revolucionario como algo inmediato, algo que debemos hacer ahora mismo, donde estamos, donde vivimos, donde trabajamos. Implica deshacernos de relaciones autoritarias y crueles a partir de ahora mismo. Tal acción revolucionaria no puede ser suprimida como un levantamiento armado. Ocurre en la vida cotidiana, en los huecos... ocurre en cientos de miles de lugares a la misma vez, en familias, en las calles, en los barrios, en lugares de trabajo. Es una revolución de la cultura entera… Tal revolución es un arte. Eso es, requiere la valentía no sólo de resistencia, sino de la imaginación”.
Por todo esto, los artistas sí perdieron a uno de los suyos. Eddie Vedder, de Pearl Jam, escribió en su sitio de Internet: “Hemos perdido una verdadera luz brillante y una sabiduría aparentemente sin paralelo. Afortunadamente nos dejó una obra de trabajo tan extraordinaria que será fuente por los siglos venideros”.
Agregó que el historiador y escritor “fue una fuente verdadera y constante de inspiración para mí e innumerables más. Para mí fue la encarnación verdadera de la esperanza”.
Springsteen ha expresado, citado por la revista Rolling Stone, que el texto de historia de Zinn “tuvo un enorme impacto sobre mí. Me colocó en un lugar que podía reconocer y que sentía que podía hacer mío... Me hizo sentir que yo tenía un papel en este momento de la historia, como todos, y que este momento de historia era mío... de alguna manera, para hacer lo que pudiera. Me hizo sentir como parte de la historia y me dio vida como participante”.
“Mi amigo, el gran historiador Howard Zinn, murió en su hotel en Santa Mónica el 27 de enero. Iba a cenar con él el próximo domingo”, escribió Fonda en su sitio de Internet, donde dejó un amplia cita de su trabajo.
Dave Eggers, uno de los más influyentes escritores contemporáneos en este país escribió en el sitio de Internet de la revista The New Yorker que “Zinn era la encarnación del término ‘leyenda viviente’ y su efecto sobre cómo percibimos y enseñamos historia no se puede medir… Fue un tipo asombroso; es difícil pensar cómo se verá el paisaje sin él”.
Otros como los hiphoperos Talib Kweli y Q-Tip también expresaron su dolor ante la pérdida, al igual que Jon Stewart, el famoso locutor del noticiero ficticio The Daily Show, quien le dedicó un segmento en su programa. También lo recordó el músico Willie Nelson. Desde raperos, pasando por El Jefe hasta un jefe de country, desde actores de Hollywood a poetas neoyorquinos, estos artistas recuerdan al hombre que los invitó a participar en, y a cambiar, la historia.
De hecho, nadie recuerda a otro historiador tan elogiado por artistas, casi como si uno de los suyos hubiera fallecido. Y es que, en cierto sentido, fue uno de ellos: “Me gusta llamar arte a lo que hago”, declaró alguna vez Zinn, el gran historiador rebelde.
Su famoso texto de historia, A people’s history of the United States (La otra historia de Estados Unidos), ha sido mencionado en películas como Good Will Hunting (guión de Matt Damon y Ben Affleck premiado con el Óscar), hasta en Los Simpson (donde se muestra a uno de los personajes femeninos leyendo un ejemplar), y sus trabajos han figurado en canciones de Pearl Jam, System of a Down y otros.
Zinn llevó su pasión por la historia al arte. Además de haber sido trabajador en astilleros y después en almacenes industriales en Nueva York, bombardero en la Segunda Guerra Mundial, estudiante, profesor y participante en movimientos por los derechos civiles, contra las intervenciones y por la paz, y autor de unos 20 libros, más ensayos y artículos críticos, también fue dramaturgo, autor de obras de teatro como Marx en Soho y Emma (sobre Emma Goldman).
Al final de su vida se había dedicado a su proyecto The people speak (El pueblo habla), donde diversos artistas, poetas y músicos daban lectura a selecciones de textos de voces rebeldes a lo largo de la historia estadunidense, como también canciones, con Zinn ofreciendo contexto histórico para cada uno, creando así, de algo muy simple, un tipo de obra dramática poderosa. De esto recién se produjo una versión en video que fue transmitida por History Channel y ahora está a la venta como dvd. Los participantes en estos esfuerzos incluyeron actores como Matt Damon, Danny Glover, Josh Brolin, Marisa Tomei, Viggo Mortensen, músicos desde Bob Dylan y Bruce Springsteen hasta Steve Earle, el hiphopero Mos Def y Eddie Vedder, así como varios poetas y hasta cineastas como John Sayles, entre decenas más. Así, su vida concluyó llevando la historia al arte y voces rebeldes hechas contemporáneas por artistas.
“Las artes son el lugar para un tipo de guerra de guerrillas, en el sentido que las guerrillas, en una situación totalitaria, buscan aperturas y oportunidades donde pueden tener algún efecto. Cuando se derrocan las tiranías… todo empieza en la cultura, el único lugar donde la gente goza de alguna libertad. Empieza con literatura y poesía y música, porque no representan amenazas directas al establecimiento. Son sutiles e indirectas, y las autoridades establecidas apuestan a que no llevarán a nada amenazante, pero suelen perder esa apuesta”, comentó en un intercambio con Thom Yorke, de la banda de rock Radiohead, en 2003.
Historiador y rockero, un dueto extraño a primera vista que, conociendo a Zinn, era de lo más natural. El tema siempre era la rebelión contra la imposición del poder, o sea, la esencia del rock.
Comentó: “Es cierto que mucho del idioma político es feo. Tenemos que apreciar a escritores políticos cuyo lenguaje es bello, como Arundhati Roy o Barbara Kingsolver, incluyendo aquellos cuyo lenguaje político es chistoso, como Michael Moore. Y es posible reaccionar a tal fealdad diciendo que la música no debería de ser abiertamente política porque perdería su belleza. Pero eso no tiene que ocurrir. Vean a Dylan, muy fuerte políticamente, pero poético”.
Indicó que “es más difícil para los artistas rebelarse ahora que en la era de Dylan y los Beatles, porque el control por los medios, por el gobierno es abrumador. Más difícil, pero no imposible. Veo a Bruce Springsteen, Eddie Vedder, Ani DiFranco y las Dixie Chicks desafiando a las autoridades y expresándose contra la guerra”.
En su libro Artistas en tiempos de guerra, Zinn sugiere que “el papel del artista es transcender la sabiduría convencional, transcender la palabra de las autoridades establecidas, transcender la ortodoxia, de ir más allá y escaparse de lo que dicta el gobierno o lo que dicen los medios… Atreverse a decir cosas que nadie más diría”.
En El arte de la revolución, su prólogo al libro Anarchy and order, de Herbert Read, publicado en 1970, Zinn vincula su interés sobre el anarquismo con el mundo cultural: “El anarquista ve al cambio revolucionario como algo inmediato, algo que debemos hacer ahora mismo, donde estamos, donde vivimos, donde trabajamos. Implica deshacernos de relaciones autoritarias y crueles a partir de ahora mismo. Tal acción revolucionaria no puede ser suprimida como un levantamiento armado. Ocurre en la vida cotidiana, en los huecos... ocurre en cientos de miles de lugares a la misma vez, en familias, en las calles, en los barrios, en lugares de trabajo. Es una revolución de la cultura entera… Tal revolución es un arte. Eso es, requiere la valentía no sólo de resistencia, sino de la imaginación”.
Por todo esto, los artistas sí perdieron a uno de los suyos. Eddie Vedder, de Pearl Jam, escribió en su sitio de Internet: “Hemos perdido una verdadera luz brillante y una sabiduría aparentemente sin paralelo. Afortunadamente nos dejó una obra de trabajo tan extraordinaria que será fuente por los siglos venideros”.
Agregó que el historiador y escritor “fue una fuente verdadera y constante de inspiración para mí e innumerables más. Para mí fue la encarnación verdadera de la esperanza”.
Springsteen ha expresado, citado por la revista Rolling Stone, que el texto de historia de Zinn “tuvo un enorme impacto sobre mí. Me colocó en un lugar que podía reconocer y que sentía que podía hacer mío... Me hizo sentir que yo tenía un papel en este momento de la historia, como todos, y que este momento de historia era mío... de alguna manera, para hacer lo que pudiera. Me hizo sentir como parte de la historia y me dio vida como participante”.
“Mi amigo, el gran historiador Howard Zinn, murió en su hotel en Santa Mónica el 27 de enero. Iba a cenar con él el próximo domingo”, escribió Fonda en su sitio de Internet, donde dejó un amplia cita de su trabajo.
Dave Eggers, uno de los más influyentes escritores contemporáneos en este país escribió en el sitio de Internet de la revista The New Yorker que “Zinn era la encarnación del término ‘leyenda viviente’ y su efecto sobre cómo percibimos y enseñamos historia no se puede medir… Fue un tipo asombroso; es difícil pensar cómo se verá el paisaje sin él”.
Otros como los hiphoperos Talib Kweli y Q-Tip también expresaron su dolor ante la pérdida, al igual que Jon Stewart, el famoso locutor del noticiero ficticio The Daily Show, quien le dedicó un segmento en su programa. También lo recordó el músico Willie Nelson. Desde raperos, pasando por El Jefe hasta un jefe de country, desde actores de Hollywood a poetas neoyorquinos, estos artistas recuerdan al hombre que los invitó a participar en, y a cambiar, la historia.
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