martes, 16 de marzo de 2010

¿Es Al Qaeda 'narcoterrorista'?

El grupo islamista cobra por escoltar el transporte de cocaína latinoamericana a través del Sáhara rumbo a Europa, aunque no trafica directamente con la droga

IGNACIO CEMBRERO - Madrid - 15/03/2010


"El convoy de traficantes de droga se desplazaba bajo la protección y con escolta de grupos terroristas que operan en la región". La televisión pública de Mauritania informó así de la interceptación por el Ejército, el 26 de febrero, de una caravana que transportaba droga en Lemzeirib, cerca de la frontera de Malí.

En la refriega, una de tantas en Mauritania, tres escoltas fueron acribillados y otros 20 capturados. "La operación demuestra el nivel de coordinación que existe entre ambos grupos", concluyó el telediario.
¿Trapichea la rama magrebí de Al Qaeda (AQMI) con droga? La organización terrorista está en horas bajas en el norte de Argelia. Farouk Ksentini, un alto funcionario argelino que contribuyó a la reinserción de muchos ex muyahidines (combatientes), prevé incluso que desaparecerá en marzo de 2011. Dispone sólo, según él, de 400 hombres en armas, un 6% de los que tuvo hace 10 años.
AQMI "está asfixiada desde un punto de vista financiero, sobre todo en Argelia, y es incapaz de reclutar según sus necesidades", declaraba, a finales de 2009 ante el Congreso de Estados Unidos, Daniel Benjamin, coordinador antiterrorista del Departamento de Estado.
Los secuestros de occidentales desde 2003 en el sur de Argelia y en el Sahel le han reportado unos 20 millones de euros, calculan los expertos, pero no bastan para mantener su actividad terrorista.
El Sahel se ha convertido recientemente en un lugar de tránsito de la droga que se exporta de Latinoamérica y, en menor medida, de Asia Central, a Europa. La agencia de la ONU (UNODC) que lucha contra el tráfico de droga y el crimen organizado calcula que entre 50 y 60 toneladas de cocaína procedentes de América Latina pasan anualmente por Guinea Bissau y el Sahel rumbo a Europa.
Otras 30 o 35 toneladas de heroína fabricada en Afganistán entran a través del Cuerno de África. Acabarán siendo desembarcadas en un puerto europeo después de cruzar Marruecos, Argelia o Libia. Tres malienses vinculados a Al Qaeda, detenidos en Ghana en diciembre, por la agencia antidroga de EE UU (DEA) y trasladados a Nueva York describieron esas rutas por el Magreb.
La mejor ilustración de esa nueva modalidad de tráfico fue el hallazgo en Tarkint (norte de Malí), el 2 de noviembre, de un avión Boeing matriculado en Venezuela. Alexandre Schmidt, director de UNODC en Dakar, sostiene que transportó hasta allí 10 toneladas de cocaína antes de que la tripulación le prendiese fuego. Las autoridades argelinas aseguran que en febrero tuvieron lugar otros dos narcovuelos, pero no está demostrado.
Lo sucedido en Tarkint pone de relieve que el tráfico de droga "adquiere una nueva dimensión" en el Sahel, señaló Antonio Maria Costa, director ejecutivo de UNODC, en diciembre, ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
"La droga no sólo enriquece al crimen organizado; los terroristas y las fuerzas antigubernamentales del Sahel [la guerrilla tuareg] sacan provecho de ella para financiar sus operaciones, adquirir material y pagar a sus combatientes", añadió Costa.
La actividad de AQMI desde 2008 se ha ampliado "del contrabando de cigarrillos y de armas hasta abarcar el tráfico de droga y la extorsión", sostienen Dario Cristiani y Ricardo Fabiani en la revista Terrorism Monitor.
El director de la oficina de la DEA en Colombia va incluso más allá declarando que existe "una alianza nada santa entre los narcoterroristas suramericanos (FARC) y los extremistas islamistas del Sahel" (AQMI).
Jean-Pierre Filiu, autor del libro Las nueve vidas de Al Qaeda (Editorial Fayard), duda, en cambio, de que los terroristas trafiquen con droga. "Son ya malos de por sí y no hay que hacerles más malos", recalca.
A diferencia del tabaco o de las armas, hacer negocio con la cocaína es haram (pecado). "Los testimonios de los arrepentidos señalan que los terroristas no trafican, pero sí cobran a todas las redes criminales, empezando por las que transportan droga", sostiene el experto argelino Mohamed Mokadem. "A cambio les garantizan su seguridad" y les proporcionan una escolta.

Secuestros y ataques a cuarteles

No todo son secuestros de turistas o cooperantes occidentales en el Sahel. La rama magrebí de Al Qaeda (AQMI) también acostumbra a atacar en el desierto objetivos militares como lo suele hacer en el norte de Argelia.
Su último golpe lo asestó el lunes 8 de marzo contra el cuartel de Tilwa, en el este de Níger. Causó, según las autoridades de Niamey, ocho muertos -entre ellos tres terroristas-, una cifra que Al Qaeda eleva a "no menos de 25 soldados".
Dos meses antes los muyahidines habían asaltado otro fortín en Tlemss, también en Níger, dando muerte a siete militares y a su guía. Hace ya cinco años que se estrenaron con un primer ataque contra un cuartel, en Lemghety (Mauritania).
El acoso del terrorismo ha incitado a los países de la región a intentar reactivar una cooperación en materia de seguridad que está en vía muerta. Para eso Argelia y Malí deben dejar de lado sus desavenencias -Argel retiró a su embajador en Bamako a finales de febrero-, provocadas por la puesta en libertad, por el presidente maliense, de cuatro presuntos terroristas.
Argelia ha tomado las riendas y acogerá mañana en su capital una conferencia ministerial de coordinación antiterrorista a la que asistirán delegaciones de Burkina Faso, Libia, Malí, Mauritania y Níger encabezadas por los jefes de la diplomacia de estos países. No es la primera reunión de esta índole. Habrá que ver si da más frutos que las anteriores.
Como suele ocurrir cuando es Argelia la que convoca, en la mesa habrá un ausente de peso: Marruecos.

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