Grupos clandestinos de derecha como la FEG y el MURO ahora conducen el gobierno, afirmó en una entrevista con 'La Jornada'.
Gustavo Castillo García
Publicado: 28/01/2012 10:04
México, DF. ¿Qué es lo que usted sabe? “Lo que todo mundo calla y todo mundo conoce (...) pero la lealtad siempre es de los de abajo con los de arriba. Nunca al revés. Y yo siempre he sido leal. Lo que hice fue por amor a la patria”, dijo Miguel Nazar Haro a este reportero en alguna de varias y largas entrevistas que ofreció a condición de hacerlas públicas después de que falleciera.
Hijo de un libanés, Nazar Haro nació en septiembre de 1924 en Tuxpan, Veracruz. Formó parte de dos temibles corporaciones hoy extintas: el Servicio Secreto en 1940, y en 1960 ingresó como agente en la Dirección Federal de Seguridad (DFS), donde llegó a director.
Durante las charlas, realizadas tanto en el patio de su casa de la colonia Las Águilas como en un café de la avenida Insurgentes Sur frente a su vieja oficina, aceptó haber creado la llamada Brigada Blanca y “combatido” guerrilleros a quienes para “enfrentar había que ser fanático como ellos”.
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Cuando Nazar Haro cursaba la primaria, su padre, Boutros Nazar, Pedro, como le decían en México, lo marcó: “soy nacionalista... no soy ni de derecha ni de izquierda, ni mamadas de ésas; mexicano, mexicanista. No hay mejor país en el mundo que éste, y no lo sabemos defender”.
Eso comenzó un día a la hora de la comida: “mi padre se colocó, como siempre, en una de las cabeceras de la mesa. Mi madre, en el otro extremo. Como se acostumbraba antes. Yo me sentaba del lado derecho de mi padre, era el mayor. Mi hermano a un costado mío y mi hermana enfrente de nosotros.
“No sabía qué problemas había entonces, pero mi padre me preguntó: ‘si hay una guerra entre Líbano y México, ¿por quién vas a pelear? ¿Qué le puedes decir a tu padre?’ ‘Pues por Líbano, papá’.
“Me dijo entonces con su español medio chueco: ‘pues qué traidor a la patria. ¿Usted qué sabe de Líbano? Usted nació aquí. Aquí tiene el sol, esta es su patria’, y para que no se me olvidara, me ordenó que me levantara de la mesa y me amarró durante horas a una de las patas del mostrador de la tienda que teníamos. Hasta allí mi madre me llevó de comer y beber”.
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–En su concepto, ¿qué eran aquellos jóvenes que protestaban y los que se involucraron con grupos armados?
–Eran fanáticos en sus creencias, y para combatirlos había que ser fanáticos como ellos, pero en lo nuestro. Yo le enseñé a mi gente a amar su camiseta, amar a su patria y a ser fanáticos como ellos.
–Siempre se ha dicho que combatió a los integrantes de grupos guerrilleros con acciones fuera de la ley...
–¿Por qué ilegalmente?... Cuando policías iban por ellos, los enfrentaban, los recibían a balazos...
–Muchos han dicho que usted los torturaba, que los mantenía incomunicados, y que hubo quienes desaparecieron...
–Pueden decir misa.
–¿Tenía que haber mayor apertura del gobierno en aquella época?
–Debía, pero no se podía. Era la guerra fría.
–Durante los años 70 había grupos armados de izquierda, pero también de derecha. ¿Triunfaron estos últimos?
–La Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y el Movimiento Universitario de Renovación Orientadora (MURO) estaban al servicio de hombres en el poder. Esas organizaciones eran clandestinas y hoy conducen el gobierno, y la Iglesia se convirtió en parte del gobierno.
–¿Qué es lo que usted supo de los grupos de izquierda? ¿Usted vio la historia desde la óptica de lo que se definió como seguridad nacional?
–Este país tiene su riqueza enterrada. Muchos la han ambicionado, y también tener este país. Y para este país, lo que yo hice fue en misión de inteligencia y análisis, defenderlo. Yo no traje del extranjero gente entrenada para volar presas y puentes, asesinar soldados y policías, para asaltar bancos y secuestrar personas por lo que otros consideraban un delito: tener dinero.
“Fueron a entrenarse y aprendieron eso, y luego vinieron y nos quisieron causar un mal. Pero nosotros ya sabíamos desde que se fueron, cómo se fueron y cómo se reunieron en París, y cómo lograron una cita para cruzar a Berlín oriental, donde visitaron la embajada de Corea del Norte, y cómo llegaron a entrenarse.
“Tuve la suerte de descubrirlos. Eso lo supo todo el mundo, y todo el mundo aplaudió. Ahora me aplauden así (sube el brazo y lo lanza por encima de su hombro). ¿Qué pasa con nuestra mentalidad de patriotas? Parecemos rábanos, de repente rojos, de repente blancos. Y todavía le llaman guerra sucia. ¿Cuál fue la guerra y qué fue lo sucio? ¿A mí qué me reclaman? Si es un delito haberlos descubierto e identificado, bueno, pago mi delito.”
–Usted fue un hombre importante para ese sistema...
–No fui importante. Yo cuidé mi nombre. Yo trabajé de madrugada a madrugada en mi misión. A mí me hacen importante ahora. Dicen que tuve que ver con el 2 de octubre (de 1968), y en esas fechas yo era un simple agente. El jueves de corpus (10 de junio de 1971) yo era subdirector y nos sorprendió una organización llamada Los Halcones, que estaba dentro del Departamento del Distrito Federal.
“Yo hice lo más esencial, lo más importante, lo que no se usa en este país: yo dije vamos a coordinar, vamos a hacer un grupo especial de todas las policías, yo lo propuse, yo lo cree. Eran de la judicial, de la Judicial Federal, del Servicio Secreto, policías uniformados, granaderos, de la Policía Auxiliar y agentes míos.
Se hizo el grupo, cuando sucedía un hecho, entonces iba primero este grupo a investigar, y si era asunto de guerrilla intervenían inmediatamente. Hubo muchos enfrentamientos. Se llamó brigada especial, pero ellos, los guerrilleros, que eran la Brigada Roja, le llamaron Brigada Blanca.
–Para usted, ¿qué era México en los años 70?
–México estaba bajo un sistema de orden y respeto a las instituciones; respeto al presidente de la República, y como en todos los países hay inconformes, grupos de estudiantes que empezaron a tener clases de comunismo. Acuérdese que en esa época el sistema político mundial se quería dividir al mundo para Estados Unidos y la entonces Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, la URSS. Ése era el gran plan. Por ello buscaron entrenar jóvenes para causar problemas en la frontera con Estados Unidos, para causar problemas en México y tener la simpatía de ese país.
Pero México tiene su propia concepción. Somos una raza exclusivamente orgullosa, superior a todas, porque somos creyentes de nuestra nacionalidad. Creemos en nuestra familia, adoramos a nuestra madre, a nuestra patria, adoramos ser disciplinados.
–Ha sido acusado de asesinato, de haber matado...
–No, hombre, no tengo los pantalones. No tengo por qué andar matando. Como subdirector (de la DFS) me llevaron a ver a uno que estaba en cama. Ellos (los detenidos) iban (con los ojos) vendados. Entonces, ¿cómo sabían que era yo?
–En eso, ¿dónde quedaron Salomón Tanús y Francisco Sahagún Baca?
–Investiguen. Yo soy muy hombre para señalar. Investiguen quién hizo algo. A mí me cargan todo, y me las seguirán cargando. ¿Por qué no van al cementerio y les preguntan a los muertos si yo los maté? Agarraron un hilo muy delgado, ¡y lo quieren hacer mecate!
“Todos los días Nazar, Nazar, Nazar. Les va a ganar la muerte, me voy a morir antes, y entonces van a decir: ‘tenía razón, lo reconocemos’, porque hay guerrilleros que en aquella época pusieron bombas por toda la ciudad, y reconocen que ellos eran culpables.”
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