Redacción
BBC Mundo
Fawzia Koofi es la primera mujer en convertirse en vicepresidenta del parlamento afgano.
Tras sobrevivir a intentos de asesinato y sufrir toda clase de amenazas, Fawzia Koofi es la primera mujer que ocupa el puesto de vicepresidenta del parlamento afgano. No contenta con ello, ha dicho que se presentará como candidata para las elecciones presidenciales de 2014.
"En 2005 decidí presentarme al Parlamento, creí que era la mejor forma de ayudar a la gente", aseguró Koofi en conversación telefónica desde Afganistán con BBC Mundo.
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"Vengo de una familia muy tradicional de una zona rural de Afganistán, así que los derechos de la mujer no eran una prioridad en mi familia", contó desde Kabul, la capital afgana.
Koofi procede de la provincia de Badakhchan, en el noroeste del país, una zona agrícola y muy pobre.
Su madre casi muere al darle a luz, y la tradición en su familia predecía que su destino no iba a estar muy lejos del cuidado de su casa.
"Fui la primera chica de mi familia en ir a la escuela, al principio hasta mis hermanos varones se opusieron. Mi padre, que ya estaba metido en política por ese entonces, impulsó la construcción de una escuela y no permitió asistir a su propia hija", aseguró.
Cuando terminó el colegio fue a la facultad de medicina y ahí sus hermanos cambiaron de opinión. "Primero, porque era muy difícil entrar a la facultad de medicina y yo lo conseguí, y segundo me apoyaron porque por ese entonces falleció mi madre y su principal sueño era que yo asistiera a la universidad".
Bajo el Talibán
En 1996 los talibanes tomaron el control de la capital afgana, Kabul, después de 2 años de combates, y continuaron en el poder hasta la invasión de Estados Unidos en 2001, tras los ataques a las Torres Gemelas.
"Cuando llegaron los talibanes tuve que dejar de estudiar y encerrarme en casa. Veía la vida a través de la ventana de mi salón y lo único que podía hacer era ir a visitar la tumba de mi madre", dice Koofi.
Koofi asegura que un regreso de los talibanes afectaría los derechos de las mujeres.
Los talibanes fueron expulsados del poder tras la intervención militar estadounidense en 2001. Comenzó otro periodo de inestabilidad mezclada con cambio social para las mujeres en el país.
"Retomé mis estudios y me empecé a involucrar con proyectos sociales. En esos momentos Naciones Unidas hacía casi de gobierno y tenía muchos proyectos. Yo enseñé inglés y comencé a colaborar con Unicef a nivel local".
"Cuando llegaron las primeras elecciones tras el regimen talibán la gente estaba muy contenta. Especialmente las mujeres estaban muy entusiasmadas. Tras mis colaboraciones en proyectos sociales empecé a conectarme con gente y de alguna forma mi inmersión en la política fue algo natural, viniendo de la familia que vengo", declara Koofi.
En 2005, y tras someterse a unas "primarias familiares", consiguió una silla en el Parlamento afgano por la circunscripción de Badakhchan.
"Uno de mis hermanos también se quiso presentar así que tuvo que haber un debate familiar, que al final gané yo. Creyeron que por ser mujer iba a tener un mayor apoyo popular".
"No llevamos armas"
Afganistán sigue enfrentando altos niveles de violencia.
Koofi cree que la planeada retirada de las fuerzas occidentales de su país no es positiva.
"Los países vecinos tienen mucha influencia en el nuestro e intentarán crear inestabilidad. Los talibanes se preparan para las elecciones del 2014 y si salen ganando habremos perdido todo lo que hemos conseguido durante todos estos años", asegura.
El actual gobierno afgano del presidente Hamid Karzai ha sido blanco de críticas frecuentes que lo acusan de corrupción.
Pero Koofi cree que un regreso al anterior gobierno de los talibanes presenta riesgos para los derechos adquiridos por las mujeres en los últimos años.
"Los derechos de las mujeres son mucho más fáciles de ignorar, ya que nosotras no llevamos armas", explica, y añade que la vuelta de los talibanes obligaría a las mujeres del país a empezar "desde cero".
Ella no se da por vencida. "El plan es presentarse para las elecciones de 2014, veremos lo que pasa".
Asegura que mucha gente ve a una mujer en el Parlamento como algo positivo. "Actualmente, hay un 27% de mujeres en el Parlamento de Afganistán y la gente está contenta con su labor", señala.
"A pesar de las dificultades, mi secreto ha sido no desmoralizarme nunca. Siempre creí en mí y en mis posibilidades de cambiar las cosas y abrir el camino para otras mujeres que vienen detrás".
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