Alberto Nájar
BBC Mundo, Ciudad de México
La crisis alimentaria es una realidad en la zona que habitan los Tarahumara.
Los indígenas Rarámuri, también llamados tarahumaras, son famosos por su resistencia para correr grandes distancias durante mucho tiempo. Pero ahora una sequía atípica mantiene en una severa crisis alimentaria a las comunidades de la región serrana de Chihuahua.
La prolongada falta de lluvias devastó las cosechas de maíz y fríjol de la zona. La actual temporada invernal, con temperaturas de hasta 19 grados centígrados bajo cero, agravó la situación, pues el frío resecó aún más la tierra. De acuerdo con la Secretaría de Gobernación, este problema se mantendrá por lo menos hasta noviembre próximo.
Muchas comunidades tienen comida sólo para un mes, le dice a BBC Mundo el sacerdote jesuita Javier Ávila, quien durante varias décadas ha realizado trabajo social con los Rarámuri. Actualmente forma parte de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos.
"Las carencias se agudizarán en marzo y abril, es cuando el problema será más serio", explica.
Hasta ahora el gobierno de Chihuahua no ha confirmado que hayan muerto personas por el hambre, aunque algunos medios locales señalaron que se habían documentado al menos seis fallecimientos por esta causa.
La falta de alimentos obligó a cientos de personas a bajar de las montañas y buscar comida en pueblos y ciudades, pero la mayoría se quedó en sus comunidades, sin poderse mover.
Falsa alarma
La sequía que padece México es la más intensa de los últimos 70 años, según reconocen las secretarías de Agricultura y Medio Ambiente.
El problema afecta a 19 de los 32 estados del país, aunque la situación es particularmente grave en las regiones indígenas, donde vive la población más pobre de México según el gubernamental Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Los pueblos Rarámuri son particularmente vulnerables. De los aproximadamente 125.000 que viven en la región montañosa de Chihuahua, 57% se consideran en situación de pobreza alimentaria, según Coneval.
De hecho, emergencias como la de ahora se presentan con regularidad, le dice a BBC Mundo Rodrigo Llaguno, director de la Fundación Tarahumara José A. Llaguno.
"Es algo cíclico, cada cuatro o cinco años se presentan estas sequías", explica. "Ahora la escasez alimentaria es una realidad".
Esta vez, sin embargo, la diferencia es que la falta de lluvias se prolongó demasiado tiempo. La sequía en la región Tarahumara se inició en diciembre de 2010 y se mantuvo todo el año siguiente.
Solidaridad
Aunque la crisis alimentaria tiene varios meses, fue hasta hace unos días cuando el caso cobró notoriedad en la mayoría de los medios mexicanos por la versión, difundida en redes sociales, de que se habían presentado suicidios por hambre.
El dato fue desmentido por el gobierno de Chihuahua, pero la reacción provocada resultó positiva, reconocen Javier Ávila y Rodrigo Llaguno.
Organizaciones civiles y los gobiernos de algunos estados organizaron colectas de alimentos para enviarlas a la región Tarahumara. Los primeros 100.000 paquetes con comida empezaron a distribuirse este lunes.
Pero la solidaridad no es suficiente para erradicar el problema. Muchos Rarámuri viven en zonas de difícil acceso, además de que su cultura es propicia al aislamiento. En ocasiones la costumbre de recorrer grandes distancias hace difícil que se les localice.
Rodrigo Llaguno, Fundación Tarahumara
La Fundación Tarahumara, por ejemplo, ha trabajado en la zona desde hace 20 años y, aunque han conseguido aliviar la desnutrición de algunas comunidades, las necesidades todavía son considerables.
"La orografía de la región es complicada", explica Llaguno. "El aislamiento hace que muchas veces la ayuda tarde en llegar o no llegue".
El gobierno de Chihuahua distribuye comida y frazadas, pero serán insuficientes. De hecho, el presupuesto asignado para estas emergencias podría agotarse en marzo.
Javier Ávila dice que las organizaciones civiles recorren las montañas para detectar los pueblos donde la ayuda oficial no ha llegado. "No vamos a regalar nada, entregaremos el alimento a cambio de trabajo", explica.
"Les preguntamos qué necesita su comunidad para que lo realicen. Con regalos no se resuelve el problema de fondo", concluye.
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