Dulce Ramos (@WikiRamos) Animal Político
11-Julio-2011
El profesor Hank González, patriarca de la familia y gobernador del Estado de México de 1969 a 1975, no sólo dejó una fortuna a su familia al morir en agosto de 2001, sino también legó a sus hijos el imán para los escándalos políticos. El epítome de esa herencia: Jorge Hank Rhon, el menor de sus tres varones.
La vida de los dos rostros más públicos de la familia Hank tiene un velo de acusaciones que no se han podido comprobar. Enriquecimiento inexplicable, relaciones turbias con el poder, autoría intelectual de asesinatos. En el ADN de padre e hijo parece estar la polémica. Dicen que lo se hereda, no se hurta.
Entre los dos miembros más polémicos de la familia Hank también hay contrastes. A diferencia de Jorge, ‘el ingeniero’, el padre no nació en la abundancia. Antes de sumarse al PRI, el ‘profesor’ sostenía a su familia con los modestos ingresos de una fábrica de dulces. Él y su esposa, Guadalupe Rhon, fabricaban natillas, chiclosos, jalea de tejocote y corazones de chocolate, según contó él mismo al escritor Fernando Benítez.
Pese a las diferencias, basta echar un vistazo a la historia de ambos para encontrar concordancias.
El Archivo General de la Nación resguarda el expediente de Carlos Hank González levantado entre los años 60 y 80 por la Dirección Federal de Seguridad y la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales. En 2 mil 130 hojas contenidas en ocho carpetas, salen a relucir historias que varios años después, y a su manera, Jorge Hank Rhon repitió durante su carrea política y empresarial. Animal Político presenta cuatro aspectos en los que el hijo menor calcó la historia del patriarca de esta familia millonaria y controvertida.
1. Enriquecimiento inexplicable… sin comprobar
En marzo de 1974 circulaba por el Estado de México un panfleto con un cuento. Un duendecillo vestido a la usanza del siglo XVI se aparecía en los sueños de un humilde maestro llamado ‘Charles’ para hacer realidad sus deseos. El joven profesor pidió para sí “la fuerza magnífica del poder político” y “el poder maravilloso de la fortuna”.
El cuentito era una sátira política para denunciar el enriquecimiento súbito del entonces gobernador del Estado de México. Según la historia, de autoría anónima, en sólo 25 años, el político logró hacerse millonario gracias al desvío de recursos, pero la voz popular no era la única que lo denunciaba.
La ficha personal que elaboró la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales narra las suspicacias que desataba el origen de la fortuna de los Hank. Para el gobierno, el patriarca de los Hank se hizo rico prácticamente de un día para otro “al disponer de una considerable suma de dinero” destinada a la introducción de agua potable en la ciudad de Toluca, cuando se desempeñaba como su Presidente Municipal. Otros panfletos de los años 60 tasan la suma desviada en 1 millón 200 mil pesos, sin embargo, nunca pudo comprobarse que ese dinero fuese a los bolsillos de Hank González.
Como dice el dicho: De tal palo, tal astilla. A pesar de que los hijos de ‘el profe’ nacieron sin carencias materiales, la fortuna de Jorge Hank se ha hecho grande, pero siempre ha estado ligada a irregularidades.
En los ochenta, el ‘ingeniero’ formó una empresa de compra-venta de animales llamada ‘Promotora Beta’, que según una investigación del Semanario Zeta, obtenía hasta el 40% de sus ingresos por la venta de especies en extinción.
Los sonados vínculos de Hank Rhon con el narcotráfico, que le habrían dado aún más dinero, tampoco han podido ser comprobados. A pesar de que el Centro Nacional de Inteligencia de Narcóticos de Estados Unidos concluyó tras una investigación que la familia tenía nexos con los cárteles de Tijuana, el Golfo y Juárez; lo cual dio lugar a la operación ‘Tigre Blanco’. Sin embargo, la entonces fiscal estadounidense Janet Reno, descartó la investigación por carecer de fundamentos suficientes.
Por si fuera poco, las arcas de Hank Rhon se ensancharon cuando en 1994 comenzaron a aparecer en Tijuana por primera vez las máquinas tragamonedas aún sin los permisos de ley y con ello, también comenzó un supuesto negocio de apuestas ilegales que no se ha podido comprobar.
2. Empresas exitosas, con un ‘poco’ de ayuda
Primero fue una ‘pipa’. Después ocho y así hasta formar una flota de mil 500. De maestro y fabricante de dulces, Carlos Hank pasó a ser en los años setenta y ochenta el dueño de la mayoría de los vehículos que daban a Pemex el servicio de traslado de combustibles. Entre los trabajadores de Pemex, se decía que todos los vehículos que transportaban gasolina en el país, pertenecían a Hank González.
En 1982, la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales dio cuenta a la Secretaría de Gobernación de la denuncia de dos trabajadores petroleros que señalaban la “descarada protección de los funcionarios de Pemex” a los intereses de un grupo de políticos, entre ellos, el profesor.
“Esta denuncia resulta cierta”, dice el documento fechado en julio de ese año, “y ha ocasionado que algunos funcionarios de Pemex tengan injerencia en la concesión de gasolineras, contratos con constructoras, transporte y proveedores”. Sin embargo, aun cuando la Secretaría de Gobernación estaba al tanto del favorecimiento a las empresas del gobernador del Estado de México, todo permaneció en silencio. Condición ideal para que el negocio prosperara.
Así como el padre tuvo en su momento la tolerancia del gobierno, Jorge Hank también ha contado con ella.
Al inicio de la administración de Vicente Fox, la Secretaría de Gobernación descubrió un fraude en el área de Juegos y Sorteos por unos 120 millones de pesos. Las irregularidades tuvieron origen en la gestión de Emilio Chuayffet como Secretario de Gobernación. Según documentó la revista Proceso, Segob otorgó a Jorge Hank permisos para operar sus centros de apuestas, y una serie de ampliaciones de plazos para mantenerlos vigentes hasta por 25 años.
Las investigaciones arrojaron que la ampliación de los permisos no contaba con las justificaciones legales. Así las casas de apuestas de Jorge Hank, aglutinadas en el Grupo Caliente, tienen asegurada la supervivencia.
3. Ni presidente, ni gobernador
Si padre e hijo se parecen en la buena suerte, también guardan similitudes en la mala. La mayor aspiración política de Carlos y de Jorge se frustró en el camino. Uno quiso ser presidente; el otro, Gobernador de Baja California; pero ninguno logró su objetivo.
Entre los sesenta y ochenta, Carlos Hank vio ascender su carrera de manera meteórica. Primero, como Alcalde de Toluca, después como gobernador del Estado de México, y más tarde, como Jefe del Departamento del Distrito Federal
Habiendo asumido ese cargo, y con la sucesión de José López Portillo en marcha, los políticos y la prensa lo veían como uno de los más personajes más fuertes para contender por la presidencia en la elección de 1982; sin embargo, la Constitución se lo impedía. Hasta 1993, cuando fue reformado, el artículo 82 estipulaba que para ocupar el cargo de Presidente de la República se debía ser hijo de padre y madre mexicanos por nacimiento. Mario Hank, el padre del profesor, había nacido en Alemania.
Consciente del impedimento, Hank llegó a bromear con la prensa: “Para ser Papa, primero hay que ser Cardenal y además, hay que ser italiano”.
En 2007, A Jorge Hank tampoco le favorecían las leyes para buscar la gubernatura de Baja California. Con dos años en el cargo de alcalde de Tijuana, Hank abandonó el cargo para convertirse en candidato del PRI, sin embargo, seis años antes, el Congreso de la entidad había aprobado una ley que impedía a los funcionarios dejar un cargo de elección popular para buscar otro. Así, un tribunal estatal resolvió revocarle la candidatura.
Un mes antes de las elecciones, en julio de 2007, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, decidió restituirle la candidatura, debido a los convenios internacionales que México ha firmado en la materia. Jorge Hank pudo contender en los comicios, pero la votación favoreció al hoy Gobernador, José Guadalupe Osuna Millán.
Asesinatos sin comprobar
Quizás el parecido más ‘negro’ que guardan ambos Hank sea su señalamiento como autores intelectuales de asesinatos o ataques a terceros, que al igual que otros señalamientos, no se han podido comprobar.
A Jorge Hank se le ha vinculado con el asesinato del reportero del semanario Zeta, Héctor Félix Miranda, muerto a tiros en una calle de Tijuana en 1988. De esa muerte, sólo se halló responsable a su jefe de seguridad, Antonio Vera Palestina.
Recientemente, también se le vinculó al asesinato de la pareja sentimental de su hijo. Según la Procuraduría de Baja California, el político habría ordenado en 2009 el homicidio de Angélica Muñoz Cervantes, novia de Sergio Hank, pero un juez negó la orden de arraigo por esa acusación.
La carrera política de Carlos Hank González, también tuvo las sombras de acusaciones de asesinatos y agresiones contra periodistas. En 1970, el diario El Universal Gráfico denunció que personas allegadas al ‘profesor’ atacaron a dos de sus periodistas con la intención de asesinarlos. Los reporteros Roberto Zepeda y Benjamín Flores de la Vega habían documentado irregularidades en el Gobierno mexiquense; por lo que el diario acusó responsabilizó directamente al político de aquel suceso.
La muerte del político mexiquense Mario Colín Sánchez también está vinculada al nombre de Carlos Hank.
Según consta en un testimonio resguardado por el Archivo General de la Nación y firmado por una persona de nombre Jorge Jospeh, Guillermo Colín Sánchez, hermano de Mario, fue colaborador de Carlos Hank en el Registro Público de la Propiedad del Estado de México. Ahí, Guillermo habría desviado recursos millonarios para su bolsillo, y al ser descubierto, Marío Colín habría pactado con Hank para que Guillermo no pisara la cárcel.
El acuerdo, dice el testimonio fechado en noviembre de 1983, era que para limpiar el nombre de Guillermo Colín, Mario debía entregarle a Carlos Hank una finca que operaba como Casa de la Cultura.
El autor del testimonio cuenta que, una vez levantados los cargos contra Guillermo Colín, Mario se negó a cumplir con el trato y, en público, protagonizó una pelea con Carlos Hank. Semanas después, el político e intelectual mexiquense apareció muerto en Cuernavaca. Al patriarca de los Hank jamás se le fincaron responsabilidades.
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