domingo, 17 de julio de 2011

En Durango, de 260 cuerpos sólo han identificado a cinco

Los, se convirtió en la quinta víctima identificada de los 260 cadáveres exhumados de las narcofosas en Durango, localizadas entre abril y junio.

María Luisa Magallanes, de 50 años, reconoció los restos de su hijo: el forense le mostró fotografías de los rasgos físicos y residuos de algunos tatuajes, con lo que se corroboró su identidad.

En los archivos de la Fiscalía General del Estado existía una denuncia por la desaparición de Jesús Ernesto que data del 7 de febrero de este año. El hombre vivía en el fraccionamiento San Gabriel, al oriente de la ciudad; su cuerpo se encontró en la fosa clandestina de la colonia San Vicente, al sur de la mancha urbana.

El primer cadáver identificado fue el de Efraín Gamboa Cázares, de 31 años, el 7 de mayo pasado; vivía en el municipio serrano de Santiago Papasquiaro y desapareció cuando acudía a pagar el rescate por el plagio de su padre.

El segundo fue el de un expolicía ministerial de Sinaloa, el 23 de mayo. Sus datos no fueron difundidos por las autoridades y permanece sin ser reclamado.

Los cuerpos de las otras dos personas fueron reclamados el 8 de junio: Salvador Ávalos Amaya, de 22 años y Miguel Ángel Esparza Corrales, de 32. Eran vecinos de la colonia J. Guadalupe Rodríguez y desaparecieron juntos el 3 de enero de este año.

Proceso

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