*Humberto Moreira, se desgarra las vestiduras, pero después de 3 años y medio, nada se sabe de la desaparición del reportero del periódico El Zócalo de Monclova, Rafael Ortiz Martínez
Juan Monrreal López
Enero 13 del 2010
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Saltillo, Coahuila.- Una hora cincuenta minutos bastaron para que la vida de Valentín Valdés Espinosa, reportero del periódico El Zócalo de Saltillo, fuera segada por un grupo de sicarios, después que lo levantaron el jueves 7 de enero alrededor de las 23 horas, sobre el Bulevar Venustiano Carranza de esta capital estatal.
Valentín, minutos antes, había abandonado las instalaciones del diario El Zócalo, en compañía de dos miembros de la plantilla del periódico, sin embargo, por los hechos, que se conocen, Valdés Espinosa, era el blanco. De los tres miembros del rotativo, sólo Valdés Espinosa, quedó levantado.
Las huellas de tortura parceladas sobre el cuerpo del reportero, evidencian que Valdés Espinosa fue martirizado durante el tiempo que fue retenido; hasta que las balas de los matones le quitaron la vida en la zona contigua al Hotel Marbella.
Con disparos de armas de fuego 38 súper y 223, la vida de quien trabajara en distintos medios de Saltillo, se apagó.
El cuerpo del reportero se localizó atado de pies y manos con cinta canela. El rostro se encontraba vendado. Sellos característicos de las ejecuciones de los verdugos que han convertido a Coahuila, en campo de plantación de cadáveres.
En el cuerpo de Valentín Espinosa, quedo un mensaje dirigido a la gente de los medios, “Esto les va a pasar a los que no entiendan el mensaje es para todos (Sic)”.
Pese a conocerse del asesinato, las autoridades coahuilenses, guardaron silencio en un primer momento.
Después, el Fiscal General de Coahuila, Jesús Torres Charles, dio conferencia de prensa para fijar la postura oficial acerca del homicidio del reportero, señalando al gobierno federal de Felipe Calderón, como el culpable de la ola de ejecuciones que existen en Coahuila, dada la “política errática” para combatir a la delincuencia organizada.
Posteriormente, desde Torreón, Coahuila, Humberto Moreira Valdés, con poses ensayadas, lanzó iracundo ataques contra Felipe Calderón Hinojosa, aduciendo que Coahuila no recibe aportaciones de la Federación, y sólo hasta lo último de su perorata dijo que, “Lo de Valentín nos lastima a todos. Yo lo conocía como a ustedes, y lo estimaba como a ustedes”, no sin advertir lo que ya se conoce en el estado; que las fuerzas estatales de policía se limitarán en el combate a la delincuencia organizada, asunto que los coahuilenses saben, pero que además señalan como actitud sospechosa, de parte del gobierno de los Moreira Valdés.
El caso de Rafael Ortiz Martínez, el reportero olvidado
El 8 de julio del 2006, ya con Humberto Moreira en el poder, el reportero del Zócalo de Monclova, Rafael Ortiz Martínez, desapareció.
Desde entonces, no se sabe nada de él.
En aquellos días Humberto Moreira Valdés, sólo se concretó a declarar que el secuestro era un método utilizado por los narcotraficantes para amedrentar a los medios de comunicación. Pero hasta allí.
El 10 de julio de ese año, el padre del reportero desaparecido, Rafael Ortiz del Toro, interpuso la denuncia de hechos ante la entonces Procuraduría de Justicia del estado (PGJE) a cargo del actual Fiscal General de Coahuila, Jesús Torres Charles, sin que hasta la fecha, 3 años y medio después, hayan encontrado alguna luz acerca de la ubicación de Rafael Ortiz Martínez.
Con el asesinato de Valentín Valdés Espinosa, en Coahuila, son dos los periodistas desaparecidos en la era del moreirato.
El Zócalo
El Grupo Zócalo, es dueño de diversos diarios en el estado, ubicados en Piedras Negras, Monclova, Saltillo; más algunas radiodifusoras, hoteles, fraccionamientos.
El consorcio es propiedad de la familia Juaristi Septién-Juaristi Santos, beneficiarios de la era en que Rogelio Montemayor Seguy, gobernó Coahuila y Carlos Juaristi Septién,- aún prófugo de la ley-, fungió como secretario de Gobierno.
Conectados con el poder político coahuilense, Francisco Juaristi Septién, al igual que Francisco Juaristi Santos, fueron señalados por el priista ex alcalde de Piedras Negras, Urbano Santos, por exigirle montos económicos que no podía cubrir con el presupuesto municipal de aquella ciudad.
Sin embargo, empresarios de la región fronteriza de Coahuila, así como gente de negocios de Monclova, han declarado fuera de grabación a Demócrata Norte de México, que el exigir grandes sumas de dinero es práctica común de este grupo empresarial de medios.
Zócalo siempre aspiró a instalarse en Saltillo.
No obstante, la ambición de establecerse en la capital se detuvo abruptamente, cuando Carlos Juaristi Septién, fue declarado prófugo de la ley por su presunta participación en el llamado Pemexgate.
Una vez que Enrique Martínez y Martínez, tomó posesión de la gubernatura, la protección política de la que siempre ha gozado esta cadena informativa, se deterioró. Como se recordará, Martínez y Martínez, fue desplazado por los montemayoristas de sus aspiraciones gubernamentales, ya que desde la presidencia de la República, Carlos Salinas de Gortari, impuso a Rogelio Montemayor, como gobernante coahuilense.
Instalado en el Palacio Rosa de Saltillo, Martínez y Martínez, usó todos los medios para desmontar las componendas y alianzas que los montemayoristas sostenían en Coahuila, entre éstas, las relaciones con el grupo El Zócalo.
Tuvieron que pasar los 6 años del enriquismo, más dos años de moreirato, para que en alianza franca con el clan Moreira Valdés, el grupo Zócalo, se aventurara a situarse en Saltillo, en una relación, que dicen periodistas veteranos de esta ciudad a Demócrata Norte de México, que “el dinero del Zócalo, Saltillo, salió de las arcas públicas”, quedando los Juaristi como prestanombres.
El grupo Zócalo, no se distingue por pagar salarios dignos a sus trabajadores. Por el contrario, con sueldos pírricos, muchos de los reporteros de este consorcio tienen que allegarse “apoyos surgidos en las oficinas del gobierno, con funcionarios, pero especialmente a través de los pactos hechos en las oficinas de comunicación social de las dependencias”, señalan ex trabajadores de Zócalo, a Demócrata Norte de México.
Aun así, la particularidad del Zócalo de Saltillo, es que engancharon periodistas de los otros medios saltillenses, pagando salarios por encima de la media existente en el grupo empresarial Zócalo, pero también por arriba de la tabla salarial establecida en Saltillo, por lo dueños de los otros medios.
De esta manera, cuando se cuestionó a reporteros ahora miembros de la plantilla del Zócalo, acerca del “pirateo” del que fueron objeto los demás medios de la ciudad, sólo se concretaron a decir, que “la oferta fue tentadora; de ganar 5 mil pesos a 25 mil es mucha la diferencia”, aseguraron integrantes del Zócalo a Demócrata Norte de México.
La ejecución de Valentín Valdés Espinosa
Asesinado Valentín, con el cuerpo en plenas exequias, los Juaristi Septién-Juaristi Santos, conocidos como “Los Pacos”, aparentes dueños del Zócalo de Saltillo, negaron las ocho columnas de su periódico a quien fue sacrificado por informar en su rotativo.
Prefirieron hablar de la onda gélida prevaleciente en la región. Del frío que azotaba la ciudad.
Mientras, en plena campaña a la gubernatura de Coahuila, el presidente del PRI estatal, diputado federal, hermano de Humberto Moreira, el verdadero jefe del clan del moreirato, Rubén “El Zerevro” Moreira Valdés, se apareció en el sepelio del informador sacrificado por la delincuencia organizada, presumiblemente por los Zetas, según dijo el Fiscal General de Coahuila, Jesús Torres Charles.
Con script memorizado, “El Zerevro” del “Gobierno de la Gente”, se hizo acompañar de su eterno subalterno,- desde que con sus acciones porriles, arrancaban a golpes la piel a los estudiantes de la Escuela Normal de Saltillo-, David Aguillón Rosales, jefe de Comunicación Social del gobierno de Coahuila.
Allí al igual que lo hizo Humberto Moreira, y, Jesús Torres Charles; Rubén Moreira dijo que “lo sentía mucho” porque “Valentín era su amigo”.
Humberto Moreira había dicho que, “Lo de Valentín nos lastima a todos. Yo lo conocía como a ustedes, y lo estimaba como a ustedes”, mientras permanecía en Torreón, apuntalando al nuevo alcalde Eduardo Olmos.
El asesinato de Valentín, presumiblemente fue a manos de Los Zetas, según espetó Jesús Torres Charles.
La cuestión es que en la red se encuentra circulando una serie de fotografías que presumiblemente relacionan a Humberto Moreira, con jefes de este grupo delincuencial.
Lo que es inobjetable, es que Rubén”El Zerevro” Moreira, fue vecino de Sigifredo Nájera Talamantes, “El Canicón”, uno de los jefes de los Zetas en Monterrey y Saltillo, y según nunca se enteró.
Es más, los medios saltillenses o coahuilenses, jamás mencionaron el hecho, a pesar de que alguna decena de funcionarios del gabinete de Humberto Moreira, como el secretario de Gobierno, Armando Luna Canales; la subprocuradora de la Fiscalía General del estado, Guadalupe Toca Zavala; el sub secretario de Turismo, Sergio Peimbert Carrera; la directora de Ecología municipal de Saltillo, Graciela Arocha; también, el ex subsecretario de Seguridad pública de Coahuila, Ricardo Martorell; el diputado federal, -y aspirante a la gubernatura-, Javier Guerrero García, e incluso un grupo de patrones vinculados al priismo de Saltillo (Demócrata Norte de México, julio del 2009), compartieron con “El Canicón”, las cerradas del Fraccionamiento San Patricio; por cierto, fraccionado por el ex gobernador Enrique Martínez y Martínez.
Al igual que la desaparición de Rafael Ortiz Martínez, la ejecución de Valentín Valdés, quizá nunca se aclare
Tres años y medio no han sido suficientes para que el gobierno de Humberto Moreira, junto con el Fiscal General de Coahuila, Jesús Torres Charles, hayan avanzado en aclarar la desaparición del reportero del Zócalo de Monclova, Rafael Ortiz Martínez.
El moreirismo apostó a la amnesia colectiva de los medios de comunicación y casi lo logra.
Humberto y Rubén Moreira, establecieron una estrategia en donde las prebendas a cierto grupo de reporteros,-viajes todo pagado al extranjero, dinero para que establezcan empresas, bienes raíces, becas-, aunados a las grandes sumas de dinero que entregan sin justificación legal a muchos de los dueños de los medios de Coahuila, les ha permitido construir cortinas de humo, que por el momento ocultan la debacle económica en que se encuentra el estado.
También, las sinecuras han servido para que los rotativos justifiquen la inseguridad que priva en la entidad, -especialmente la existente en La Laguna-, echando la culpa a Felipe Calderón, como si Humberto Moreira, no tuviera responsabilidad alguna.
De la misma manera, las canonjías a los locutores de los medios electrónicos, así como a los gacetilleros oficiosos,- en lo que se han convertido los antes informadores-, por el momento sirven para ocultar el desempleo rampante en la entidad, tanto como encubrir la gigantesca corrupción que priva en las dependencias estatales, donde los desvíos de recursos públicos son la característica esencial.
Sin embargo, el objetivo final de condescender con los medios es apuntalar la carrera política de Rubén “El Zerevro” Moreira, quien ya se siente con la gubernatura en las manos, repitiendo la ambición del salinismo de dominar el país, - en este caso el estado-, cuando menos hasta el 2024.
Por eso, el olvido de los medios, incluido el propio Zócalo de Monclova, acerca de la desaparición de Rafael Ortiz Martínez.
“No se debe presionar a Humberto, mucho menos a Rubén. No se debe patear a los dueños del balón, esto es un negocio”, dijo a Demócrata Norte de México, el propietario de un medio pequeño editado en Saltillo, pidiendo anonimato.
Seguramente ese será el destino en que caiga la ejecución de Valentín Valdés Espinosa.
Una ejecución más, que permanecerá sin aclararse.
En menos de una semana, el grupo Zócalo, ya olvidó a Valentín Valdés
Cinco días han bastado para que Valentín Valdés desapareciera de las páginas del Zócalo.
En menos de una semana, los dueños de esta cadena de noticias olvidaron a uno de los fundadores del Zócalo de Saltillo.
Ese es el ras que la mayoría los propietarios de los medios de comunicación de Coahuila, dan a sus trabajadores.
Esta historia ya se vio con la cadena Multimedios Estrellas de Oro, patrones del diario La Opinión-Milenio, editado en Torreón, Coahuila.
De esa plantilla laboral, fue arrancado Eliseo Barrón Hernández, el pasado 25 de mayo.
Un comando armado lo sustrajo de su casa en Gómez Palacio, Durango, asesinándolo después de torturarlo con una arma punzocortante.
A Elíseo, le vaciaron cinco tiros que le arrancaron la vida.
El 26 de mayo fue localizado su cadáver en un canal de riego.
La ejecución de Barrón Hernández, pesó en la pantalla del Canal 9 de televisión local, acaso 3 días.
Ahora, es como sí Elíseo, nunca hubiese pisado las instalaciones de La Opinión-Milenio.
Tres años y medio le ha llevado al moreirato intentar sepultar la desaparición de Rafael Ortiz Martínez.
Habrá que esperar que el autollamado “Gobierno de la Gente”, informe acerca de los trabajos que realiza para esclarecer la inmolación de Valentín Valdés Espinosa, a quien el ejecutivo estatal Humberto Moreira; el Fiscal General Jesús Torres Charles, así como el poder tras el trono, y presumiblemente el proyecto transexenal del moreirismo, Rubén “El Zerevro” Moreira, llamaron “amigo”.
Si bien, al final de cuentas, todo parece indicar que el crimen quedará impune.
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