Elecciones en Afganistán
Un ataque suicida contra un convoy militar causa ocho muertos y 59 heridos - En algunas zonas los islamistas amenazan con cortar un dedo a los que voten
Un ataque suicida contra un convoy militar causa ocho muertos y 59 heridos - En algunas zonas los islamistas amenazan con cortar un dedo a los que voten
RAMÓN LOBO (ENVIADO ESPECIAL) - Kabul - 19/08/2009/El País
La larga campaña electoral en Afganistán ha terminado, pero la de los talibanes, no. Pese a las grandes medidas de seguridad exhibidas, un conductor suicida logró estrellar ayer un vehículo cargado de explosivos contra un convoy militar de la fuerza internacional en la carretera a Jalalabad, en las afueras de Kabul, y cerca de la fortificada sede de la Comisión Electoral Independiente. Al menos ocho personas perdieron la vida y otras 59 resultaron heridas. Entre los muertos se encuentran dos funcionarios locales de Naciones Unidas y un soldado de la misión de la Fuerza Internacional de Seguridad y Asistencia (ISAF) de la OTAN.
Se trata del segundo atentado en la capital en pocos días y un recordatorio de que la amenaza talibán contra las urnas es seria. Para reforzar el mensaje, a las siete de la mañana cayeron dos proyectiles, uno de ellos dentro de los jardines del palacio presidencial. No hubo heridos.
En zonas de fuerte presencia insurgente, como la sureña provincia de Kandahar, se han distribuido miles de pasquines en los que se recuerda a la población que los colegios electorales son un objetivo y que deben quedarse en casa. En algunas de las provincias del Este, limítrofes con Pakistán, la recomendación es menos sutil: amenazan con cortar el dedo de los que voten. A falta de mejor tecnología, en este país se tinta el índice para evitar la doble votación.
Decenas de soldados afganos a bordo de vehículos artillados se lanzaron por la carretera de Charikar, al norte de Kabul, como si los proyectiles procedieran de esa zona. En las entradas de Kabul se redoblaron los controles militares. En alguno de ellos, los registros parecieron más intensos y profesionales que de costumbre. Incluso emplearon un perro para detectar explosivos. La capital es un hervidero de rumores y de miedos. La cadena de televisión Al Yazira en su versión en inglés informó anoche de que el Gobierno teme que los talibanes hayan infiltrado a varios suicidas en la ciudad.
La participación es uno de los caballos de batalla de las elecciones de mañana porque de ella dependerá gran parte de la legitimidad de los resultados. El enviado especial de Naciones Unidas a Afganistán, Kai Eide, dijo ayer en una rueda de prensa que "las elecciones serán un éxito pese a las dificultades y las irregularidades". Es el mensaje optimista. La botella medio llena.
"No creo que haya segunda vuelta", afirma un diplomático extranjero. "Hace semanas pensaba que se produciría un gran fraude para evitar algo que no interesa a nadie porque sería prolongar durante un mes y medio esta tensión e inseguridad. Ahora creo que Karzai ha logrado suficientes apoyos como para ganar por más del 50%". Alguno de estos apoyos -como el obtenido el domingo a su regreso del exilio el señor de la guerra uzbeko Abdul Rashid Dostum, a quien muchos consideran un criminal de guerra- ha provocado la protesta discreta del enviado especial de Estados Unidos, Richard Holbrooke.
Todas las encuestas publicadas -cuya fiabilidad es más que relativa en un país en guerra y con una altísima tasa de analfabetismo- apuntan a que Karzai ganará las elecciones con más de 20 puntos de ventaja sobre su ex ministro de Exteriores, Abdulá Abdulá, convertido en la gran estrella de la última fase de una campaña que ha durado dos meses.
"Las encuestas puede que sean el modo más efectivo de empezar a presentar unos resultados que se van a parecer mucho a los oficiales", dice un occidental que pide anonimato. Nueve candidatos menores se han retirado en las últimas horas de la contienda electoral. Ocho han pedido a sus supuestos seguidores que voten por el presidente Hamid Karzai y uno por su principal rival, Abdulá Abdulá.
En un golpe de humor, si se tiene en cuenta la masiva presencia de medios de comunicación internacionales, el Ministerio de Exteriores de Afganistán emitió ayer una nota que pide no informar sobre atentados y actos de violencia durante la jornada electoral para evitar que se propague el miedo y afecte a la abstención.
El comunicado contiene un mensaje subliminal preocupante: la escasa confianza del Ejecutivo de Kabul en las fuerzas de seguridad afganas y en los 101.000 soldados extranjeros dedicados a asegurar la celebración de las segundas elecciones democráticas en la historia de Afganistán.
Ocho años de campaña
- 7 de octubre de 2001. EE UU y Reino Unido comienzan los bombardeos contra los talibanes, después de que éstos se negaran a entregar a Osama Bin Laden.
- 5 de diciembre de 2001. Después de la toma de Kabul, Hamid Karzai es designado presidente de un Gobierno interino.
- 9 de octubre de 2004. Karzai es declarado vencedor en las elecciones presidenciales.
- 18 de septiembre de 2005. Primeras elecciones parlamentarias y provinciales en 30 años.
- 5 de octubre de 2006. La OTAN toma el control de las operaciones en todo Afganistán.
- Agosto de 2007. La ONU informa de que la producción de opio ha alcanzado un récord histórico.
- 12 de junio de 2008. La conferencia de donantes de París es la quinta en cinco años. Las promesas ascienden a 18.600 millones de euros.
- 7 de julio de 2008. Un suicida mata a 41 personas en la Embajada india en Kabul.
- Septiembre de 2008. Bush anuncia el envío de 4.500 soldados más.
- Febrero-marzo de 2009. Obama ordena el envío de 21.000 soldados.
- 2 de julio de 2009. 4.000 marines de EE UU inician una importante operación en Helmand, donde se produce el opio que financia la insurgencia.
- 31 de julio de 2009. Concluye con 75 muertos el mes más sangriento para las tropas extranjeras en Afganistán desde 2001.
- 15 de agosto de 2009. Un atentado suicida mata a siete personas en la base de la ISAF en Kabul.
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