martes, 18 de agosto de 2009

Hope Sandoval, la inmensa


HOPE SANDOVAL


5-2-2002


MEDICINA DE ENSUEÑO SEGURO QUE TÚ TAMBIÉN HAS TRATADO DE SALVAR ALGUNA VEZ A UN GORRIONCILLO QUE DA LA SENSACIÓN DE QUE AL FINAL SE MORIRÁ DE PENA. Y SE MUERE. MANTENER UNA CONVERSACIÓN CON HOPE SANDOVAL A PROPÓSITO DE LA PUBLICACIÓN DE “BAVARIAN FRUIT BREAD” (ROUGH TRADE/EVERLASTING, 02) TRAE AL RECUERDO AQUEL PAJARITO Y EL DESEO DE PROBAR QUE ALGUNA VEZ ES POSIBLE SALVARLO DE NUESTRO CARIÑO.


A medida que avanza la conversación nada mejora. A Hope Sandoval no le gustan las entrevistas, pero no puede evitar que la sintamos rodeada de una erótica de la autodestrucción muy lejana de la de Nico, con quien la han comparado tantas veces. Aun así vale la pena curiosear en los entresijos mágicos de “Bavarian Fruit Bread”, aunque en el fondo haya algo que nos diga que no puede competir en igualdad de condiciones con el resto de los discos de Mazzy Star. Los tiempos o la edad, quién sabe. Pero al menos este álbum es algo, al menos hasta que se confirme que, como dice Hope, “Mazzy Star siguen existiendo, están muy bien y no tardarán mucho en publicar un nuevo álbum”. El resto ya es ensoñación y adjetivos repetidos. Bueno, y Colm O´Ciosig, un pedazo de My Bloody Valentine, ayudando a Hope en este viaje sobre el que es difícil arrancarle una razón de ser lejos de sus amigos de siempre, más que el consabido “teníamos unas canciones y las quisimos grabar”.
Pero tampoco es que haga falta más. “Este disco no es un proyecto en solitario de Hope Sandoval, es el proyecto de Hope y de Colm, pero él no quiso que su nombre apareciese en la portada, e inventó The Warm Inventions por esa manera reposada que tuvimos durante dos años de ir experimentando con canciones que surgían de una manera muy simple”. O sea, que las canciones son de Hope, y el misterio sonoro que las rodea es tarea de Colm. “Aparte de que las percusiones sean enteramente suyas, componíamos las canciones al cincuenta por ciento, y después les añadimos muchos instrumentos, las grabábamos y se las dejaba a Colm para que hiciese lo que quisiese con la mezcla”. Pero a pesar de que en la grabación haya un mar de fondo distinto de las grabaciones de Mazzy Star, la verdad es que tampoco se diferencia tanto de algunos de aquellos álbumes: “Me parece natural que la gente lo compare con Mazzy Star, porque soy el cincuenta por ciento del grupo que lleva la parte más definitoria del sonido. Soy la cantante, y van a identificar una cosa con la otra, pero no me importa que lo hagan”. A duras penas se escucha su hilo de voz y uno no sabe si se siente atacada, o simplemente se está acordando del padre de quien le sugirió que debía conceder entrevistas para promocionar este disco. “No me siento cómoda en las entrevistas, porque no conozco a la persona que me entrevista”. Y por teléfono peor. “Aunque tengo que agradecer que la gente haya dejado poco a poco de preguntarme sobre mi vida privada”. Vale, volvamos al disco, y a esa falta de orgullo que supone comenzarlo con “Drop”, una canción del Mary Chain William Reid: “Al principio simplemente teníamos ganas de grabarla, pero fue la última canción que hicimos y por eso quisimos empezar con ella, porque así comenzábamos mostrando cómo podíamos experimentar con las ideas de los demás y, a partir de ahí, proponer las nuestras”. Pues sí, porque una característica de “Bavarian Fruit Bread” es que la mayor parte de los elementos están simplemente sugeridos, medio escondidos, esperando a que vayas desvistiendo las canciones hasta que consigas descubrir los detalles que de una manera inconsciente te estaban transportando a las “historias exageradas” de Hope Sandoval: “Colm me introdujo en el mundo del dub, donde siempre hay detalles escondidos que tienes que seguir con mucha atención para encontrar, por eso grabamos muchas pistas distintas que sólo sacamos a la superficie un par de veces en cada canción, para tratar de darle un acento distinto a esos momentos y que las canciones tuviesen una atmósfera cambiante”. Pero siempre dirigidas por esa narrativa en blanco y negro que parece proponer temas universales: “No, nunca me planteo lo que pueda pensar la gente sobre lo que escribo. Mis temas siempre tienen un significado muy particular para mí”. Y, como ella, llevan un envoltorio dulce que encierra una amargura introvertida a la que es difícil hincar el diente, por eso, aunque hubiese soñado con esta entrevista mucho tiempo, cuando colgué el teléfono después de hablar de ambientes o de la dureza de la música actual, me sentí liberado. Igual el pájaro era yo o tú que la escuchas, y nos dejamos atrapar por sus canciones, sabiendo que cuando se susurra, se presta más atención. Creyendo que nos podremos escapar en cualquier momento. Pero no es así.

Autor: Jorge Obón

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