José Augusto Sánchez Galindo
Agosto 20 de 2009
Querida Jacinta:
Agosto 20 de 2009
Querida Jacinta:
He seguido tu caso y el de tus amigas, las vendedoras de calle que “violentaron” la ley por tratar de ganarse la vida dignamente. Como ustedes, existen millones de mexicanas, que al no contar con oportunidades en un sistema económico excluyente e inhumano, deciden emprender pequeñas empresas de familia para otorgar pan y sal a los suyos. La solidaridad de género, con el hombre de la casa, dignifica y tonifica las relaciones en el seno del hogar; su solidaridad laboral se traduce en bienestar autogestionario.
Jacinta, hoy tus aguas de frutas, no tienen los mismos sabores; las lagrimas de los tuyos los confunden.
La comunidad de Santiago Mexquititlán, del municipio de Amealco, en Querétaro, está “descarapelada”, porque falta el color vivo de tus ropas tradicionales, que portas con orgullo.
Tu libertad de pronto te fue arrebatada. Mientras te alistabas a trabajar como siempre, aparecieron “responsables del orden” (les llaman afis), y te culparon de que “los secuestraste”. De la noche a la mañana nos contaron que eras “terrible y mafiosa”. Acá, en Durango, nos enteramos, qué gracias a una fotografía de un periódico de tu pueblo, fue que te localizaron y aprehendieron; investigación científica pura, de esa que aplican las autoridades a los mexicanos pobres.
Los “indefensos” afis, “humillados” y aún con las” huellas” de la fuerza que usaste, te acusaron de que los “secuestraste”, y un juez mexicano, con una larga cadena de pruebas en tu contra (?), te impuso una condena de 21 años de cárcel. El juzgador, conociendo tus “peligrosos” antecedentes, te aplicó todo el rigor de la ley.
Ordenó con sentido patriótico y legalista: “Jacinta, a la cárcel por secuestradora”. Esa noche pudo cenar con la conciencia y manos limpias, ¡como nunca!
Hasta ahora llevas tres años apartada de los tuyos; el gobierno “protector” nos regresó la tranquilidad a los mexicanos; ahora que estás encarcelada todo marcha de maravilla acá afuera. Te informo que ya no hay afis, que desaparecieron esa corporación, pero lamento decirte que sigue habiendo jueces.
Jacinta, mucha gente nos preguntamos: ¿cuánta Jacintas o Jacintos habrá en las cárceles mexicanas? ¿Cuántos jueces habrá cómo el que siguió tu caso? ¿Cuántos federales aprovecharán su investidura para lastimar a indefensos?
Algunos dicen que nuestro país necesita una reforma judicial de fondo, porque ese aparato está corrompido y contaminado por prácticas nocivas; además, que ese aparato de Estado debe ser controlado por el voto ciudadano. Que debe haber un servicio de carrera profesional, asimismo, penas y castigos para los miembros de ese sistema que dañen voluntaria o involuntaria a los ciudadanos, muchos mexicanos nos preguntamos ¿los jueces, a que instancia ciudadana rinden cuentas?
Lamento decirte que como tú, millones de indígenas no son bien vistos por hombres y mujeres clasistas y racistas; lamentablemente tienen mucho poder.
Además, quiero expresarte que los continuos viajes al extranjero y múltiples compromisos de la primera dama del país, la Lic. Margarita Zavala de Calderón, hacen imposible atender asuntos como el tuyo; también presiento que no pacta, ni defiende delincuentes indígenas. Su investidura está hecha para asuntos más chics.
Quiero exponerte, que tampoco pueden atenderte los partidos, éstos se encuentran ocupados en repartirse el presupuesto del país; asuntos como el tuyo les producen urticaria. Llegué a pensar en algún momento que la dirigente del PRI, Beatriz Paredes Rangel por su condición de mujer haría algo por ti, pero me equivoqué totalmente.
Lamento que las fundaciones poderosas, de hombres vigorosos, ni siquiera vislumbran incluirte en su agenda.
Sí te sirve de consuelo, no eres la única presa injustamente, pero tu libertad, debe de llegar pronto; el pueblo mexicano y periodistas importantes te acompañan y respaldan.
Jacinta, por ahora te dejo, desde hoy tu lucha es mi lucha.
Me despido con el lema de un revolucionario argentino que seguíamos mucho en la preparatoria 18 de Marzo: ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, JACINTA!
Gómez Palacio, Durango. 20 de agosto del 2009
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