El asesino pretendía originar un Holocausto racial.- Se inspiró en una canción de The Beatles
EL PAÍS.com - Madrid - 09/08/2009
La Familia Manson mató a seis adultos y un nonato entre el ocho y el diez de agosto de 1969. 40 años después, el nombre de Charles Manson, el hombre con una cicatriz en forma de esvástica en la frente, sigue siendo en EE UU sinónimo de maldad.
Manson creía ser un gurú, un profeta. En San Francisco se integró en una comunidad hippie, donde con discursos llenos de budismo y autoayuda, más su carisma, pronto se convirtió en el líder. Sus acólitos, su familia, le escuchaban extasiados ayudados por las dosis de LSD que Manson repartía. Con su propia comuna ya formada, recorría California en un autobús.
La pseudo religión que había formado Manson tenía su propia idea del Apocalipsis. Los negros se rebelarían y atacarían a los blancos en una batalla racial. Primero los barrios ricos como Berverly Hills. Violarían a las mujeres y dejarían mensajes escritos en sangre. La Familia sobreviviría, ya que su líder los habría conducido a una ciudad subterránea, donde se reproducirían hasta alcanzar el número de 144.000 personas, momento en el que tomarían el poder y gobernarían la Tierra y serían servidos por esclavos negros.
Jesucristo volvería secundado por cinco apóstoles: los Beatles John Lennon, Ringo Starr, George Harrison, Paul McCartney y el propio Charles W. Manson.
Según pasaba el tiempo y viendo que la raza negra no actuaba, Manson decidió que había que acelerar las cosas y dar ejemplo. El deber de la Familia era cometer dos asesinatos para provocar el Apocalipsis que el creía anunciado en la canción de The Beatles Helter Skelter.
La noche del 8 al 9 de agosto, cuatro miembros de la Familia fueron a por sus objetivos. Manson lo dirigía todo, sin participar activamente en ninguno de los crímenes.
Primero entraron en la mansión del productor musical Terry Melcher, alquilada en ese momento por Roman Polanski y Sharon Tate.
En la vivienda se estaba celebrando una pequeña reunión en la que participaban la propia Tate, actriz y mujer de Polanski; el productor Wojtek Frykowski; Abigail Folger, de una rica familia de cafeteros; y Jay Sebring, peluquero de los famosos de Hollywood en aquella época. Los maniataron y posteriormente los acuchillaron. Polanski estaba de viaje en Londres.
El crimen fue incluso más brutal ya que Tate estaba embarazada de ocho meses. Linda Kasabian, que entonces formaba parte del grupo de Manson y cuyo testimonio permitió encarcelar a los implicados, declaró que la actriz suplicó por la vida del nonato. No le sirvió de nada. Escribieron con sangre por la casa las palabras guerra, alzaos y helther skelter.
Luego se dirigieron hacia la casa del empresario Leno Labianca. Lo asesinaron junto a su esposa de 41 puñaladas y escribieron con sangre cerdos en la pared del salon. Se deshicieron de su cartera en medio de un barrio negro.
El Apocalipsis negro nunca llegó, pero sí un juicio. Duró nueve meses y medio y ocupó 31.716 páginas en sumarios y declaraciones. Manson fue condenado a pena de muerte, pero como fue abolida en 1972 en el estado de California, sigue en prisión. Un anciano solitario, con una esvástica en la frente, que continúa siendo paradigma del mal en los Estados Unidos. El boxeador Mike Tyson lo usó en 2002 para intentar recuperar su licencia de púgil.
"No soy la madre Teresa", afirmó, "pero tampoco Charles Manson".
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