domingo, 7 de noviembre de 2021

Froylán López Narváez, periodista y catedrático, murió a los 81 años


Entusiasta promotor de la música afroantillana, acuñó la frase La rumba es cultura

 
Periódico La Jornada
Domingo 7 de noviembre de 2021, p. 3

El periodista, catedrático universitario y promotor cultural Froylán López Narváez, gran impulsor de la música afrontantillana y creador de la famosa frase La rumba es cultura, falleció ayer en la Ciudad de México a los 81 años.

El deceso se debió a un paro cardio-respiratorio, informó a La Jornada Fernando López, el mayor de sus siete hijos y su colaborador en los programas radiofónicos Mi otro yo y Que no te grillen, que se mantuvieron al aire en Radio Educación por más de 20 y 10 años, de forma respectiva.

Los restos del maestro, formador de varias generaciones de comunicadores en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fueron velados el mismo día por la tarde en una agencia funeraria en el sur de la capital. Serán cremados hoy.

Hombre de gran sentido del humor, Froylán López Narváez nació el 29 de noviembre de 1939 en Charcas, San Luis Potosí, población localizada en el altiplano potosino a la que rebautizó como San Froylán de la Rumba.

Se hizo periodista desde muy joven y durante varios años formó parte del diario Excélsior, del que salió con el equipo de Julio Scherer a mediados de la década de los años 70 para ser uno de los fundadores de la revista Proceso.

Colaboró en diversos periódicos de circulación nacional, así como en los canales 11, 22 y 40 de televisión, además de Radio Educación, donde fue titular de la emisión Son… eros.

Su mayor legado, según su hijo, son sus alumnos, luego de haber ejercido la docencia en la máxima casa de estudios del país durante medio siglo. La enseñanza fue el más grande de sus amores; consideraba a sus alumnos como sus hijos y los adentraba a formas distintas de conocer no sólo las ciencias y las técnicas de la comunicación, sino la cultura, el arte y la vida; le importaba que se expusiera en otras formas de pensamiento.

Consideraba que la rumba era cultura, y sostenía que apreciarla era revalorar las expresiones auténticas de los pueblos afroamericanos.

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