lunes, 30 de noviembre de 2009

Pepe Mujica, ex guerrillero tupamaro, gana elección presidencial de Uruguay

En discurso breve y conciliatorio llama a mantener las diferencias “con responsabilidad”

*Dice a La Jornada que uno de sus retos es incorporar a los que hoy están fuera de la sociedad
*Recuerda que los gobiernos son transitorios y que el poder “está en el corazón de las masas”


Stella Calloni
Enviada
Periódico La JornadaLunes 30 de noviembre de 2009, p. 20
Montevideo, 29 de noviembre. Una multitud festejó en la calle bajo una inclemente lluvia el triunfo del candidato del izquierdista Frente Amplio (FA), el ex guerrillero tupamaro José Pepe Mujica, quien ganó hoy en segunda vuelta a la alianza de los partidos Nacional (Blanco) y Colorado, que hasta 2004 gobernaron este país en un tradicional bipartidismo que parece quedar definitivamente atrás.
La fórmula Mujica-Danilo Astori, ex ministro de Economía del saliente gobierno frenteamplista de Tabaré Vázquez, obtenía más de 51 por ciento de los votos, según resultados oficiales, sobre 44 por ciento del ex presidente conservador Luis Alberto Lacalle y Jorge Larrañaga, del Partido Blanco, apoyado por los colorados, que en la elección del pasado 25 de octubre se ubicaron en tercer lugar.
Mujica llegó al hotel NH, donde se estableció el comando frenteamplista, a media tarde, y poco después de las 20 horas locales, cuando ya los primeros resultados mostraban que el triunfo era irreversible, entró a un salón donde estaban diplomáticos, amigos, funcionarios y políticos de países vecinos, y anunció el triunfo.
Ovación en La Rambla
Una ovación estremeció la avenida de La Rambla montevideana cuando la multitud que se había congregado frente al hotel escuchó por los altoparlantes los resultados electorales. Poco después llegó el presidente Vázquez, quien se fundió en un abrazo con Mujica y Astori, con quienes posó para la foto histórica.
El presidente electo salió a saludar a sus seguidores desde un escenario preparado frente al hotel y dijo emocionado que “en el estrado tendrías que estar vos (el pueblo), y yo abajo aplaudiéndote”.
Recordó que los gobiernos son transitorios y que el poder “está en el corazón de las grandes masas”. Agradeció a Vázquez, al considerar que su gestión, aprobada mayoritariamente, había permitido este triunfo.
También saludó especialmente a sus contrincantes y fue muy conciliador en su discurso, agradeciendo el llamado que le hizo Lacalle, que reivindicó la “unidad nacional” al reconocer su derrota.
El ex fundador del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, que asumirá la presidencia el primero de marzo de marzo 2010 para un periodo de cinco años, pidió a sus seguidores que no se cometa el error de ofender a quienes eligieron otra opción. Su discurso fue breve y preciso porque en ese momento caía una lluvia torrencial.
“Lamentablemente se nos complicó todo por el tiempo”, dijo Mujica algo más tarde a La Jornada. Por esta razón, apresuraron el discurso, ya que se anunciaba una “alerta naranja” en el país, con posibilidad de fuertes tormentas.
Con aspecto cansado, pero visiblemente animado, Mujica, de 74 años, destacó nuevamente la necesidad de entender que tanto los que triunfaron como los que perdieron son uruguayos, y por eso extendía la mano e instaba a mantener las diferencias con responsabilidad.
Ratificó que su propuesta es honesta y sincera, como su disposición para el diálogo y la necesidad de llegar a acuerdos en favor del país. “Se necesita una unidad que nos contenga a todos, más allá de diversidades y diferencias. Los pueblos necesitan eso. Ojalá podamos hacer todo lo mejor en nombre del pueblo uruguayo”, dijo Mujica.
Una de las mayores preocupaciones que expresó a La Jornada es tener la capacidad e incorporar a los que hoy están fuera de la sociedad, como uno de sus primeros desafíos.
Para Mujica hay que rescatar lo mejor de los tiempos, cuando en Uruguay se repartía bien o mejor la riqueza, “lo que daba una fuerte estabilidad en una región inestable y en un continente que reparte mal. Debemos volver a esa justicia y ese camino fue ya abierto por el gobierno del presidente Vázquez. Hay mucho que hacer y mucho bien hecho”.
También destacó que había sido llamado por todos los presidentes de la región, en un momento en que es necesaria la unidad interna y la de América Latina.
El FA comenzó a mostrar su capacidad de gobierno desde sus primeros días en la alcaldía de esta capital en la década pasada, lo que fue reconocido mundialmente.
Ahora entra en su segundo periodo de gobierno de la mano de un hombre de lengua y vida sencilla, que después de una larga historia de lucha en que fue herido, varias veces preso y mantenido como virtual rehén de la dictadura (1973-1985) durante 13 años, de los que pasó aislado mucho tiempo, incluso en un pozo, salió para incorporarse a la política.
Mujica fue luego senador en 2004 y ministro de Cultura y Ganadería en el gobierno de Tabaré Vázquez. Como él mismo lo dice, todo esto fue “un aprendizaje duro y único” que le permite ahora “una mirada más abierta y abarcadora”.
En 1985 formó con otros compañeros el Movimiento de Participación Popular (MPP), con el que luego se integraría como una de las principales líneas del Frente. En las últimas internas del FA, fue la figura de consenso, y aunque no se proponía llegar a la presidencia, aceptó el reto de ir junto a Astori, economista y de otra línea frentista.
Entiende que después de este gobierno, que sale con apoyo tan fuerte, tendrá que pensar cada paso dado. Mientras Mujica recibía a las delegaciones políticas en el hotel, los simpatizantes del Frente continuaron festejando sin importar el viento huracanado, y eso sucedía en todas las calles.
La avenida 18 de Julio era una fiesta. Sonaban los tambores y miles de jóvenes bailaban en las calles mientras los automóviles hacía sonar sus bocinas.
Los festejos siguieron hasta pasada la media noche. Muchos repetían la frase que Mujica dijo al pueblo en la rambla: “Lo permanente sos vos, pueblo. El poder está en el corazón de las grandes masas. Me costó una vida aprenderlo.”
Lo cierto es que el triunfo del FA lo muestra como el gran partido uruguayo y eso se resalta aquí, porque para los partidos tradicionales se ha cerrado realmente una etapa en la vida política uruguaya. Por dos veces consecutivas, el FA ganó a los otros dos partidos que se sucedían una y otra vez y resultaban imbatibles. Esta noche los uruguayos sentían que “habían dado un ejemplo en América Latina”. No hubo agresiones ni incidentes graves. Durante los festejos se destacó que éste era el momento de América Latina, y que Uruguay marcaba un camino.

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