Horizonte
ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Junio
24 del 2015
De nuevo se presentó en
Coahuila una violación a una niña de apenas 12 años, ahora fue en Monclova,
hace unos días Óscar Iván Charles Santana fue denunciado como el violador
y está libre.
La niña de Monclova,
está en sexto de primaria, pero nadie notó que estaba embarazada hasta los 6
meses de gravidez porque entonces los cambios en su cuerpo fueron evidentes. Llama
la atención que los padres no hayan notado el embarazo de la menor cuando se
sabe que en esa etapa los cambios corporales físicos y psicológicos son
notorios y constantes, crece el abdomen, los glúteos y los senos que además duelen,
se presentan mareos y náuseas; los cambios de humor son comunes, tristeza,
alegría; socialmente en ciertos estratos sociales suele haber rechazo porque el
aspecto físico de la embarazada puede causar repulsión.
Por desgracia, los
abusos en contra de las niñas y los niños se incrementan y hasta comienzan a
pasar desapercibidos, la gente ya no se indigna ni exige justicia por las
víctimas ni castigo a los violadores que
muchos quedan impunes; la vulnerabilidad de los y las infantes y adolescentes
es manifiesta.
El incremento de este
tipo de violencia y hechos atípicos reflejan la falta de apoyo, información y
orientación en materia de salud reproductiva y de educación sexual para niñas,
adolescentes y familias por lo que el índice de embarazos en esta etapa de la
vida se consideren ya como un problema de salud pública.
Las opiniones más
conservadoras señalan como la mejor opción la abstinencia sexual total, la que
en la práctica no es la vía que eligen los jóvenes, por lo que más allá de los
tabús sociales e incluso religiosos que hay sobre el tema, es necesario que
haya una apertura mucho más realista, y sobre todo prevenir a través de la
educación y la información en todos los sentidos un embarazo inesperado en la
etapa de la infancia o la adolescencia porque ese trunca el desarrollo como ser
humano e induce problemas de índoles biológico, psicológico y social, lo cual
repercute en la calidad de vida de la madre y de su familia con un riesgo
latente para el niño, además de que con una debida protección se evitan
diversas enfermedades de trasmisión sexual.
El riesgo de muerte
para madres de 15 años o más jóvenes es 60% mayor que el de madres de 20 años.
Hay que señalar que
durante las 2 administraciones panistas estos problemas no se atendieron o
fueron relegados, se ignoraron en parte por complacencia hacia las iglesias.
En una investigación
realizada en la Cámara de diputados sobre Políticas Públicas y Derecho
Comparado en el tema; el estudio revela que las políticas públicas para encarar
estos problemas son débiles y en algunos casos inexistentes. Por ejemplo,
Coahuila cuenta con una legislación en materia de protección a los derechos de
la juventud que no contiene estos temas, tampoco está entre los Estados que
contemplan el diseño de políticas públicas encaminadas específicamente a la
prevención, atención y control de embarazos de mujeres adolescentes e infantes.
No obstante, de
Coahuila se menciona el programa, SER-SEXUALIDAD RESPONSABLE que fomenta entre
los jóvenes el ejercicio de su sexualidad como una conducta responsable a través
de la orientación y prevención del embarazo en la población juvenil; el estado
ocupa el 4° lugar, 72.67% (INEGI) en la tasa más alta de fecundidad en
adolescentes de los 15 a los 19 años.
La falta de apoyo,
información y orientación en materia de salud reproductiva, y educación sexual
para niñas y adolescentes, ha ocasionado la problemática de los embarazos
tempranos o no deseados, la cual sólo podrá cambiar accediendo a una cultura
mucho más abierta y al empoderamiento de las mujeres desde niñas, es decir, que
tengan muchas más opciones en la vida con el propósito de que posterguen la
situación de ser madres. Ante la violencia de género, todas somos agredidas.
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