domingo, 24 de noviembre de 2013

Los desertores: expedientes censurados

PASARON A FORMAR PARTE DEL CRIMEN ORGANIZADO

 

En 1997, por acuerdo de México y Estados Unidos, el Ejército Mexicano se prestó a realizar un experimento que, a la postre, derivó en una de las etapas más sangrientas de la historia de México. Oficiales de las fuerzas castrenses fueron habilitados para actuar como policías federales en la lucha contra el narcotráfico.
domingo, 24 de noviembre de 2013
MÉXICO, DF (Apro).- La Secretaría de la Defensa Nacional decidió mantener en el secreto el caso de los numerosos soldados y oficiales del Ejército adscritos al combate al narcotráfico que se cambiaron de bando y exacerbaron la violencia criminal que ha azotado a México en los últimos años. Los expedientes de esos ex militares están bajo reserva.
Con base en la Ley Federal de Acceso a la Información, Proceso solicitó a la Sedena que se le permitiera revisar los archivos correspondientes a un grupo de ex militares altamente entrenados que habían sido seleccionados para participar en un experimento: se trataba de que, por primera vez, oficiales del Ejército participarían como policías judiciales federales para combatir el narcotráfico en la frontera de Tamaulipas.
Ese proyecto formó parte de los diversos acuerdos de Estados Unidos con México que se habían venido sucediendo desde los tiempos de la Operación Intercepción, medida decretada por el presidente Richard Nixon a finales de los sesenta.
Los militares fueron enviados a Reynosa y otras ciudades de la zona fronteriza desde principios de 1997 para contrarrestar la corrupción de los agentes antinarcóticos de la Procuraduría General de la República (PGR). Posteriormente algunos estuvieron bajo el mando del general brigadier Ricardo Martínez Perea y del capitán Pedro Maya.
Arribaron varios equipos de fuerzas castrenses, y cada uno de sus integrantes se identificaba con una clave militar: una letra seguida de un número. Entre ellos estaba el cabo de infantería Arturo Guzmán Decena (con registro en el Ejército B-9229817).
Su expediente (13-2547) se encuentra en el Fondo SDN Subfondo 1, y está clasificado como "confidencial". Continuará parcialmente censurado por varios años al amparo del artículo 18 fracción II de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental. Esa fracción considera información confidencial "los datos personales que requieran el consentimiento de los individuos para su difusión, distribución o comercialización en los términos de esta ley". Sin embargo, no aclara si las personas fallecidas entran en esta categoría.
DESERCIÓN FRANCA
Guzmán Decena ingresó a las Fuerzas Armadas el 12 mayo de 1992 como soldado de infantería en el Campo Militar Número 18 de Pachuca, Hidalgo. Entre octubre de 1992 y mayo de 1994 registró ocho castigos, que incluyeron arrestos por 24 horas y hasta por 12 días.
Su expediente presenta censuradas su capacitación, campañas y acciones militares en las que participó desde 1994. En agosto de 1995 fue ascendido a cabo de infantería y se le trasladó a varias regiones militares. Todos sus movimientos y cambios de región y de dependencias dentro del Ejército también aparecen suprimidos por los censores de la Defensa.
Su carrera en las armas concluyó oficialmente el 30 de septiembre de 1997, cuando fue acusado ante la justicia militar de ser "probable responsable del delito de deserción franca". Meses después, cuando la inteligencia militar confirmó que se había involucrado con un cártel del narcotráfico, se giró una orden para que fuera remitido con "carácter de extraurgente" (sic) ante la Fiscalía Militar.
En esa época Arturo Guzmán Decena se encontraba en el municipio de Miguel Alemán bajo las órdenes de los capos Gilberto García Mena, El June, y Zeferino Peña Cuéllar, Don Zefe.
García Mena era el responsable de cruzar alrededor de 50 toneladas mensuales de mariguana a Estados Unidos. Contendía con Osiel Cárdenas Guillén por la dirección del Cártel del Golfo, disputa que comenzó después de la detención de Juan García Ábrego (1996) en una finca del municipio Benito Juárez, Nuevo León.
Guzmán Decena formaba parte de los escoltas de El June y Don Zefe, junto con otros ex militares, entre ellos Heriberto Lazcano Lazcano, quien había sido cabo de infantería. También se había dado de baja del Ejército.
Reportes de inteligencia de la Sección Segunda de la Sedena precisan que los capos de esos tiempos usaban discretas escoltas personales, que no portaban armas debido a que tenían bien estudiado el aspecto legal del negocio en el que estaban involucrados: sabían que podrían pasar más años en prisión por portar pistolas de calibres de uso exclusivo del Ejército que por el delito de tráfico de drogas, que en esa época tenía bajas penas.
Lazcano y Guzmán Decena cuidaban a Don Zefe cuando regresaba de Estados Unidos tras cobrar la droga. Traía en su camioneta cientos de miles de dólares metidos en las antiguas bolsas de papel que proporcionaba a sus clientes la cadena H.E.B. Los billetes estaban cubiertos con "pan de caja" y otros víveres.
Heriberto Lazcano Lazcano ingresó al Ejército como soldado de infantería el 5 de junio de 1991 en el Campo Militar Número 18-A de Pachuca, Hidalgo. Para junio de 1993 obtuvo el grado de cabo de infantería.
Entre febrero de 1997 y febrero de 1998 fue transferido a diversas plazas que están censuradas. Solicitó su baja del Ejército el 26 de marzo de 1998, "en virtud de tener problemas familiares que requieren su presencia y tiempo completo".
A principios del año 2000, Osiel Cárdenas Guillén traicionó a su amigo García Mena filtrando información para su captura a José Luis Santiago Vasconcelos, en esa época titular de la SIEDO. El June fue detenido en abril de ese año, y Arturo Guzmán Decena y su grupo pasaron a formar parte de la guardia personal de Osiel, quien quedó solo al frente del Cártel del Golfo.
Cárdenas Guillén ordenó a Guzmán Decena que continuara reclutando militares. Para esas fechas ya se habían sumado al conjunto otros tres cabos: Jaime González Durán, El Hummer; el "cabo de arma blindada" Miguel Ángel Soto Parra, y Jesús Enrique Rejón Aguilar, El Mamito.
El expediente de la Sedena de González Durán precisa que se incorporó al Ejército en Monterrey el 15 de noviembre de 1991 con el grado de soldado de transmisiones. El 24 de febrero de 1999 se le levantó un acta en la instalación militar de Ciudad Mante, Tamaulipas, por desertar del Ejército.
A su vez, Miguel Ángel Soto Parra inició su carrera militar en Puebla, Puebla, el 2 de mayo de 1994. En diciembre de 1996 fue ascendido a cabo. Soto solicitó su baja en abril de 1999, "en virtud de que necesito tiempo completo para desempeñarme en mis estudios y superarme en lo civil".
En cuanto a Rejón Aguilar, entró en el Ejército como soldado de infantería el 5 de abril de 1993 en Escárcega, Campeche. El 11 de enero de 1996 ascendió a cabo de infantería, y su carrera militar terminó en noviembre de 1999, cuando requirió su baja de las Fuerzas Armadas.
CAPACITACIÓN MILITAR A PRUEBA
Aunque Arturo Guzmán Decena resultó muerto en un enfrentamiento con el Ejército en noviembre de 2002, en Matamoros; sólo él alcanzó a reclutar a cerca de 30 militares. Meses después ese equipo tuvo la oportunidad de mostrar la capacitación que obtuvo en el Ejército Mexicano.
La ocasión llegó en los primeros días de 2004: El Cártel de Sinaloa pretendía arrebatar la estratégica plaza fronteriza de Nuevo Laredo a sus rivales del Cártel del Golfo. Para ello mandaron al texano Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, al mando de un "pequeño ejército" de alrededor de 500 sicarios que habían sido reclutados entre policías municipales de Nuevo Laredo y pistoleros de Sinaloa.
Para defender la importante ciudad por donde cruza alrededor de 75% del comercio terrestre entre Estados Unidos y México, Cárdenas Guillén envió a los exmilitares, que continuaban atrayendo elementos, pero para entonces los buscaban entre expolicías, maleantes comunes y pandillas como Los Texas y Los Chachos.
Las batallas por Nuevo Laredo duraron varios meses. Los exmilitares pudieron entonces mostrar todas sus habilidades para el combate.
En Nuevo Laredo aparecieron en manos de los criminales armas como fusiles Barrett calibre 50 mm, bazucas, vehículos blindados y artillados, además de mostrar formas altamente crueles para eliminar a los enemigos, quienes eran descuartizados, incinerados o colgados en vías públicas.
Cuando Rejón Aguilar, El Mamito, compareció en el juicio contra José Treviño Morales, en Austin, contó ante fiscales estadunidenses que participó en al menos 10 batallas contra el Cártel de Sinaloa y que ordenó la muerte de alrededor de 30 rivales.
Con esos métodos los exmilitares pudieron derrotar a los sicarios del Cártel de Sinaloa. En compensación, Osiel Cárdenas les permitió quedarse al frente de la plaza. A partir de entonces se convirtieron en el brazo armado del Cártel del Golfo y fueron identificados con su antigua clave militar: Zetas.
JUAN ALBERTO CEDILLO

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