domingo, 1 de noviembre de 2020

La recta final de la campaña, entre intimidaciones, amenazas y pandemia


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▲ El ex presidente Barack Obama acompañó ayer a Joe Biden a sus actividades en Belle Isle, Detroit, Michigan.Foto Afp
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▲ Joe Biden tuvo un acto de campaña en Belle Isle, en Detroit, Michigan.Foto Ap
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▲ Donald Trump en una concentración en el aeropuerto regional Pittsburgh-Butler.Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 1º de noviembre de 2020, p. 21

Nueva York. En las últimas 72 horas de campaña, Donald Trump afirmó que físicamente podría derrotar a su contrincante Joe Biden, sus simpatizantes pusieron en peligro un autobús con integrantes de la campaña del demócrata en Texas y varias ciudades y comercios están tomando medidas para proteger sus áreas públicas ante el potencial de violencia relacionada con el día final de las elecciones, el 3 de noviembre.

Trump hizo campaña en el estado de Pennsylvania –considerado por ambas campañas como el que podría determinar el resultado final–, donde sugirió que podría noquear físicamente a su contrincante e insinuó que la diputada federal progresista Ilhan Omar –refugiada somalí musulmana– podría ser nombrada como secretaria de Seguridad Interna de un gobierno de Biden, y regresó a su acusación de que los demócratas están fraguando un fraude electoral masivo sin ninguna evidencia.

Tambien pidió a sus simpatizantes ser observadores de casilla, lo cual sugiere que desea que hagan sentir su presencia, en lo que los opositores dicen serán actos obvios de intimidación.

Biden, hoy acompañado en algunas concentraciones con el ex presidente Barack Obama, realizó actos en Michigan, otro estado clave en el mapa electoral, donde con Obama atacaron el flanco más vulnerable de Trump, al enfocarse en el manejo cada vez más irresponsable de la pandemia por el presidente, mientras se registran récords diarios de nuevos casos en gran parte del país. El viernes hubo más de 99 mil.

De hecho, una investigación de la Universidad de Stanford calculó que 18 de los mítines de campaña de gran escala de Trump, en los que no se respetan medidas para mitigar el Covid-19, resultaron en 30 mil contagios confirmados y probablemente hubo más de 700 muertes entre los participantes y otros que fueron infectados por ello.

Pero las tensiones por la posible violencia relacionada con la pugna electoral se intensificaron con agresiones y actos de intimidación de fuerzas pro Trump en varias partes del país. La campaña de Biden informó que canceló un acto en Texas el viernes, después de un incidente en una autopista entre San Antonio y Austin, donde un autobús de su campaña fue rodeado por autos con banderas y pancartas pro Trump, intentando forzarlo a salir de la carretera y poniendo en riesgo al equipo de campaña. Este sábado, Trump retuiteó un video de lo que parece ser el mismo incidente con la exclamación: Amo a Texas.

En Carolina del Norte, oficiales de seguridad pública rociaron con algún espray tóxico una concentración multiétnico de unos 400 participantes que escuchaban pacíficamente a oradores en un acto para promover el voto y abordar el tema de la justicia racial, sin ningún motivo, y después arrestaron a varios, mientras simpatizantes de Trump los agredían con insultos.

La preocupación por la violencia electoral, nutrida cada día por el propio presidente, quien repite que no aceptará los resultados si no gana, ya que eso sólo es posible si hay fraude, se ha multiplicado con cada vez más mensajes en redes sociales de ultraderechistas hablando de guerra civil y advertencias de agencias de seguridad pública sobre actividades de grupos extremistas. Un par de encuestas registran que una amplia mayoría anticipa un incremento de la violencia como resultado de la elección.

A pesar de todo esto, continuó la participación anticipada a escala sin precedente con más de 90 millones de votos –más de 65 por ciento del voto total de la anterior elección presidencial– emitidos antes del día final del 3 de noviembre.

Aunque esa participación alta favorece a los demócratas y las encuestas continúan indicando un triunfo de Biden, nadie se atreve a cantar victoria. La batalla se centrará entre 12 y 14 estados, de los 50 en total, considerados claves para determinar quién ocupará la Casa Blanca y el Capitolio. Y nadie sabe cuándo se sabrá el resultado (el verdadero). Mientras tanto, negocios en varias ciudades –Chanel y Levi’s, entre otros, en Nueva York– siguen colocando triplay en sus ventanas y puertas para prepararse para el festejo democrático del martes y sus secuelas.

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