jueves, 3 de septiembre de 2020

El vínculo con Diego Rivera, fortaleza de la exposición El París de Modigliani


En esa ciudad, los dos artistas, junto con Picasso, integraron un microcosmos que tuvo proyección planetaria

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▲ El curador Marc Restellini observa a trabajadores que manipulan Ébauche de nature morte ou Nature morte à la serviette (1915), de Suzanne Valadon.Foto Yazmín Ortega Cortés
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▲ Parte de la exposición de Bellas ArtesFoto Yazmín Ortega Cortés
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▲ Toma que incluye las obras Mujer con abanico (ca. 1925), de Léon Solá, y Mujer con suéter rojo (1917), de Moise Kisling.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Jueves 3 de septiembre de 2020, p. 4

El vínculo entre los artistas Amedeo Modigliani y Diego Rivera es la fortaleza de la muestra El París de Modigliani y sus contemporáneos. Lo importante es mostrar el puente entre ambos, los vínculos que se generaron y las amistades, que son el reflejo del intercambio entre Francia y México, asegura Marc Restellini, uno de los mayores conocedores del pintor y escultor italiano.

El curador de la exposición destaca que es formidable ver este microcosmos artístico que estaba en París y que va a tener proyección planetaria y conjuntó en 1914 a Modigliani, Rivera y Pablo Picasso en el Bateau Lavoir, este conjunto de talleres que se encuentran en el norte de París, en Montmartre, donde vivía la comunidad de artistas.

Restellini relata que Modigliani vivió de seis a ocho meses en ese estudio con Rivera. Se verá en esta exposición que el mexicano tuvo un interés en el primitivismo, en las máscaras africanas y también en el dibujo.

Anuncia que se observará una obra de Rivera, una de las vistas de París, así como gran similitud en un desnudo pintado por Rivera con uno de André Derain, que muestra esta relación. Había una comunión, una comunidad estética, una especie de consenso estético en los temas que tenían los artistas en esa época. Ése es uno de los puntos más importantes para mí al hacer esta exposición.

Restellini refiere que desde hace 30 años trabaja en esta colección, pero el punto más importante para mí es Diego y Modigliani. Cuando se revisan los libros y las fotos se ve que hay puntos en común. Se sabe que hay vínculos entre ellos, pero en la confrontación entre una obra de Rivera y una de Modigliani es evidente. Nada remplaza esa confrontación y eso es lo que ofrece la muestra.

Miguel Fernández Félix, director del Museo del Palacio de Bellas Artes, se refirió a la importancia de “hacer este diálogo con Diego Rivera y con otros artistas mexicanos que conocieron a Modigliani.

Esta exposición también marca un tema muy importante de esa influencia con los artistas mexicanos, como Ángel Zárraga, que conoció muy bien a Modigliani. Hay un cuadro de Zárraga, un San Sebastián, que todo indica que es un retrato de Modigliani, pero también hay retratos de Carlos Mérida, guatemalteco que vivió mucho tiempo en México, que también conoció al italiano. Fernández Félix agrega que Benjamín Coria también fue cercano a Modigliani, según los dichos de Diego Rivera y Carlos Mérida. Modigliani llegó en 1906 a París y Rivera un año después. Esto marcó a artistas mexicanos posteriores, como Santos Balmori.

Otro tema muy importante es la relación con artistas mexicanos que pusieron el tema de la pintura al aire libre, con gran influencia de la escuela francesa. Aquí hay ejemplos muy representativos, como Alfredo Ramos Martínez y el mismo Rivera.

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