Acumulan distintas corporaciones estatales y municipales 50% de quejas por abusos, violencia y coerción

Foto: Zócalo | Archivo
Saltillo Coah.- Ante la posibilidad de dotar a los policías estatales de armas de alto poder como las que se usan en el Ejército, el comisionado estatal de los Derechos Humanos, Hugo Morales Valdés, señaló que los actos de tortura a detenidos para que confiesen crímenes que no cometieron, son una práctica que aún persiste en las diferentes corporaciones policiacas.
El ombudsman señaló que aunque son pocos los casos documentados, son prácticas que los policías siguen utilizando para obtener declaraciones de los detenidos, y refirió que las corporaciones policiacas son las que acaparan más del 50% de las quejas en las siete visitadurías de la Comisión estatal.
Fue durante la semana que se dio el anuncio de la posibilidad de dotar a los elementos de seguridad estatales de armas de alto poder, lo que encendió las alarmas entre las organizaciones civiles y activistas.
Morales Valdés expresó que las voces de violación van desde detenciones arbitrarias, abuso de autoridad, lesiones, amenazas, hasta delitos más graves como la tortura, la desaparición e incluso el homicidio.
Insistió que en los últimos años son pocos los casos de tortura que se han documentado en la entidad, y de los que se tienen registrados se puede destacar que los policías detienen a los ciudadanos y por medio de la tortura los hacen confesar delitos que aseguran no cometieron.
Uno de los delitos que más sumas quejas de tortura y confesiones forzadas es el de narcomenudeo, donde la mayoría de las personas detenidas acusa que los mismos policías les sembraron la droga, y antes de consignarlos, los golpearon y amenazaron para que se confesaran culpables.
El ombudsman señaló que aunque son pocos los casos documentados, son prácticas que los policías siguen utilizando para obtener declaraciones de los detenidos, y refirió que las corporaciones policiacas son las que acaparan más del 50% de las quejas en las siete visitadurías de la Comisión estatal.
Fue durante la semana que se dio el anuncio de la posibilidad de dotar a los elementos de seguridad estatales de armas de alto poder, lo que encendió las alarmas entre las organizaciones civiles y activistas.
Morales Valdés expresó que las voces de violación van desde detenciones arbitrarias, abuso de autoridad, lesiones, amenazas, hasta delitos más graves como la tortura, la desaparición e incluso el homicidio.
Insistió que en los últimos años son pocos los casos de tortura que se han documentado en la entidad, y de los que se tienen registrados se puede destacar que los policías detienen a los ciudadanos y por medio de la tortura los hacen confesar delitos que aseguran no cometieron.
Uno de los delitos que más sumas quejas de tortura y confesiones forzadas es el de narcomenudeo, donde la mayoría de las personas detenidas acusa que los mismos policías les sembraron la droga, y antes de consignarlos, los golpearon y amenazaron para que se confesaran culpables.
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