Especialistas dieron seguimiento a más de 2 mil empleados durante una década
*Quienes se tragaban el coraje tenían dos veces más probabilidades de padecer enfermedades del corazón o infartos; 47 fallecieron por esas causas
*Sugieren tener más comunicación con los jefes
Jeremy Laurence
The Independent
Periódico La JornadaMiércoles 25 de noviembre de 2009, p. 2
Tal vez sea necesario rescribir el viejo adagio “el que se enoja pierde”. Se ha descubierto que enojarse con el jefe puede ser bueno para el corazón.
Personas que sufren en silencio tras haber recibido un trato injusto en el trabajo tienen dos veces más riesgo de morir de una enfermedad del corazón que quienes ventilan su molestia, según investigadores.
El hallazgo respalda otras investigaciones según las cuales quienes sufren en silencio tienen peor estado de salud que quienes encaran a quien los ha maltratado. Los primeros muestran signos de hipertensión y problemas cardiacos y tienen más probabilidades de ausentarse por enfermedades.
No se conocen los mecanismos subyacentes que afectan la salud, pero los médicos creen que la ira, si no se resuelve, resulta corrosiva.
La forma en que cada persona enfrenta las situaciones difíciles depende en gran medida de la personalidad, pero también es influida por las circunstancias. El sufrimiento silencioso es adoptado a menudo por quienes están en la parte baja de la jerarquía y tienen menos control en el empleo.
Investigadores suecos de la Universidad de Estocolmo dieron seguimiento a 2 mil 755 empleados varones desde la década de 1990 hasta 2003. Tomaron diversas mediciones, entre ellas presión arterial, índice de masa corporal y niveles de colesterol, y preguntaban a los empleados cómo enfrentaban el trato injusto o el conflicto en el lugar de trabajo.
Registraban si los empleados usaban tácticas de elusión, como alejarse de la situación, y si padecían de dolores de cabeza u otros síntomas físicos.
En el curso de 10 años ocurrieron 47 fallecimientos por infarto o enfermedad cardiaca en el grupo. Luego de hacer ajustes según el grado de fatiga al que los hombres estaban sometidos, así como factores biológicos, los investigadores descubrieron que quienes persistentemente se tragaban el coraje tenían dos veces más probabilidad de sufrir infartos o enfermedades del corazón. Los resultados se publican en la revista internacional Journal of Epidemiology and Community Health, órgano de la Sociedad de Medicina Social.
Se incluyeron mujeres en el estudio y los resultados mostraron que para ellas era igualmente dañino guardarse el malestar. Sin embargo, como el número de decesos por ataques al corazón fue inferior entre ellas, no fue posible obtener conclusiones.
“Se deben realizar investigaciones más profundas para examinar si intervenciones diseñadas para reducir el sufrimiento solitario podrían alterar el riesgo de infarto al miocardio y muerte”, indicaron los científicos.
Constanze Leineweber, del Instituto de Investigación del Estrés de la Universidad de Estocolmo, quien encabezó el estudio, comentó: “Yo no recomendaría gritarle al jefe. No es la mejor solución. Pero siempre es mejor decir que uno siente haber recibido un trato injusto y encontrar soluciones constructivas. Descubrimos un aumento del riesgo entre quienes no hablaban con el jefe. Debe haber formas de reducir el riesgo.
“Desde luego –añadió la investigadora–, siempre será mejor tener un ambiente de trabajo libre de conflictos, pero no en todos los casos es posible.”
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
*Sugieren tener más comunicación con los jefes
Jeremy Laurence
The Independent
Periódico La JornadaMiércoles 25 de noviembre de 2009, p. 2
Tal vez sea necesario rescribir el viejo adagio “el que se enoja pierde”. Se ha descubierto que enojarse con el jefe puede ser bueno para el corazón.
Personas que sufren en silencio tras haber recibido un trato injusto en el trabajo tienen dos veces más riesgo de morir de una enfermedad del corazón que quienes ventilan su molestia, según investigadores.
El hallazgo respalda otras investigaciones según las cuales quienes sufren en silencio tienen peor estado de salud que quienes encaran a quien los ha maltratado. Los primeros muestran signos de hipertensión y problemas cardiacos y tienen más probabilidades de ausentarse por enfermedades.
No se conocen los mecanismos subyacentes que afectan la salud, pero los médicos creen que la ira, si no se resuelve, resulta corrosiva.
La forma en que cada persona enfrenta las situaciones difíciles depende en gran medida de la personalidad, pero también es influida por las circunstancias. El sufrimiento silencioso es adoptado a menudo por quienes están en la parte baja de la jerarquía y tienen menos control en el empleo.
Investigadores suecos de la Universidad de Estocolmo dieron seguimiento a 2 mil 755 empleados varones desde la década de 1990 hasta 2003. Tomaron diversas mediciones, entre ellas presión arterial, índice de masa corporal y niveles de colesterol, y preguntaban a los empleados cómo enfrentaban el trato injusto o el conflicto en el lugar de trabajo.
Registraban si los empleados usaban tácticas de elusión, como alejarse de la situación, y si padecían de dolores de cabeza u otros síntomas físicos.
En el curso de 10 años ocurrieron 47 fallecimientos por infarto o enfermedad cardiaca en el grupo. Luego de hacer ajustes según el grado de fatiga al que los hombres estaban sometidos, así como factores biológicos, los investigadores descubrieron que quienes persistentemente se tragaban el coraje tenían dos veces más probabilidad de sufrir infartos o enfermedades del corazón. Los resultados se publican en la revista internacional Journal of Epidemiology and Community Health, órgano de la Sociedad de Medicina Social.
Se incluyeron mujeres en el estudio y los resultados mostraron que para ellas era igualmente dañino guardarse el malestar. Sin embargo, como el número de decesos por ataques al corazón fue inferior entre ellas, no fue posible obtener conclusiones.
“Se deben realizar investigaciones más profundas para examinar si intervenciones diseñadas para reducir el sufrimiento solitario podrían alterar el riesgo de infarto al miocardio y muerte”, indicaron los científicos.
Constanze Leineweber, del Instituto de Investigación del Estrés de la Universidad de Estocolmo, quien encabezó el estudio, comentó: “Yo no recomendaría gritarle al jefe. No es la mejor solución. Pero siempre es mejor decir que uno siente haber recibido un trato injusto y encontrar soluciones constructivas. Descubrimos un aumento del riesgo entre quienes no hablaban con el jefe. Debe haber formas de reducir el riesgo.
“Desde luego –añadió la investigadora–, siempre será mejor tener un ambiente de trabajo libre de conflictos, pero no en todos los casos es posible.”
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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