Miguel Ángel Granados Chapa
La riqueza no es siempre poder y no siempre los poderosos son ricos. En pocas personas se reúnen ambos modos de ser y de tener. Hay más ricos que poderosos en el mundo, si nos atenemos a la revista Forbes, la publicación sobre negocios que ha adquirido fama mundial sobre todo por la elaboración de la lista de los hombres más prósperos del mundo, que data ya de varias décadas, y que ahora ha inaugurado un nuevo elenco, el de las personas con más poder, también en una dimensión global. En la nueva lista figuran dos mexicanos, que ya aparecían en la de los archimultimillonarios. Se trata de Carlos Slim y Joaquín Guzmán Loera, apodado El Chapo.
Por lo menos en apariencia es más sencillo medir la riqueza que el poder. En tratándose de hombres de negocios, el principal modo de hacerlo es conocer sus activos, o los de sus empresas, y sumarlos. El resultado suele ser erróneo, porque Forbes confunde el capital de las empresas con la fortuna personal de quien las encabeza. Y casi nunca controlar un consorcio es poseerlo por completo. El valor económico del Grupo Carso no es el de Slim, lo cual se entiende fácilmente porque las empresas de ese consorcio cotizan en la Bolsa, colocan acciones en el mercado y son poseídas por miles de personas. Que Slim puede conducir a Telmex, Telcel, Condumex, Ideal, etcétera en la forma que lo hace no quiere decir que enteramente sean porciones de su patrimonio propio. Por lo que hace a El Chapo, se reprochó a Forbes haber sólo calculado su fortuna, como no podía hacerse de otra manera, dado que la naturaleza clandestina de la actividad en la que ha sobresalido hace imposible la fijación del monto de sus caudales.
Más difícil que calcular cuánto tiene un narcotraficante es determinar grados de poder y atribuirlos a quienes de una u otra manera lo ejercen. Como se trata de una iniciativa nueva, Forbes hizo explícitos sus criterios para formar su elenco de poderosos: el número de personas a las que influyen, la capacidad para proyectar esa influencia más allá de su esfera inmediata, el control o acceso a recursos y qué tan activamente los ejercen. Sobre esas bases la revista escogió a 67 personajes y los dio a conocer en su página de Internet.
Slim, que ha llegado a encabezar la lista de los más ricos del mundo, actualmente ocupa el tercer sitio, detrás de Bill Gates (formalmente William Gates III) y Warren Buffett, también incluidos en el nuevo elenco, el primero de ellos en el número 10 y el segundo en el 14. En la nueva lista, Slim es superado sólo por tres presidentes de potencias, el director del banco central norteamericano y dos empresarios (colocados como si fuera sólo uno en la quinta posición), cuyo poder deriva principalmente de que Google, su servicio de búsqueda en la red, es utilizado por más de mil millones de internautas.
Detrás de Barack Obama, presidente de Estados Unidos, el de la República popular china, Hu Jintao; el primer ministro de Rusia, Vladimir Putin; Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal norteamericana; y Sergey Brin y Larry Page, fundadores del buscador más afanoso del mundo, Slim queda situado, si se reúnen las dos listas de Forbes, como el hombre de mejor posición en el mundo, pues controla o posee la fortuna que no es la característica principal de los más poderosos que él, y un poder mayor que quienes lo preceden en el elenco aparecido en marzo pasado.
Es bien conocido el papel dominante de sus empresas en telecomunicaciones: domina el menguante mercado de telefonía fija y el creciente de la telefonía popular. Pero para Forbes cuentan asimismo su posición a la cabeza de "un grupo dedicado a la construcción de carreteras, infraestructura de energía y suministro de agua. Tiene 7 por ciento de las acciones de The New York Times, lo más grande después de la familia Sulzberger" a la que pertenecen los fundadores y directores de ese prestigiado periódico.
El otro mexicano poderoso es El Chapo Guzmán. Debutó en la esfera de los millonarios cuando Forbes lo colocó en el 701 entre las 793 personas más ricas del mundo, y ahora lo sitúa en el 41 de las 67 más poderosas. Ante las observaciones que recibió la revista por incluir a un delincuente de su calaña en el elenco anterior, ahora Forbes aclara que sólo expone, no glorifica, puntualización más necesaria ahora que en su lista aparece Osama Bin Laden, el terrorista más buscado del mundo. En cierto modo comparte por ese motivo una característica del mexicano, que después de huir del penal de alta seguridad en que estaba preso en enero de 2001 es un prófugo de la justicia y de él puede decirse que acaso fuera el más buscado de México, de no ser porque hay constancias de que pudiendo ser localizado no se le haya recapturado.
Satisface nuestro orgullo aldeano ver a mexicanos figurar en lugares excepcionales fuera de México, ya sean mujeres hermosas en concursos de belleza, futbolistas en Europa o un tripulante de vuelos de la NASA. Está plenamente justificado ese sentimiento cuando entre los cientos de recipiendarios del Premio Nobel brillan tres de los nuestros: Alfonso García Robles, Octavio Paz y Mario Molina Montes. Que una publicación norteamericana distinga a Slim y al Chapo más que ufanarnos debe movernos a la reflexión, pues las dos figuras encarnan dos de nuestros mayores males. Slim representa, con su fortuna, uno de los extremos de la profunda y creciente desigualdad, y Guzmán Loera encarna la criminalidad próspera... y la impunidad.
Cajón de Sastre
Hoy vence el término fijado por la propia autoridad para el pago de las indemnizaciones copeteadas o con ribete ofrecidas a los trabajadores del organismo público en liquidación denominado Luz y Fuerza del Centro. Ya es ilegal, desde mi punto de vista, la adición pagada a los 25 mil electricistas que en un mes acudieron a recibir ese pago. No hay fundamento jurídico para que nadie agregue premio alguno a los montos que resulten de aplicar la Ley Federal del Trabajo y el contrato colectivo renovado anualmente entre el organismo puesto en extinción y el SME. Menos lo habrá para extender el plazo marcado por el gobierno mismo, como ha sugerido el secretario del Trabajo. Hacerlo sólo subrayaría el carácter faccioso de la indebida compensación anunciada y cubierta a un 55 por ciento de los miembros del sindicato, pues con ella se buscó únicamente minar la resistencia de esa organización sindical.
Reforma
13/11/2009
La riqueza no es siempre poder y no siempre los poderosos son ricos. En pocas personas se reúnen ambos modos de ser y de tener. Hay más ricos que poderosos en el mundo, si nos atenemos a la revista Forbes, la publicación sobre negocios que ha adquirido fama mundial sobre todo por la elaboración de la lista de los hombres más prósperos del mundo, que data ya de varias décadas, y que ahora ha inaugurado un nuevo elenco, el de las personas con más poder, también en una dimensión global. En la nueva lista figuran dos mexicanos, que ya aparecían en la de los archimultimillonarios. Se trata de Carlos Slim y Joaquín Guzmán Loera, apodado El Chapo.
Por lo menos en apariencia es más sencillo medir la riqueza que el poder. En tratándose de hombres de negocios, el principal modo de hacerlo es conocer sus activos, o los de sus empresas, y sumarlos. El resultado suele ser erróneo, porque Forbes confunde el capital de las empresas con la fortuna personal de quien las encabeza. Y casi nunca controlar un consorcio es poseerlo por completo. El valor económico del Grupo Carso no es el de Slim, lo cual se entiende fácilmente porque las empresas de ese consorcio cotizan en la Bolsa, colocan acciones en el mercado y son poseídas por miles de personas. Que Slim puede conducir a Telmex, Telcel, Condumex, Ideal, etcétera en la forma que lo hace no quiere decir que enteramente sean porciones de su patrimonio propio. Por lo que hace a El Chapo, se reprochó a Forbes haber sólo calculado su fortuna, como no podía hacerse de otra manera, dado que la naturaleza clandestina de la actividad en la que ha sobresalido hace imposible la fijación del monto de sus caudales.
Más difícil que calcular cuánto tiene un narcotraficante es determinar grados de poder y atribuirlos a quienes de una u otra manera lo ejercen. Como se trata de una iniciativa nueva, Forbes hizo explícitos sus criterios para formar su elenco de poderosos: el número de personas a las que influyen, la capacidad para proyectar esa influencia más allá de su esfera inmediata, el control o acceso a recursos y qué tan activamente los ejercen. Sobre esas bases la revista escogió a 67 personajes y los dio a conocer en su página de Internet.
Slim, que ha llegado a encabezar la lista de los más ricos del mundo, actualmente ocupa el tercer sitio, detrás de Bill Gates (formalmente William Gates III) y Warren Buffett, también incluidos en el nuevo elenco, el primero de ellos en el número 10 y el segundo en el 14. En la nueva lista, Slim es superado sólo por tres presidentes de potencias, el director del banco central norteamericano y dos empresarios (colocados como si fuera sólo uno en la quinta posición), cuyo poder deriva principalmente de que Google, su servicio de búsqueda en la red, es utilizado por más de mil millones de internautas.
Detrás de Barack Obama, presidente de Estados Unidos, el de la República popular china, Hu Jintao; el primer ministro de Rusia, Vladimir Putin; Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal norteamericana; y Sergey Brin y Larry Page, fundadores del buscador más afanoso del mundo, Slim queda situado, si se reúnen las dos listas de Forbes, como el hombre de mejor posición en el mundo, pues controla o posee la fortuna que no es la característica principal de los más poderosos que él, y un poder mayor que quienes lo preceden en el elenco aparecido en marzo pasado.
Es bien conocido el papel dominante de sus empresas en telecomunicaciones: domina el menguante mercado de telefonía fija y el creciente de la telefonía popular. Pero para Forbes cuentan asimismo su posición a la cabeza de "un grupo dedicado a la construcción de carreteras, infraestructura de energía y suministro de agua. Tiene 7 por ciento de las acciones de The New York Times, lo más grande después de la familia Sulzberger" a la que pertenecen los fundadores y directores de ese prestigiado periódico.
El otro mexicano poderoso es El Chapo Guzmán. Debutó en la esfera de los millonarios cuando Forbes lo colocó en el 701 entre las 793 personas más ricas del mundo, y ahora lo sitúa en el 41 de las 67 más poderosas. Ante las observaciones que recibió la revista por incluir a un delincuente de su calaña en el elenco anterior, ahora Forbes aclara que sólo expone, no glorifica, puntualización más necesaria ahora que en su lista aparece Osama Bin Laden, el terrorista más buscado del mundo. En cierto modo comparte por ese motivo una característica del mexicano, que después de huir del penal de alta seguridad en que estaba preso en enero de 2001 es un prófugo de la justicia y de él puede decirse que acaso fuera el más buscado de México, de no ser porque hay constancias de que pudiendo ser localizado no se le haya recapturado.
Satisface nuestro orgullo aldeano ver a mexicanos figurar en lugares excepcionales fuera de México, ya sean mujeres hermosas en concursos de belleza, futbolistas en Europa o un tripulante de vuelos de la NASA. Está plenamente justificado ese sentimiento cuando entre los cientos de recipiendarios del Premio Nobel brillan tres de los nuestros: Alfonso García Robles, Octavio Paz y Mario Molina Montes. Que una publicación norteamericana distinga a Slim y al Chapo más que ufanarnos debe movernos a la reflexión, pues las dos figuras encarnan dos de nuestros mayores males. Slim representa, con su fortuna, uno de los extremos de la profunda y creciente desigualdad, y Guzmán Loera encarna la criminalidad próspera... y la impunidad.
Cajón de Sastre
Hoy vence el término fijado por la propia autoridad para el pago de las indemnizaciones copeteadas o con ribete ofrecidas a los trabajadores del organismo público en liquidación denominado Luz y Fuerza del Centro. Ya es ilegal, desde mi punto de vista, la adición pagada a los 25 mil electricistas que en un mes acudieron a recibir ese pago. No hay fundamento jurídico para que nadie agregue premio alguno a los montos que resulten de aplicar la Ley Federal del Trabajo y el contrato colectivo renovado anualmente entre el organismo puesto en extinción y el SME. Menos lo habrá para extender el plazo marcado por el gobierno mismo, como ha sugerido el secretario del Trabajo. Hacerlo sólo subrayaría el carácter faccioso de la indebida compensación anunciada y cubierta a un 55 por ciento de los miembros del sindicato, pues con ella se buscó únicamente minar la resistencia de esa organización sindical.
Reforma
13/11/2009
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