Gabriel León Zaragoza
Las representaciones nacionales presbiteriana y evangélica, así como la arquidiócesis de México consideraron, por separado, que el gobierno federal debe exponer a la nación la situación real por la que atraviesa el país debido a la crisis financiera internacional, esto con el fin de que haya un “urgente” cambio del modelo económico neoliberal.
El presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), Arturo Farela, consideró que las cinco medidas presidenciales para impulsar el crecimiento y el empleo –orientadas a mitigar el impacto negativo en la economía mexicana por la turbulencia financiera internacional– “van a resultar insuficientes” ante una realidad que el propio secretario de Hacienda, Agustín Carstens, y Felipe Calderón ya reconocen.
En entrevista, se pronunció porque en lo subsecuente, dentro del discurso oficial, haya claridad en las acciones que se emprenden. “Pedimos que las autoridades sean más predecibles y que hablen con mayor franqueza, ya que creemos que en este momento lo peor está por venir, aunque las medida es que Calderón ha tomado parecen acertadas, pero por lo que se está viviendo parece ser insuficientes”.
Convocó a la población en general a mantener la calma para evitar caer en situaciones de desesperación que provoquen suicidios, “como ya se están dando”, y que tengan confianza en que la problemática será superada.
Oración por la salud financiera
Al respecto apuntó: “los ministros de culto estamos preocupados. Tuvimos una reunión con carácter de urgente para emprender reuniones masivas de oración y ayuno, que iniciarán en Tijuana la próxima semana y concluirán en enero en la ciudad de México”.
El superintendente de las iglesias Asamblea de Dios, Daniel de los Reyes, expuso que la crisis que vive el país es una situación que ya se venía anunciando y de la cual no se tomaron las precauciones, por lo que el gobierno, dijo, “no va a poder resolverla por sí mismo”.
La vocería de la arquidiócesis local señaló que “es digno de aplaudir” que los países más desarrollados cometan la “herejía” de salirse de su “esquema perverso”.
“Este sistema es intrínsecamente injusto y perverso. La economía tiene que mirar a la gente concreta, y no sólo a los capitales especulativos, que saquean las economías y arruinan a los pueblos”, destacó.
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