Gustavo Leal F.*
F
inalmente, después de propagandizar sin pausa una reforma que, con un fondo único integrado con las bolsas de IMSS-Issste y Seguro Popular tendría efectos positivos en presuntas
mejorasen la calidad de la atención a los pacientes gracias a la competencia entre prestadores plurales, la secretaria Mercedes Juan ajustó a la baja su propuesta de salida.
El 25 de abril pasado sacrificó dos de sus más publicitados instrumentos:
No habrá fondo único, no van a desaparecer las cuotas obrero-patronales, dijo, y las reformas fiscales
no dieronpara un solo paquete de impuestos generales que unificara la atención a la salud. Estas capitulaciones confirman que su reforma quedará comprimida a la creación de un
padrón único que impacte en la eficiencia del gasto y el ahorro de los recursosy a degradar el
derechoa la salud.
Coincidiendo con el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación José Ramón Cossío, para quien en el derecho a la salud
se debe pensar cómo se debe satisfacer, no en la retórica constitucional, sino en acciones concretas, para que nosotros, los juzgadores, lo entendamos y podamos saber qué podemos proteger, hasta dónde o cuáles son las condiciones reales de esa protección, Mercedes Juan quiere una reforma que necesariamente modifique el artículo cuarto constitucional.
Con esta nueva base constitucional pretende introducir en IMSS, Issste, Sedena, Semar y Pemex: 1) garantías
explícitas(o paquetes básicos mínimos) que racionen las intervenciones de salud, ahora sujetas a condiciones
precisas para el accesoa los servicios. 2) Homologar interinstitucionalmente protocolos de atención y tarifas para aplicar esa paquetería
explícita. 3) Incrementar gradualmente la lista racionada de intervenciones ya como paquetes básicos
explícitos. 4) Crear una
procuraduríaque vigile y haga
exigibleslos paquetes mínimos
explícitos. Además, asegurada su
independenciarespecto a todas las instituciones, esa
procuraduríadispondría de la facultad de
obligara cada una de ellas a prestar los servicios o
pagar en el caso de que no los puedan prestar o hacer un direccionamiento del paciente a un proveedor alterno¿privado? 5) Finalmente, integrar una comisión nacional de salud universal con todas las instituciones –más la Secretaría de Hacienda– con el encargo de ejecutar el racionamiento a paquetes básicos mínimos, así como determinar costos y tarifas interinstitucionales (portabilidad). Y para enfrentar la ola de negligencias que, ya con Peña Nieto, inundan al sector –que debería ser su prioridad principal– sólo ofrece una
instancia para la vigilancia de la calidad en los establecimientos, ya contenida en las modificaciones a la Ley General de Salud (28/4/14), que recentralizan autoritariamente los recursos del Seguro Popular.
Intentando justificar esta degradación del
derechoa la salud, Mercedes Juan se escuda en el planteamiento
conceptualde la Organización Mundial de la Salud sobre la cobertura
universaly que, según ella, suscribe el acceso a servicios
necesariosdestacando
el número de intervenciones que están cubiertas. Y México, estima,
avanzacon el Seguro Popular
mediante la incorporación de cada vez más intervenciones. Esta incorporación racionada la extiende, también, a la disponibilidad de
recursos humanos especializados y de infraestructura.
Es decir: su reforma esquiva la más robusta demanda ciudadana: ¡mejorar servicios ya!, ajustando el catálogo de prestaciones al alza: a la altura de lo que efectivamente requieren los ciudadanos del siglo XXI. Por el contrario, su modificación constitucional aplana a la baja y raciona el acceso a la salud a servicios
necesarios, pero que, sin embargo, pretende promocionar, ahora, como derecho
exigibledegradado.
Su
universalidadsanitaria es un mito. Resulta demagógico presentar como
universalaquello que, de entrada, establece excepciones que niegan cobertura a todos. Lo que es consecuente con la sustitución que hizo Peña Nieto –en campaña– al evadir el debate sobre el estado real de la salud y la seguridad social después de 17 años de
reformasfallidas (con la del Seguro Popular a la cabeza) por la ingenua propuesta minimalista de un anémico aunque ruidoso sistema de seguridad social
universalfundado en tres derechos
exigibles, para justificar
socialmenteel incremento de impuestos (IVA) de su reforma hacendaria, destinado a suturar el hoyo financiero que anticipa su reforma energética.
Por tanto, todos los grandes pendientes del asunto pensionario y los desafíos de la salud están en pie, aunque sustancialmente agravados. La bomba estallará en el próximo sexenio.
La naturaleza acotada de los derechos
exigiblesde la seguridad social mínima de Peña sustituye con
protecciónsocial básica, la seguridad social integral vigente: Convenio signado por México con OIT (junio, 2013) para promover
pisosde protección. La
reformade Mercedes Juan amenaza con imponer un tercer derecho
exigible, tecnocráticamente racionado a paquetes básicos modificando el artículo cuarto constitucional estableciendo, ahora,
al más alto nivel posible de salud(según el Centro de Investigación y Docencia Económicas) y una extravagante
procuraduríapara
garantizarlo.
Mercedes Juan replegará la actual atención médica integral de IMSS, Issste, Sedena, Semar y Pemex, achicando la responsabilidad estatal a
intervenciones garantizadas de manera explícitacomo
nuevoderecho constitucional degradado Lo que no cubra Peña deberán, ahora, cubrirlo los ciudadanos comprando seguros
complementarios. El
nuevoPRI impondrá una
universalidadno universal.
Como observó el senador Fernando Mayans: la creación del sistema de salud universal generará un fuerte debate, ya que
el nuevo derecho como está concebido, como acceso efectivo a los servicios, hasta donde el Estado se compromete a garantizar, contradice el principio sobre el cual se pretende erigir( La Jornada, 26/4/14).
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
No hay comentarios:
Publicar un comentario