Iván Restrepo
Como la próxima temporada de lluvias la cuenca de México no estará exenta de sufrir inundaciones, los gobiernos federal, del estado de México y de la capital del país acordaron actuar coordinadamente para manejar la infraestructura hidráulica. Para ello funcionará un Centro de Mando del Sistema de Aguas del Área Metropolitana. Las instancias oficiales que, ahora sí, prometen hacer frente común ante los problemas que se avecinan, reconocen que las 42 obras hidráulicas de emergencia realizadas el último año son insuficientes para alejar el riesgo de inundaciones en la cuenca. Pero olvidan decir que las inundaciones en muy buena parte se deben a la actual política de manejo del agua, que no responde a las necesidades de casi 30 millones de habitantes. Tampoco evita que el agua de lluvia se envíe, contaminada, al mar en vez de utilizarse para recargar todo lo posible el manto freático (cada vez más sobrexplotado) y tratar y reutilizar al máximo el líquido.
Mientras, Eruviel Ávila, candidato de PRI, Panal y Verde a la gubernatura del estado de México, ofrece a sus partidarios disminuir al Distrito Federal la cantidad de agua que proviene de la vecina entidad. Cuando lo que urge es una política metropolitana para hacer más eficientes los servicios públicos, destacadamente el del agua y el transporte. Ahora sólo falta que en respuesta a tan demagógica actitud algún candidato a gobernar la capital del país busque votos prometiendo que los millones de habitantes de las entidades vecinas que laboran, estudian o visitan a diario la ciudad de México no gozarán más del subsidio que hoy reciben al utilizar el Metro y demás infraestructura de transporte colectivo; ni del sistema de salud pública que, pese a sus fallas, es mucho mejor que el de los estados de Hidalgo y México, por ejemplo. La propuesta del señor Ávila recibió el rechazo hasta del titular de la Comisión Nacional de Agua, José Luis Luege, quien llamó a “no politizar el tema del agua” durante la contienda electoral en la entidad vecina. Reconozcámosle en cambio al triple candidato otra promesa, original y urgente a más no poder: la creación de la Universidad de la Experiencia.
El agua también preocupa en Acapulco, donde se anunció el enésimo programa para sanear el río la Sabana, contaminado en grado extremo con las aguas negras y la basura de los centros urbanos, el comercio y la industria. El río, a su vez, contribuye al grave deterioro de la laguna Tres Palos, para la cual periódicamente se anuncian trabajos de recuperación ambiental. Mientras, un juzgado de distrito de Ciudad Obregón ordenó detener los trabajos para construir el acueducto El Novillo que servirá para dotar de agua a Hermosillo, la capital de Sonora. A esa obra se opone el Movimiento Ciudadano por el Agua, integrado por productores agrícolas y empresarios del Valle del Yaqui, enclavado al sur de la entidad. Consideran que les perjudica al reducirles notablemente la cantidad de líquido de que ahora disponen, y que cada vez es menos, para resolver parte del problema que aqueja a otra región.
En cambio, las autoridades de Hermosillo aseguran que el acueducto, de 132 kilómetros de extensión, es la “magna obra que resolverá para siempre el desabasto de líquido en esa ciudad de una manera sustentable y sin afectar a nadie”.
También hay oposición en Tabasco al sistema de desfogue de presas establecido por la Comisión Nacional de Agua, pues ocasiona la inundación de predios agropecuarios. El desfogue reduce el nivel del agua almacenada en los embalses situados sobre el río Grijalva en previsión de las intensas lluvias que habrá este año. Y si en la patria chica del poeta Pellicer abunda el agua (y también la sequía ciertos meses), en Chihuahua se quejan de la sobrexplotación de los 61 mantos acuíferos existentes en la entidad. La inmensa mayoría del líquido para los habitantes, la agricultura, el comercio, los servicios y la industria del estado proviene del subsuelo. Lo anterior comprueba que no están dando resultado los programas tantas veces anunciados por las instancias oficiales para detener la sobrexplotación y el mal manejo de los mantos freáticos en Chihuahua y el resto del país.
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