lunes, 14 de febrero de 2011

El "antihéroe"

Anne Marie Mergier


PARÍS.- Lo dice y lo repite: no es un héroe, no pretende serlo y tampoco le interesa lanzarse a la política. Y aunque no lo deseaba, se convirtió en emblema de la revolución egipcia.

Nada destinaba a Wael Said Abbas Ghonim, ingeniero en computación, a semejante papel. El ejecutivo de Google-Middle East nada tiene que ver con el Che Guevara.

Wael Ghonim nació en El Cairo el 23 de diciembre de 1980. Pasó su adolescencia en los Emiratos Árabes. Volvió a Egipto para estudiar computación en la Universidad de El Cairo y mercadotecnia y finanzas en la Norteamericana, con sede en esa ciudad.

Después de trabajar en algunas empresas árabes –como mubasher.info, principal portal financiero de Medio Oriente– en 2008 se convirtió en director de Producción y Mercadotecnia de Google para la zona de Medio Oriente y el Norte de África, con oficina en El Cairo.

En enero del año pasado Ghonim encabezó el Departamento de Mercadotecnia de esa empresa para la misma zona geográfica. Tuvo que mudarse a Dubai.

Su vida cambió radicalmente a finales de 2010 cuando se enteró de las primeras protestas en Egipto. Según contó el pasado lunes 7 en el talk show conducido por la periodista Mona el-Chazly –en el canal egipcio de televisión de paga Dream TV– Ghonim "mintió" a los directivos de Google. Les aseguró que tenía que viajar urgentemente a su país para resolver un problema personal.

En realidad quería sentir el pulso de su pueblo, contagiado por la efervescencia juvenil tunecina. Llegó, vio, se entusiasmó y se involucró. Y desde el anonimato creó una página en Facebook que llamó Todos somos Khaled Said.

Khaled Said era un joven internauta de 28 años que vivía en Alejandría, que fue detenido el 6 de junio de 2010 por dos uniformados a la salida de un cibercafé y que murió apaleado. Según su hermano, la detención y asesinato de Khaled ocurrieron justo después de que éste difundió por internet un video en el que se veía a policías repartirse el dinero y la droga que les habían decomisado a unos traficantes.

En pocas semanas Khaled Said se convirtió en mártir de la libertad de expresión. ONG egipcias e internacionales, como Amnistía Internacional, exigieron una investigación seria e independiente sobre su caso. Al mismo tiempo estallaron manifestaciones callejeras, violentamente reprimidas.

Todos somos Khaled Said tuvo un impacto inmediato en Egipto y jugó un papel importante en la primera movilización contra el régimen de Mubarak que se llevó a cabo el pasado 25 de enero. Luego se impuso como una de las referencias del movimiento: informó, coordinó y estimuló la sublevación.

Pero la policía egipcia investigó y supo quién estaba detrás de Todos somos Khaled Said.

El pasado 27 de enero Ghonim fue secuestrado después de participar en una manifestación. Durante 12 días su familia, sus amigos, sus empleadores y ONG egipcias e internacionales en vano pidieron información sobre su paradero a las autoridades políticas y policiacas.

Fue liberado el lunes 7. Google anunció la liberación primero en Twitter y luego la noticia dio la vuelta en la blogosfera y en el país. A las 10 de la noche del lunes millones de televidentes egipcios vieron su entrevista en Dream TV. El documento –disponible ahora en YouTube y en muchas páginas web– es conmovedor.

Ghonim se ve agotado, sincero, sencillo, profundamente preocupado por el destino de su país, trastornado por la muerte de sus conciudadanos a manos de las fuerzas del orden y de las milicias que apoyan a Mubarak.

El joven ejecutivo cuenta que durante 12 días vivió apartado del mundo, que no fue torturado pero que lo sometieron a inacabables interrogatorios.

Su voz se quiebra cuando recuerda que los agentes de los servicios secretos no dejaban de acusarlo de traición a la patria y que estaban convencidos de que era manipulado por fuerzas hostiles a Egipto.

"No soy traidor", repite varias veces Ghonim ante las cámaras. Lo hace con tanta convicción que la conductora, Mona el-Chazly, tiene que decirle que en el estudio de televisión nadie lo acusa ni duda de su inocencia.

Ghonim comenta luego que le costó mucho trabajo hacer entender a sus interrogadores lo que significa militar en internet a favor de un cambio democrático. Reconoce que sus "interlocutores" eran inteligentes y que se esforzaban por comprender.

Después explica la esencia del movimiento: "Lo único que quisimos cuando lanzamos la movilización era que la gente bajara a la calle para reclamar sus derechos y arrancarlos. Fue todo".

Insistió: "Queríamos luchar por nuestros derechos y por nuestro país. Egipto es nuestro país".

Finalmente enfatizó: "Esta revolución pertenece primero a la juventud internauta, luego a la juventud egipcia y finalmente a todo el pueblo. No hay un héroe. Nadie tiene que apoderarse del papel de héroe. Todos somos héroes".

Quizás lo que más conmovió a millones de egipcios fue ver llorar a Wael Ghonim cuando le mostraron las fotos de algunas de las víctimas de la represión.

El martes 8 Ghonim se presentó en la plaza Tahrir. Una multitud lo aclamó.

Habló poco: "No es el momento para iniciativas individuales ni para partidos o movimientos. Hoy lo que cuenta antes que todo es Egipto". Gritó varias veces: "¡Egipto por encima de todo!" y se fue.

En la página de FaceBook de Ghonim, en entrevistas callejeras y en los blogs se multiplican los llamados al joven ejecutivo. Todos le piden que sea el vocero del movimiento. Al cierre de esa edición (jueves 10), Ghonim había reiterado en su cuenta de Twitter que su único objetivo era la caída del régimen de Mubarak.

Y prometió que una vez que ello sucediera regresaría a su vida normal y que no se implicaría en política.

Proceso
14/02/2011

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