sábado, 5 de septiembre de 2009

PLAZA PÚBLICA

Suplencias y licencias fraudulentas
MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA

Hasta ahora, el caso más notorio ha sido el de Javier Orozco Gómez, que en la elección senatorial de hace tres años figuró como suplente de Irma Ortiz Fajardo. La posición de uno y otra en la fórmula era a simple vista incomprensible. Él tuvo que pedir licencia como diputado mientras que ella era una digna secretaria ejecutiva del Partido Verde sin experiencia legislativa. Él había consumado la hazaña de hacer aprobar por unanimidad de los legisladores presentes en San Lázaro la ley denominada Televisa, en diciembre de 2005, y fue el principal gestor para que se iniciara el trámite respectivo en el Senado. Y sin embargo, llegó a la curul de modo casi subrepticio, como suplente de la señora Ortiz Fajardo. Ella había sido designada candidata propietaria para disimular el tránsito de Orozco Gómez de una cámara a la otra y para cumplir la cuota de género a que obliga la ley a los partidos, que se burla postulando a mujeres a las que se fuerza a pedir licencia y dejar su lugar a un varón. En la primera sesión ordinaria de la legislatura LX en el Senado, el 5 de septiembre de 2006, ella solicitó marcharse y que se llamara a su suplente. Así se hizo.
Ducho en esas artes, el Partido Verde quiso tramitar ayer, al comienzo de la nueva legislatura, algunas de las licencias acordadas. En la primera sesión ordinaria pidió que se aprobaran seis peticiones de licencia, cuatro de ellas correspondientes a legisladoras llamadas a tener vida efímera como tales, y las dos restantes relativas a varones con el mismo sentido. Pero ocurrió que el PRI con dos casos, y el PRD y el PT con uno cada uno, engrosaron la lista que creció hasta hacerse llamativa, pues no es cosa de todos los días que diez legisladoras y legisladores, que apenas el sábado pasado rindieron protesta y parecían dispuestos a bregar los tres años para los que fueron elegidos, apenas se reúne el pleno por primera vez se apresuren a retirarse. Fueron tantos los casos, y el denominador común a casi todos es tan agraviante a las mujeres, que las solicitudes no fueron aprobadas y se las aplazó para mejor ocasión. Pero el fenómeno de sustitución de candidatas de paja por simples varones o por figuras notables es digno de examen más allá de la coyuntura. Además de la facilidad con que se infringe la ley, las licencias convenidas permiten descubrir la trivialidad irresponsable con que algunos partidos, el Verde señaladamente, confeccionan sus listas de candidatos.
Para ejemplificar eso último comencemos por el caso de un matrimonio que debe haber contraído nupcias bajo el régimen de sociedad conyugal hasta el grado de tener una curul en común. Se trata de Kathia Garza Romo y Guillermo Cueva Sada, que contrajeron matrimonio en septiembre de 2007 en San Pedro Garza García, municipio conurbado a Monterrey. Este año ambos fueron postulados por el partido Verde, ella como candidata propietaria a diputada plurinominal en la segunda circunscripción que incluye a Nuevo León. Su marido figuró como suplente. Pero ahora que la señora obtenga licencia -que la tendrá, sin duda-él será el propietario. De eso se trataba desde el principio. Igualmente hay una relación familiar en el caso de Mariana Ivette Ezeta Salcedo y Carlos Alberto de los mismos apellidos, pues son hermanos. Cuando asuma su cargo, él formará parte de la telebancada, pues fue su nexo profesional con la Cámara de la industria de radio y televisión y su cercanía a Javier Tejado Dondé son los factores que lo llevaron a la Cámara.
Una maniobra análoga, sin vínculo familiar de por medio, hará que Maximino Fernández Ávila vuelva a San Lázaro. Aunque él es veracruzano y ha sido diputado local en el Distrito Federal, ahora será diputado por la primera circunscripción, que no comprende a ninguna de esas entidades. Suplirá a la tijuanense Laura Elena Ledesma Romo, perteneciente al grupo rector del Verde en Baja California: su esposo es diputado local y su hermano encabeza el partido allí. Fernández Ávila, como su nombre lo indica, es nieto de Maximino Ávila Camacho, el hermano incómodo del presidente de esos apellidos. Otro que los tiene conocidos es Alejandro del Mazo Mazo, que será diputado al desplazar a Carolina García Cañón. Esta operación en particular revela que la unión del Verde con el PRI va más allá de una coalición electoral. Él es hijo de Alfredo del Mazo, que fue gobernador, secretario de Estado, presidenciable y candidato derrotado al Gobierno de la Ciudad de México, siempre por el partido que también hizo gobernador a su padre, el primer Alfredo del Mazo. El tercero es ahora el alcalde de Huixquilucan, postulado por el PRI-
Ese partido trampeó también como el verde (y como lo hicieron también el PRD y el PT). Guillermo Ruiz de Teresa será propietario cuando Yulma Rocha Aguilar reciba su licencia. Él fue secretario particular del candidato presidencial Francisco Labastida y encabezó Nuevo Impulso, una de las asociaciones civiles que bajo cuerda movieron el financiamiento ilegal a Labastida. Un rudo dirigente cenecista de Chiapas, Julián Nazar, regresará a San Lázaro previo desplazamiento de Ana María Rojas Ruiz. El interés de Juan Sabines quedará bien servido cuando Olga Luz Espinosa Morales, elegida en la planilla del PRD deje su lugar a Carlos Esquinca, que fue secretario de Gobierno con Sabines. Y el grupo fundador del PT en Durango tendrá representación a través de Alfonso Primitivo Ríos que dejará sin curul a Anel Patricia Nava Pérez.

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