onago o con nada, parece ser la fórmula irónica que plantea AMLO a los gobernadores y parece que las dos opciones les desfavorecen. Una vez más el Presidente tiene al toro por los cuernos.
Acostumbrados, ya por 20 años, a bravuconear, habituados a farolear, siempre exigentes, hoy topan con una realidad: el Presidente ha decidido ejercer su fortaleza fiscal ante gobernadores acostumbrados sólo a obtener. Como no están dispuestos a mejorar sus sistemas recaudatorios, se han quedado sin argumentos. El Presidente aceptó revisar la ley correspondiente, pero primero… ¡pónganse de acuerdo!
Habría que hacer un repaso a la luz pública: ¿Qué han aportado las casi 30 comisiones temáticas de la Conago? Hay comisiones de todo y para todo: de seguridad pública, puertos, minería, ciencia y tecnología, relaciones Asia-Pacífico, pesca, igualdad de género, educación, campo, salud y más… ¿y?
Como puede observarse, los gobers no hacen su tarea. Sus compromisos de trabajo, establecidos por ellos mismos, al ser etéreos, carentes de metas y controles no han producido nada. Van y vienen conferencias plenarias y el resultado es pedir, exigir, nunca comprometer.
Se acostumbraron con Fox, Calderón y Peña Nieto a hablar fuerte y aceptaban ser callados con dinero. Su planteamiento central fue ser contrapeso del poder central, sí, pero sólo como argumento vacío. Nunca han ofrecido su fortalecimiento interno, su demostración de superarse antes que pedir y así fantasean con poner un cuatro a AMLO.
Desde mediados de año, la revoltina se enredó con los comicios de 2021. Lógico, no hay ni sorpresa ni sospecha de perversidad. Cada quien juega sus cartas, pero la jugada de ciertos gobernadores, como los de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas pronto expusieron los palos y números de su baraja.
Promovieron separarse de la conferencia sin reflexionar que esa actitud a quien beneficia en este juego de sombras es al Presidente. ¿Querían una Conago más aguada? Ya lo lograron; ¿van a formar otra? A ver de a cómo nos toca, AMLO dixit.
El éxito al principio de la administración de Fox encendió triunfalismo y voracidad. Un mandatario débil, con las alforjas llenas de petróleo y sin idea de nada, era una invitación a presionarlo.
Con la tolerancia de Francisco Gil Díaz, su secretario de Hacienda, cedió sumas enormes con discutibles destinos y sin control. ¡Perfecto! para los gobernadores, nada más que resultó la manzana envenenada. Más recursos sin objeto claro ni control, fue igual a corrupción y dispendio y por ello varios de esos Barones están o estuvieron en la cárcel.
La idea de la Conago se inspiró en el modelo estadunidense de la US National Governors Asociation (NGA), con la descuidada o meditada actitud de no reconocer que esa nación es una auténtica federación, sobre todo en materia de distribución de recursos.
La NGA fue instituida en 1908. Los integrantes de la asociación son los gobernadores de los 50 estados, territorios y mancomunidades como Puerto Rico, Islas Marianas, Guam o Islas Vírgenes.
Los más ricos, California, Texas y Nueva York, aportan vía Congreso federal y Casa Blanca, a estados como Misisipi, Arkansas o Tenesi de relativa pobreza, pero eso no interesa a ciertos gobernadores mexicanos.
La NGA promueve innovaciones a las administraciones estatales en educación, salud y seguridad, ciencia y tecnología y sistemas fiscales. Asiste a gobernadores recién electos e integrantes de sus gabinetes. Aquí no tenemos rastro visible de algo así.
En nuestra realidad, las poco éticas posturas de los gobernantes disidentes se reducen a que los estados que más aportan al ingreso nacional, básicamente vía ISR, son los que más deben recibir, argumento terriblemente mercantilista, egoísta, con mentalidad ex-clusivamente contable. La Federación existe, entre otras razones, para compensar con la riqueza producida por todos a la pobreza de estados relativamente pobres. Es una columna moral sin discusión.
Los Barones revoltosos plantean revisar los términos del Sistema de Coordinación Fiscal. Es sabia su determinación, pero adolece del mismo mal. ¡Venga para acá! sin responsabilidades internas de ningún orden. Nada quieren decir sobre las inútiles comisiones temáticas relegadas y estériles. Revisar la Conago es urgente, pero, con qué equilibrios.
El oportunismo es el signo mágico de la rebelión: los comicios de 2021. Los escurrimientos de dinero a las campañas son predecibles por eso les urge el dinero. Todos ellos son de oposición al gobierno federal, pero no quieren romper su cochinito. Quieren poner un cuatro a AMLO y de pasada ganar la elección, pero con los bueyes de su compadre.
No deja de ser significativo que, ante tanto barullo de los mandatarios de entidades relativamente ricas, los de los estados más pobres, los posibles damnificados por la levantisca: Guerrero, Oaxaca, Chiapas o Puebla, guarden silencio. Son gobiernos pro y saben callar. Pero por encima de esto confiados, esperanzados en La Suave Patria.
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