// Del tintero //
Fidencio Treviño Maldonado
Mayo 27 de 2018
Somos los mexicanos entre otros rasgos; Muy tercos, Cabezones dicen los españoles y tirados al olvido comentan en países sudamericanos, total que, en este país, los campesinos son los desposeídos, los maltratados por el sistema, sólo usados en campañas electorales y una vez pasadas estas, los mugrositos y chorreados, patas rajadas, a los que el olvido les llega y hasta la otra elección, las mismas mentiras disfrazadas de promesas. En un municipio de Coahuila, situado en la llamada Región Lagunera, existe un pueblo llamado, Matamoros y que cuenta con aproximadamente 69 comunidades o ejidos, de estos algunos ya con sus parcelas y derechos de aguas vendidos o rentados a los latifundistas lecheros. Cada año, desde hace cincuenta aproximadamente, sobre todo en las comunidades del sur de este mentado municipio para los meses de mayo, junio, julio y antes hasta agosto se cosecha melones y sandías y también para estos meses, los compradores de muchas regiones del país llegan a adquirir el producto. El campesino lagunero es bueno en sus técnicas para el cultivo de estos dos productos y obtiene cosechas abundantes, hace producir la tierra. Para desgracia de él, los insumos desde la semilla híbrida, hasta el diésel es caro, pasando por los fertilizantes, insecticidas, hule, cintilla, trabajos y el pago de la energía eléctrica para la extracción del agua entre otros rubros y gastos. Al fin llega la cosecha, y los primeros días el precio de la sandía es de cinco pesos el kilo, el melón se cotiza hasta ocho o diez pesos kilo ¡Pero! ahí está el maldito “Pero” a las dos semanas el precio baja muy considerablemente, la sandía la cotizan a un peso con cincuenta centavos y el melón a menos de tres pesos.
Ante esto nadie , de la clase política , los que mandan en el municipio, ni la CNC, la celosa PROFECO, ni otra filial Municipal, Estatal o Federal o sea la clase gubernamental se aparece, nadie de la clase gobernante o los que cobran impuestos dice esta boca es mía para defender el precio de la fruta, todos se esconden, huyen como los cobardes que son y dejan al productor al garete, que se lo cargue la chingada, lo dicen enojados, que ellos carguen con los créditos. Nadie los asesora, tienen que buscar recursos y rascarse con sus propias uñas, hasta morder la tierra. Raras veces cuando hay una contingencia, granizos, inundaciones, plagas que barren con todo, es cuando algunas autoridades “Les hacen el favor ” de regalarles cualquier limosna, y entonces si con bombo y platillo hasta la CNC y Desarrollo Rural se acuerdan de que los campesinos existen y hasta saludan con sombrero cuando salen en la foto y hacen entrega de esas limosnas.
Tener al ejidatario jodido es la consigna de la Casta Divina, el Porfiriato de 1900, sería la Madre Teresa comparada de cómo se trata ahora a los ejidatarios, se les visita en época de promoción del voto, son presas fáciles y irse de acarreados en los mítines. Es la misma historia de hace décadas y , no sólo en los productos de la sandía, melón, tomates y chiles que estos hombre cultivan, sino que en el norte de este municipio, también las habas están tostadas, es decir los que cultivan forraje ( Sorgo y Maíz ), los ganaderos lecheros se los pagan a como les da su regalada gana y la cosa es igual, las plantas o sea los cultivos no pueden esperar y hay que vender a cómo te lo compren, el precio ellos lo ponen y no hay quien intervenga de la clase política, mucho menos quien regule el precio. Parte de esta hecatombe, es la constante y permanente migración hacia los estados Unidos de América del Norte, arriesgar su vida en el desierto, al cruzar el Rio Grande y hasta trabajar en las ingratas labores de gallo a grillo, engrandeciendo a otros países. Dejando pueblos fantasmas, huyendo hacia las ciudades a formar fajas de miseria y trabajar en lo que sea, en lo que salga dicen enojados, siempre añorando sus tierras. La historia de ayer, de hace años, es la misma que ahora se ve en los ejidos; Regalar la cosecha que lleva el sudor y lágrimas de quien la produce. ¡Ha! Y aún falta, ya que están los celosos e incorruptos policías y tránsitos de las ciudades que extorsionan a los pobres campesinos por vender su magra cosecha. Sugerencias y Comentarios; kinotre@hotmail.com
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